CAPÍTULO 11

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COLTON 

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COLTON 

"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños." - Oscar Wilde

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Cuando recibí la llamada de Alissa y escuché como arrastraba las palabras, la preocupación me invadió, pero en el instante en que dijo que tenía miedo, sentí que el mundo se congelaba; tuve que enfrentar grandes peligros en mi vida y sufrí heridas graves en muchas ocasiones, pero uno de los momentos más terroríficos que viví sin duda fueron esos quince minutos que tardé en llegar al club en el que conseguí rastrear el celular de Alissa.

Temía por ella y con cada segundo que pasaba el miedo se iba haciendo más fuerte; entré corriendo al club y la busqué en el baño, pero no la hallé, así que volví a salir a la calle con la intención de volver a llamarla y entonces a unos cuantos metros de distancia vi a un hombre sujetando a una chica mientras ella intentaba apartarse sin muchas fuerzas; tal vez en otra ocasión solo pensaría que se trata de una pareja que había bebido demasiado, pero justo ahora estaba paranoico, así que corrí hacia ellos y entonces la escuché.

-        ¡Déjame!

El sonido de su voz salió débil y quizá si no hubiera estado lo suficientemente cerca hubiera pasado desapercibido, pero en el instante en que la escuché, la ira me dominó por completo y tomé el brazo de ese hombre alejándolo de ella de golpe para después darle un puñetazo en el rostro tirándolo al suelo.

Volví a girarme y me encontré con Alissa en el suelo; se veía bastante mal, así que me incliné ante ella y la tomé en mis brazos con delicadeza acercándola a mi pecho y abrazándola con fuerza mientras me acercaba a su oído.

-        Ya estoy aquí, muñeca; te mantendré a salvo - susurré en su oído y la levanté en mis brazos para llevarla hasta mi auto

Había muchas personas a nuestro alrededor y muchos ojos curiosos, además había dejado a ese sujeto tirado en el suelo, pero francamente no podía importarme menos; la verdad es que, lo único que tenía mi atención en este momento era Alissa y hasta que ella no estuviera a salvo, no me enfocaría en nada más.

Conduje como loco hasta mi departamento observando a Alissa cada cierto tiempo para asegurarme de que continuara respirando y una vez que llegué, estacioné el auto con rapidez, volví a tomarla en mis brazos y me dirigí al ascensor que me llevaría directo a mi piso.

Dejé a Alissa sobre la cama y tomé mi celular para llamar a un médico de confianza al que le expliqué la situación y me aseguró que vendría de inmediato a revisarla, lo que me dejó un poco más tranquilo y siguiendo su consejo, la coloqué de lado abrigándola un poco para evitar que la temperatura de su cuerpo continuara disminuyendo e intenté hablarle para hacerla reaccionar.

Alissa balbuceaba palabras incomprensibles, pero sus ojos permanecían cerrados y por más que hablaba, no conseguía despertarla, lo que aumentó mi preocupación; cuando la escuché en la llamada sonaba como si hubiera bebido demasiado alcohol, pero ahora que la tenía a mi lado, estaba seguro que ese no era el caso y eso solo traía más preguntas para las que justo ahora no tenía respuesta.

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