El sexo lo creo el hombre,
o el hombre se hizo Dios.
Beso suavemente la piel enrojecida de la palma de su mano, Anubis descansaba contra su pecho. Sus respiraciones rítmicas hablaban de un estado de sueño profundo y reparador.
Lo observa dormir sin interrupción, y delinea cada línea cincelada que es su rostro, las suaves pecas esparcidas por su piel. Los expresivos ojos jade que lo guían como un ritual a la fortuna en sus horas de vigilia, la impronta juvenil de sus cabellos labrados bajo el cálido resplandor de las verdes orillas del Nilo.
Retumba en sus dedos un deseo de tocar, de explorar todo lo que parece conocer de memoria.
Tiemblan por adorar con sus manos, con sus labios, su lengua y su cuerpo todo lo que es Anubis.
Respira intentando controlar todo lo que su cuerpo parece querer expresar cuando sus palabras no alcanzan.
Quisiera poder estar en el mismo plano de descanso que la criatura producto de sus desvelos, pero no ha podido conciliar ni un instante de sueño.
Anubis es todo lo que puede pensar.
Todo basto pensamiento esta consagrado al dios de los muertos.
Desde la sepultura que terminó sin incidentes, después de comer y beber en honor al ciclo de la vida Hasta la virtud de su personaje humanizado.
En este sendero sin forma que es convivir con el dios de las necrópolis, ha estado intentando camino a su actuar.
Hoy finalmente después de unas cuantas diligencias más pudo dirigirse a descansar, gozando de dejar que el chiquillo pasará de su estado deificado al pueril acto mortal de reír y gozar del clamor humano. Lo escucho reír con la curandera y chismear con las esclavas de la cocina. No irrumpió sus momentos solo lo dejo ser y estar en el lugar y la presencia que deseara.
Después de tantos días de tenerlo enterrado en lágrimas, y socavado a su habitación le hubiera dejado zarpar al otro lado del Nilo si eso lo hubiera hecho feliz.
Fortuita gracia que no fue necesario.
Sigue pensando que la muerte del halcón fue tomada como profetización y ahora solo desearía tener un mayor entendimiento sobre su significado, pero para eso tocaría esperar, Deku ha invertido tiempo y búsqueda en un ritual para hablar con los dioses.
Y si ese acto lo pone nervioso. Quiere poder acompañarlo, pero el mocoso le prohibió tajantemente ir con él. Así que le toca morderse la lengua y dejar que algunos idiotas lo acompañen en ese acto trascendental.
Y si quiere cortarle la cabeza a cada hombre bajo su poder que ha considerado mandar en protección de Anubis, es únicamente su psique la que puede juzgarlo.
No puede negar que con cada paso de la danza entre el sol y la luna, más capturado se siente. Es difícil abstenerse de desear más de Anubis.
No sabe en qué momento ha optado por dejar al mocoso acampar en su alma, pero parece decidido a quedarse allí.
Suspiró mortificado al sentir el pequeño cuerpo aprisionando su costado para robar su calor.
El terso muslo desnudo roza su piel, y el cálido aliento muere en su clavícula. Las dulces orejas de su obsesión se abanican sobre su rostro mientras el corazón humano de Anubis repica a su lado.
Por su parte una división de su propia anatomía humana se interesa por el delicado cuerpo derretido contra el suyo. Gime bajo intentado pensar en el tratado de comercio entre el bajo y alto Nilo, la movilización de estrategias militares para asediar ciudades enteras, los entresijos políticos para conservar el poder faraónico. Todo con tal de bajar la erección que se iza entre sus piernas.
Morirá, ahora si morirá de insatisfacción pueril.
Que lo condenen los dioses quiere tanto girarse, retirar las pieles que diluyen la gloria visual de la desnudes de Anubis, despertarlo con besos y caricias en su pecho, pequeños mordiscos que lucirá bajo el oro con el que lo adornará de pies a cabeza marcándolo doblemente como suyo.
Susurrarle al oído cuando quiere tenerlo, como desea cogerlo y mancillarlo, como dejará su rastro secarse sobre su piel prístina y le mostrará a cada par de ojos sobre el largo valle que todo rastro de humana divinidad ya le pertenece a él.
Su pene pulsa al ritmo de sus pensamientos, Anubis jadeando, sonrosado y enterrado en su calor. Como el dios brillará bajo sus atenciones, la piel perlada, la rosa celestial, en camino terrenal a pecar con la divinidad misma.
Jadea pesadamente, sostiene en su mano la mayor parte de la evidencia de su encrucijada mental. Se desprende delicadamente del cuerpo por el cual está perdiendo la cabeza y se dirige asearse.
Resopla mientras ve desaparecer el desastre en el agua del Nilo. Casi puede reírse está seguro al menos de que su corrido no fecundará a dioses como bien le paso al dios Atum.
Quien en su mítica creación hizo nacer de su esperma a 2 dioses prósperos que darían forma al mundo.
Ya limpio se permite contemplar la figura que yace entre las pieles, Anpu e Inpu custodian su amo, dándole una tranquila mirada ante su acto.
Y bueno, si ya está levantado, sin que el sueño lo alcancé pronto.
Mejor se va a litigar sobre la siguiente elección de visir. Después de todo, si Anubis lo va a mantener despierto bien puede aprovechar la vigilia adelantando su trabajo.
Quizás así, al amparo de su padre celestial Ra pueda pasar más tiempo en compañía de su Deku si logra adelantar lo suficiente.
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Prometí justificar la etiqueta maduro, pero no sex, pero a cambio de mi nulo snut-snut para el momento. Traigo un Kacchan que francamente ya ni su madre le cree que no siente nada por ese Dios peliverde.
Y además, por el capítulo corto les traigo doble actu, con trama en el siguiente (?)
Y perdón, se que mis hiatus son la maldita cosa más horrible :(
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La grandeza del faraón
Fiksi PenggemarEgipto vera la grandeza de su soberano a quien adoraran y temerán por su estrecha relación con los dioses. Todos los personajes son de Kōhei Horikoshi, a mi solo me gusta volverlos homo (? Art: AprilVITh