PRÓLOGO

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Si era completamente honesta, el ballet era lo que más amaba en todo el mundo; cuando bailaba sentía que todo se esfumaba, solo estaba la música, los latidos de mi corazón y mi respiración; mi mente se detenía por un segundo y todo cobraba sentido.

Mi vida no era especialmente difícil, al contrario, se podría decir que era maravillosa; pero parte de mí siempre sentía que no encajaba y la verdad es que en ocasiones me parecía que todos opinaban exactamente lo mismo.

Las personas a mi alrededor no perdían la oportunidad de compararme, ya fuera con mis padres, con mi hermano mellizo o mi perfecta hermana mayor que ocupaba las portadas de las mejores revistas; siempre creí que las comparaciones no me afectarían, pero después de algunos años empezaba a sentir que nunca sería suficiente.

No importaba si era hermosa, los demás siempre encontraban un defecto que resaltar; no importaba cuanto me esforzara en mis estudios, siempre terminaba cometiendo algún error y lo peor era que cada logro que conseguía por mi cuenta todos lo terminaban atribuyendo al poder de mi familia, pero esta vez sería diferente, tenía que serlo.

Me mudaría a Nueva York para asistir al programa de verano de la compañía ABT o mejor conocida como el American Ballet y me esforzaría cada día por demostrar que me había ganado mi lugar; porque realmente estaba segura que esto era lo que deseaba hacer por el resto de mi vida y no iba a permitir que nada me detuviera. 

Comencé a bailar cuando tenía apenas cuatro años y de acuerdo a lo que mis padres me dijeron, lo amé desde el primer momento y desde ese instante parte de mi vida empezó a girar alrededor del baile, aunque en ocasiones el ballet parecía controlar toda mi vida y no ser solo parte de ella.

Mi horario siempre estaba ocupado; por la mañana tenía las clases en la escuela y justo después asistía a la academia de Ballet en dónde practicaba durante horas y casi siempre recibía lecciones extra hasta terminar completamente agotada, pero a pesar de todo eso, aun intentaba disfrutar de otros aspectos de mi vida, aunque eso no solía resultar muy bien, como en esta ocasión.

"Se acabó"

Acababa de recibir ese mensaje de mi novio o bueno, mi ex novio y no estaba segura de cómo reaccionar; parte de mí quería llorar y ceder ante la presión que sentía en mi pecho, pero la otra parte quería gritar y romper algo, sin embargo, estaba quieta, casi paralizada mientras contenía el aliento y lo único que hice fue tragarme lo que sentía para poder continuar.

-        ¡Otra vez! – ordenó la maestra colocando la música nuevamente

Dejé mi celular a un lado y me coloqué en posición para volver a bailar; no podía permitirme fallar ahora, así que me tragué mi dolor y me dejé arrastrar por la música una vez más hasta que todo lo que me preocupaba comenzó a desaparecer y solo entonces pude respirar.

Solo al bailar me sentía capaz de expresar mis sentimientos con total honestidad; solo al bailar podía mostrarme vulnerable y débil, así que iba a bailar hasta que ya no pudiera continuar; me exigiría al máximo y disfrutaría cada segundo, porque si podía bailar con dolor, entonces no había dolor y eso me hacía sentir más fuerte.

Cuando la lección terminó, me despedí de la maestra y me subí a la camioneta para volver a casa; pero durante el camino no pude evitar pensar en que nuevamente había fracasado y una vez más tenía el corazón roto.

Tal vez el amor no era para mí o tal vez solo estaba enamorada de la idea del amor y estaba tan desesperada por encontrarlo que siempre terminaba arruinándolo; quizá el problema... no eran ellos, quizá el único problema era yo.

Tal vez no estaba destinada a ser el poema que alguien escribiera o la historia de amor que siempre te hace sonreír; tal vez nadie pelearía a muerte por mí y nadie me amaría hasta su último aliento; quizá nunca bailaría bajo la lluvia con alguien que hiciera latir frenético a mi corazón; tal vez simplemente no estaba destinada a encontrar esa persona que me amara con toda la intensidad de los amores que siempre veía y leía en la ficción; quizá mi corazón siempre estaría solo... tal vez eso es lo que terminaría por pasar.

Me enamoré muchas veces y en todas amé con toda la fuerza que tenía, pero igualmente cada una de las veces todo se arruinó; amé con desesperación, con ternura y pasión, pero aun así me rompieron el corazón; cualquier otro se daría por vencido después de tanto fallar, pero lamentablemente ese no era mi caso, por una sola razón...

Yo sabía que el amor era real

Sabía que era más que un bonito cuento de hadas con final feliz; yo era consciente de que el amor era real, porque lo había visto; mis padres se amaban con locura y estaban dispuestos a poner el mundo de cabeza por el otro; mi hermana también había encontrado el amor; un amor por el que tanto ella como él estaban dispuestos a incendiar el mundo y si miraba un poco más lejos, también podía ver que otros miembros de mi familia habían encontrado ese tan ansiado final feliz y es por eso que no me daba por vencida; porque el amor era real y yo deseaba desesperadamente encontrarlo.

Quería un amor por el cual quemar el mundo; quería un amor de esos de los que se escriben canciones y se recitan poemas; quería un amor que detuviera el tiempo y pese a todas las veces que me destrozaron el corazón, yo deseaba seguir buscando...

A veces me preguntaba si tal vez mis expectativas eran demasiado altas, me preguntaba si tal vez yo veía problemas dónde no los había o tal vez yo era el verdadero problema en cada una de las relaciones que había empezado, pero en esos momentos cuando las dudas me atacaban, las palabras de mi madre regresaban a mi mente...

"Tú amas con intensidad, sin miedo a decir lo que sientes y demostrarlo, pero no todos son capaces de hacerlo; cada persona ama a su manera y ofrece lo que puede; no puedes esperar flores de quien no florece y puede ser doloroso, pero esa es la realidad"

Nuevamente tenía el corazón roto, pero eso no significaba que me tiraría en la cama a llorar, al contrario, prefería creer que estaba a un corazón roto más cerca de mi felices para siempre y quizá era un pensamiento demasiado infantil o absurdo, pero era preferible eso a sufrir por amor, así que me tragaría las lágrimas y me concentraría en el futuro que me esperaba, porque iría a Nueva York y aprovecharía mi momento para brillar.

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