Cap 26

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La azafata solo miraba hacia el suelo, intentando no mirar los pechos casi expuestos de Luz y a la otra chica que yacía envuelta por las sábanas de la cama, cubriendo su desnudes.

–P-podrían no molestar a los demás pasajeros, ¿Por favor?– aún sin mirar en la dirección de Luz junto sus palmas, casi rogando.

Luz la miro atentamente, haciendo sudar a la azafata que, después de separar sus palmas, se encontró con su mirada, serena e inocente acompañada de una sonrisa ladina.

–Le pido perdón a los pasajeros y a usted...– Luz acercó un poco su rostro, dejando su mano derecha sobre su pecho aún sosteniendo su camiseta, mientras que su mano izquierda tomo la de la azafata, para así dejar un beso en el dorso de la misma –... Una hermosa y dedicada dama que cumple espléndidamente con su trabajo.

El rostro de la azafata se había teñido de rojo hasta las orejas, halagada y avergonzada por sus palabras. Inconscientemente tomo un mechón de su cabello rojizo para colocarlo detrás de su oreja, mostrando su perfil izquierdo que ella, y Luz, consideraba que le favorecía.

–M-me halaga querida pasajera, p-pero debería de parar, los demás pasajeros logran escucharlas.– apartando con desdén su mano del agarré de Luz se apartó, contemplando finalmente el cuerpo completo de Luz.

Luz notó la mirada indiscreta de la azafata, pero no dijo nada, dejo que la contemplarán; aunque faltaba algo, así que, bajando su mano derecha, dejo caer la camiseta que cubría sus pechos, dejándolos a la vista sin mucho para imaginar.

Willow quién permanecía expectante de la situación entendió lo que Luz intentaba hacer, tomando la decisión de ayudarla a lograr su cometido, aunque solo fuera su lascivia tomando el control.

Despojándose de las sábanas y bajando de la cama, camino hacia la puerta, exponiendo sin pena alguna su cuerpo desnudo, captando la atención de la azafata; extendió su mano invitandola a pasar, ganándose la mirada tímida de la mujer que, a pesar de ello, tomo su mano sin oponerse y entrar a la habitación.

Al entrar el olor a sexo se había vuelto más notorio, provocando una extraña calidez y excitación en su cuerpo, dando un pequeño salto provocado por la puerta que fue cerrada con poco cuidado por Luz. Willow se colocó a su derecha, tomando Luz la izquierda, dejando besos en sus mejillas, bajando lentamente hasta el cuello, que fue despojado del característico pañuelo de una azafata.

La azafata permanecía inmóvil, disfrutando en gran medida lo que estaba ocurriendo, a tal punto en el que sus piernas inesperadamente flaquearon, provocando que casi cayera de no ser por Luz y Willow.

Ambas rieron suavemente, sonrojando a la azafata de vergüenza. Su expresión cambio a una de sorpresa al sentir como Luz la cargaba tal princesa, para así dejarla sobre la cama, en la que fue atacada por Willow con diversos besos y chupetones que dejaron marca en su cuello. Luz comenzó a bajar su falda, dejando a la vista su ropa interior completamente mojada adornada con sexis ligeros que sostenían sus medias.

–Ujujuu...– Luz disfrutó lo que veía, sentía que era un crimen deshacerse de tales prendas, por lo que, tomando la parte inferior de la ropa interior, la hizo a un lado, dejando a la vista ese fruto rebosante de jugos –Supongo que podremos saltarnos el juego previo.– con una sonrisa boba en su rostro procedió a introducir su miembro completamente erecto en la azafata.

–¡Ah!– arqueó la espalda, producto de la fuerte sensación de sentir como su útero era tocado sin mucho esfuerzo –E-espera, e-es demasiado, m-me—mmmm

Sus palabras fueron silenciadas por los labios de Willow, recibiendo caricias en su vientre sobre la tela de la ropa, pero sintiendo el mismo hormigueo como si está no la tuviera. Subiendo sus manos, llegó a los pechos, haciendo círculos sobre sus pezones cubiertos por la tela.

Luz disfrutaba el acto de ambas, tanto que olvidó su parte del trabajo. Resignada, alejó un poco sus caderas, dejando parte de su miembro dentro de la azafata. Sus movimientos comenzaron lentos, pero provocando reacciones como si estuviera haciendo lo contrario. El cuerpo de la azafata no dejaba de retorcerse de placer, Willow no dejaba de besarla reprimiendo sus gemidos y las caricias en sus pechos ahora desnudos no parecían cesar, las embestidas de Luz iban y venían, sin piedad alguna, golpeando con todo lo que tenía el límite interior de la azafata.

Los minutos pasaban entre jadeos y orgasmos, cada uno por parte de la azafata y de Willow que, ahora después de dos horas, se encontraba arriba de la azafata, juntando sus pechos, besandose, frotando sus intimidades, mientras Luz intercalada entre la intimidad de ambas, compartiendo el placer que su contraria sentía, dejándose llevar por el sentimiento que inundaba su mente, teniendo solo el deseo de tener relaciones sin intenciones de parar. Pero habían llegado a su límite, por doceaba vez la azafata llegó al climax, soltando un gran gemido que dejó expuesta su lengua como un animal moribundo antes de caer sin fuerzas sobre el colchón de la cama, sin posibilidades de reaccionar en un buen rato. Sin embargo, Willow mantenía fuerzas, extasiada de tener a Luz para ella sola, quién no dejaba de embestirla, provocando sonidos obscenos por toda la "habitación" que culminaron en una fuerte bofetada, que dejó derrotada a la chica de lentes que fue llenada hasta el útero por el líquido espesó que salió a borbotones del miembro de Luz.

Luz apretó los dientes y los ojos en medio de su climax, sacando hasta la última gota de ella; satisfecha, salió de Willow, dejando derramar una gran cantidad del líquido blanco sobre las sábanas, sudorosas y pegajosas por toda esa acción. Luz se recostó entre ambas, sucumbiendo ante el gran cansancio de su cuerpo, que la obligó a cerrar los ojos en un profundo sueño.

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Los ojos de Luz se abrieron lentamente, adaptándose a su entorno en el que las caras de Willow y la azafata fue lo primero que vió. Ellas la notaron, pausando su plática para atenderla.
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