Alissa adora bailar y lo ha hecho durante gran parte de su vida; cuando gana un lugar en el prestigioso programa de verano del American Ballet en Nueva York, se siente en el cielo, pero pronto se da cuenta que nada es perfecto y que el mundo del bal...
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COLTON
"Ella ama las tormentas eléctricas, porque eso demuestra que incluso el cielo pierde el control a veces" – Ron Israel
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Estás semanas fueron realmente difíciles, pero habíamos resistido y a pesar de que me dolía escucharla llorar o ver cómo las pesadillas dejaban círculos oscuros debajo de sus ojos, aun así, no permití que ella me viera decaído y preocupado; quería ser un pilar para ella y en eso estaba concentrando todos mis esfuerzos.
Tal vez nunca me alcanzarían las palabras para explicarle lo que sentía por ella, pero si tenía claros mis sentimientos y mis deseos; yo deseaba estar a su lado incluso cuando no pudiera consigo misma; quería sujetarla en mis brazos cuando su cuerpo fuera insoportable de llevar; quería estar ahí para escucharla cuando lo necesitara y quería estar ahí en silencio siendo un hombro en el cual pudiera apoyarse; estaba perdidamente enamorado de Alissa y adoraba cada milímetro de su ser; así que mi mayor deseo se resumía en una sola cosa; quería ser todo lo que ella necesitara y protegerla del mundo mientras veía como cumplía sus sueños.
- ¿Ya estás listo? – preguntó Scott entrando a la habitación y asentí tomando el gran ramo de flores sobre la mesa - ¿Y eso?
- Son lirios y claveles – respondí observando las flores en mi mano
- Me sorprende que sepas sus nombres
- Me subestimas – dije sin dejar de sonreír y él me observó aun más consternado
- Se oirá mal, pero tu felicidad comienza a asustarme
- No puedo evitarlo – dije y mi sonrisa se ensanchó - Alissa bailará hoy y no puedo esperar a verla
- Se le ve mucho mejor
- Es una mujer fuerte; cada día consigue sorprenderme – admití y Scott también sonrío
- Suenas como todo un hombre enamorado, nunca esperé verte así, pero me agrada
- La amo, en verdad la amo – solté de golpe, sonriendo
- Pues señor enamorado, vamos de una vez o no llegaremos al teatro – dijo mi amigo y vi el reloj en la pared dándome cuenta que efectivamente ya era tarde
Alissa había pasado las últimas semanas ensayando en la academia y no habíamos tenido mucho tiempo para vernos; además estuvo acudiendo a sus citas en fisioterapia y en la psicóloga, por lo que sus días estuvieron muy ocupados, pero cada que teníamos la oportunidad, estábamos juntos y pude notar una gran mejoría en ella.
Alissa se había esforzado tanto física como mentalmente y estaba mucho mejor; las pesadillas habían disminuido y poco a poco el miedo se estaba yendo de sus ojos; ella era fuerte y tan valiente que cada día me enamoraba más de ella; pero, así como Alissa estaba trabajando en sí misma, también decidí que lo correcto era empezar a cambiar las cosas en mi vida y es por eso que tomé la decisión de buscar ayuda para tratar mi problema.