CAPÍTULO 30

1.2K 65 0
                                        

MARATÓN 3/4

MASON

"No basta levantar al débil, hay que sostenerlo después" - William Shakespeare

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llevábamos cuatro días en el hospital y Alissa estaba mucho mejor, por lo que casi todos los demás habían regresado a casa, a excepción de la familia Bogani que permanecería un poco más de tiempo en la ciudad, lo que ciertamente era una bendición, porque tenía un asunto que necesitaba urgentemente de un abogado competente como lo era Noah Bogani.

- ¿En qué tanto piensas? – preguntó Daphne sentándose en mis piernas e inevitablemente sonreí

Mi ángel iba a matarme; un día de estos terminaría acabando con mi cordura y francamente eso me hacía inmensamente feliz; no estaba seguro si era posible amar tanto a alguien, pero la verdad es que cada día mi amor por ella se hacía más grande.

- ¿No te quedarás con tu hermana? – pregunté y ella negó

- Madison llegó a cubrirme y por poco me echan de la habitación

- Parece una buena chica

- A mi no me engañas, Mason, sé que la investigaste – dijo con esa mirada acusadora que tanto me encantaba

- Después de lo que pasó, créeme que no volveré a tomar nada a la ligera

- Yo tampoco... - admitió Daphne bajando la cabeza y tomé su barbilla para que me mirara – Si hubiéramos hecho algo cuando nos dijo cómo estaban las cosas...

- Si Alissa te escucha culparte, se levantará y te golpeará con fuerza, ángel – respondí sacándole una sonrisa - ¿No eres tú la que siempre dice que el pasado se debe quedar en el pasado? – cuestioné bajando mi mano a su cuello para acercarla más a mí

- ¿Qué pasa? – preguntó observando mis ojos fijamente y suspiré dándome cuenta que efectivamente, era imposible ocultarle algo a Daphne

- La familia de Madison sufre de violencia – respondí y todo se quedó en silencio

- ¿Y qué estás esperando? ¡Vamos! ¡Debemos hacer algo! – exclamó haciéndome reír

En estos meses que pasaron, conocí tantas facetas de Daphne que sinceramente estaba vuelto loco por ella; me encantaba su mirada seria cuando trabajaba y adoraba sus ojos de cachorro cuando quería pedirme algo que sabía que me costaría aceptar; me fascinaba verla sonreír y me enloquecía verla enojada, lo que solía enfurecerla aun más, en especial porque siempre me reía cuando ella fruncía el ceño y me atacaba con las almohadas; la amaba con cada fibra de mi cuerpo y no podía evitar conmoverme cuando la veía ayudar a otros, porque si había algo que Daphne amaba hacer, era ayudar y eso lo tenía bastante claro.

- Es complicado...

- ¡¿Cuándo eso nos ha detenido?! – cuestionó interrumpiéndome

- Iba a decir, es complicado, pero ya estoy en ello – dije tocando su nariz haciéndola reír – Deja de interrumpirme, ángel, es de mala educación – fingí ofenderme y ella acortó el espacio entre nosotros acercando sus labios a los míos

- ¿Un beso sería educado? – cuestionó casi tocando mis labios y mi mejor respuesta fue besarla

- Más que perfecto – respondí contra sus labios y ella sonrío

Daphne era mi ancla a tierra y mi hermoso sol que salía sin importar la niebla; cada pequeño fragmento de ella era mi adoración y me gusta así, sonriendo con descaro y sabiéndose cautivadora; me gustaba mirarla, tan de nadie y tan mía; adoraba su lado salvaje, capaz de tomar cualquier riesgo; me gustaba cuando no le temía a la vida, pero aun así sabía que yo siempre estaría ahí para sostenerla; me encantaba verla libre y sentirla cercana, me gustaba verla volar con libertad y me devolvía la vida el saber que a pesar de poder tenerlo todo, ella siempre elegía volver a mi lado.

ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora