CAPÍTULO VI

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Sin darse cuenta ya era lunes por la mañana y, aunque no había dormido mucho, no estaba cansada. Sabía que tenía cosas importantes que hacer, pero necesitaba información. Mientras se preparaba reparó en que no había tenido noticias de Jordan desde el sábado por la tarde, seguro que estaba bien, además si averiguaba algo le escribiría un mensaje. Salió de la habitación y se encaminó al edificio de la Universidad, sin tener ni idea de cómo iba a empezar una conversación con Kyllian después de lo ocurrido la noche del concierto. Le diría que fue al hospital, que se desmayó o que no recordaba nada de lo que había pasado; tal vez si él pensaba que no sabía nada bajaría la guardia y podría enterarse de algo. Mientras recorría los pasillos para llegar a su clase, alguien agarró a Maddie del brazo y la paró en seco. 

 - ¡Mor! Que susto me has dado – le dijo con una mano en el pecho. 

 - Perdona. Te iba a llamar el fin de semana pero pensé que querrías descansar, ¿qué tal tu cabeza? –preguntó. 

- Bien, son sólo unos puntos, apenas me duele. – respondió mientras ponía de nuevo rumbo a la clase. 

- Podemos comer juntas luego, y así me cuentas que has hecho el fin de semana; me gustaría que hablásemos de algunas cosas. 

- Claro Mor, te veo luego. – dijo Maddie sorprendida por el rápido abrazo de la chica antes de irse además de intrigada. Apenas se conocían y no tenían muchas cosas de las que hablar pero era la primera amigaque hacía, así que le parecía bien pasar tiempo con ella.

Atravesó los pasillos con rapidez, llegó al aula y se sentó, esperando ver a Kyllian entrar por la puerta. Pasaron varios minutos desde que había ocupado su asiento, igual que sus compañeros y la profesora. No había ni rastro de él. Mientras abría el libro y comenzaba con los ejercicios, sacó el teléfono con la intención de escribirle pero antes de que pudiera hacerlo alguien ocupó el asiento de al lado. 

- ¡Eh! ¿Cómo estás? Me han dicho que te diste un buen golpe el viernes. Perdona Maddie, pero todo se complicó con lo de la pelea y la gente se asustó bastante. Te prometo que no todos los conciertos acaban así. – dijo Kyllian mientras sonreía. 

- Estoy bien, sólo unos puntos. La verdad es que no recuerdo casi nada ¿fue una pelea? – preguntó como si apenas le interesara. 

- Sí, ya sabes, la gente bebe más de la cuenta y la sangre es muy escandalosa. Era una sala pequeña y la gente se asustó. Debería haberte llamado pero he tenido mucho lío el fin de semana. 

- Es una pena porque me gustó mucho el concierto, estaría bien ir a uno sin acabar en el hospital. ¿Tocaréis otro día? Me gustaría mucho poder ir. – preguntó Maddie con la más convincente de sus sonrisas. 

- Claro, te avisaré en cuanto lo sepa. – contestó con una sonrisa burlona en la boca. 

- Mierda. – dijo mientras miraba su teléfono. - Perdona Maddie, tengo que irme. Ha saltado la alarma del estudio y tengo que ver qué ocurre. Nos vemos luego. – dijo y en un segundo había desaparecido del aula. 

Sacó de nuevo el teléfono y decidió enviarle a Jordan un mensaje.

Maddie: Kyllian ha ido a su estudio, dice que ha saltado la alarma. Supongo que habrás sido tú.Intenta hacerme creer que lo del viernes fue una pelea entre borrachos. ¿Sabes algo más? 

Jordan: ¿Allanamiento? Que poco me conoces Maddison. Sólo lo dices porque soy un demonio. ¿Cómo estás? 

Maddie: Perfectamente. ¿Ya te han encadenado? 

Jordan: Todavía no, aunque podemos solucionarlo cuando quieras. 

Maddie: Vete al infierno. 

Decidió concentrarse el resto de la clase, así que guardó el teléfono y se dedicó a tomar apuntes y terminar unos ejercicios que había en la pizarra. Las clases transcurrieron bastante rápido hasta la hora de comer. Sus planes de futuro consistían en conseguir la especialidad de investigadora para poder trabajar asesorando a hospitales y laboratorios. La biología le había parecido siempre algo fascinante y una de las cosas que más le gustaba era el silencio que requería. Se dirigía a la cafetería para reunirse con Mor. Cogió su comida y se sentó en una mesa algo apartada al fondo de la cafetería. En la otra punta de la sala, el grupo de Kyllian estaba comiendo mientras él andaba de un lado a otro de la mesa hablando por teléfono. Por la cara que tenía y los gestos que hacía con la mano no parecía estar muy contento y pensó que quizás alguno de sus planes se había torcido. 

Una tumba de tierra y sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora