Pain.

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El chico corrió hacia el baño riendo y cerró la puerta de un golpe seco, provocando que mis carcajadas aumentaran. Recogí los cojines que, durante hora y media, habían estado volando por la habitación ya que la persona del baño había tenido esa idea tan brillante. Los dejé encima la cama y cuando me quedé observando uno de ellos, unos brazos musculosos rodearon mi cintura. Utilizando la fuerza, me giró a la vez que él dejó caer su espalda contra el colchón. Reí  sin poder evitarlo y golpeé los brazos del chico con mi mano, provocando que soltara un quejido, pero juraría que si viera su rostro, estaba sonriendo con el resultado de la batalla interior por toda su piel.

Queriendo ver esa escena, me giré quedando sentada encima de sus piernas y cuando vi su rostro, lleno de pintalabios con forma de mis labios por diferentes zonas de su cara y cuello, me empecé a reír todavía más fuerte. Pero él frunció sus cejas.

- No es gracioso, esto no se quita ni con jabón.

Tomé aire mientras reía para hablar.

- Sí que se quita, pero es que eres tonto.

Eso lo hizo reír, y podía jurar que su risa era lo más bonito que había oído nunca. Me quedé observando su cara mientras sonreía mostrando sus dientes y él imitaba mi acción. Sonreí y bajé mi cabeza, quedando a centímetros de su rostro, rozando nuestras narices. Una de sus manos se posó a un lado de mi cabeza y él se puso serio de repente. 

- Te quiero.

Esas palabras las susurró, como si tuviera miedo pero también estuviera orgulloso de decirlo. Hice una mueca como una especie de sonrisa cerrada y escondí mis labios en una fina linea.

-Yo también Ashton.

Acarició mi mejilla al escuchar mi respuesta y cerró los ojos, como satisfecho de mis palabras. Besó mi nariz y luego rozó la suya contra la mía, uniendo nuestras respiraciones, esperando a que nuestros labios se unieran. Y no mucho después, Ashton me besó con lentitud, otra vez, con fragilidad y con miedo, pero siempre con cariño. Cerré los ojos, aunque sin saber porqué, me dio por luego de unos segundos, abrirlos. Quedé paralizada al ver dos ojos oscuros como el carbón mirándome fijamente y sus pupilas oscuras transmitían dolor.

- ¿Ángel?- sentí como alguien movía con rapidez y desesperación mi hombro. Abrí lentamente mis ojos aunque alcé mi cuerpo con rapidez, con la respiración agitada, muy confundida y desorientada. Dejando mi espalda apoyada por solo uno de mis brazos, con el otro acaricié mi rostro con mi mano suspirando. Había sido otro sueño con Ashton-. Oye, ángel, ¿estás bien?

Luke apareció sentado justo a mi lado, apoyado por uno de sus brazos y con el otro, acarició mi pierna, con suavidad. Su mirada preocupada hizo que lo mirara, sintiéndome mal por haber soñado con el rizado mientras estaba, por lo que deducía por el rubio allí a mi lado, durmiendo con él. Hice una mueca, intentando hablar o expresarme, pero palabras no salían de mis cuerdas vocales. Suspiré y lo único que se me pasó por la cabeza, fue abrazar a Luke por el cuello, esconder mi rostro allí y ejercer fuerza hacia delante, provocando que el rubio quedara tumbado en la cama conmigo encima.

Supe que no entendió mi acción y por eso me hizo mirarle, alzando mi cabeza y retirándome un poco hacia atrás, para que pudiera verle sin ningún problema. Coloqué mis manos debajo mi barbilla, para no hacerle daño. 

- ¿Una pesadilla?- preguntó, inocente el rubio y apartó algunos mechones de cabello de mi rostro mirándome fijamente.

- No te hagas el loco Luke, sé que has podido visualizar mi sueño.- susurré, en un hilo de voz.

Asylum #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora