Alissa adora bailar y lo ha hecho durante gran parte de su vida; cuando gana un lugar en el prestigioso programa de verano del American Ballet en Nueva York, se siente en el cielo, pero pronto se da cuenta que nada es perfecto y que el mundo del bal...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
COLTON
"Del sufrimiento emergieron las almas más fuertes, los caracteres sólidos tienen cicatrices" - Khalil Gibran
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Los últimos días fueron complicados; estaba enterrado en trabajo y francamente estaba cansado de todas las llamadas, los documentos y todo el trabajo de escritorio, pero esperaba poder acostumbrarme pronto, si no, mi vida se convertiría en un verdadero tormento.
Estaba cansado de las interminables reuniones, estaba harto de presentar documentos y escuchar sobre presupuestos, tácticas y política; para ser honesto, estaba volviéndome loco poco a poco y comenzaba a sentir que las paredes empezaban a asfixiarme; había pasado la mayor parte de mi vida en el exterior; aprendiendo sobre supervivencia y más adelante aplicando todo para lo que me preparé, así que estar encerrado era algo difícil de soportar; además si le sumaba a los nuevos cambios todo el peso que continuaba cargando en mis hombros, pues francamente tenía todo el derecho a perder la razón, aunque fuera por un momento, sin embargo, no podía hacerlo.
Durante el día me concentraba en mi trabajo y daba el doscientos por ciento; me esforzaba por alcanzar las expectativas y mantenía mi semblante frío, porque solo así me sentía capaz de lidiar con todo a mi alrededor, pero cuando estaba solo en el departamento, la culpa volvía y era inevitable sucumbir a ella.
Todos quieren ser lideres; desde niños nos enseñan que quien manda tiene todo el poder y esa es la meta; ser los jefes máximos, comandar a otros y que nadie sea capaz de llevarte la contraria; cuando era niño mis padres siempre me impulsaron a liderar a los demás y todos decían que tenía el don para dar ordenes y ser escuchado; pero así como ser líder trae recompensas, también puede ser una pesadilla, porque cuando algo sale mal, es inevitable no culparse, después de todo, los demás estaban bajo tus órdenes.
El trabajo de campo me apasionaba; me gustaba ser un SEAL, me gustaba alcanzar mis objetivos y tener éxito donde otros fallaban, pero la última misión había sido una de las más duras y no solo perdí a parte de mi equipo, si no que perdí una gran parte de mi mismo y no tenía idea de si esas heridas al final conseguirían sanar.
Nunca podría olvidar la última misión; no podría borrar de mi mente esos recuerdos y aunque por algún milagro consiguiera dejar de pensar en todo lo que había sucedido, las cicatrices que quedaban en mi espalda siempre serían un recordatorio de lo que ocurrió y eso jamás podría borrarlo.
Desde que llegué de Afganistán, mi vida estaba de cabeza y todo era un verdadero caos; no soportaba los lugares atestados de personas y cada vez que escuchaba la bocina de un auto mi cuerpo se tensaba; durante la noche mi nivel de alerta se disparaba y cualquier gran estruendo me alteraba, pero eso no era lo peor de todo, porque al menos todo lo físico podía manejarlo, lo que no conseguía sobrellevar era la culpa; no dejaba de preguntarme si tal vez si mis decisiones hubieran sido otras, mis compañeros seguirían aquí; no dejaba de repasar la misión una y otra vez en mi mente; no dejaba de pensar en la táctica que usamos, en las armas, en la estrategia de ataque y en todo lo que pude haber hecho diferente; no podía dejar de pensar, porque esas muertes me acompañaban y en parte sentía que eran mi culpa.