JORDAN

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Nunca había escuchado un sonido tan aterrador, ni el propio infierno sonaba así. 

- ¡Maddison! ¡Maddison! - grité. 

Cuando conseguí ponerme en píe, segundos que para mí fueron una puta eternidad, Maddie ya no estaba. Se la había llevado y lo único que quedaba era el remolino de aire que la rodeaba mientras gritaba y que ahora se iba deshaciendo lentamente. 

Antes de desaparecer, Kyllian me dedicó una media sonrisa burlona, iba a matarle por ello. Iba a destrozarle por llevársela. 

Todo se quedó en silencio y fue aquella quietud la que hizo que todos los que estábamos en ese bosque entrásemos en pánico. Las brujas habían cesado inmediatamente sus ataques y corrí tanto como pude hacia ella con la lluvia en mi contra; con el agua entrando por mis ojos y nublándome la vista. Pero era tarde. Se había ido y no tenía ni puta idea de cómo encontrarla. 

- Joder. ¡MADDISON!- grité de nuevo. 

Caí de rodillas al lado de la chaqueta que había tirado y la recogí junto con el resto de los objetos. 

- La he perdido. – le dije a Luc que se acercaba a mí sigilosamente envuelto en garras, tierra y sangre. 

- La encontraremos. – me respondió, aunque sabía de sobra que solo estaba intentando que no perdiera la cordura. 

- La he traicionado, Luc. Aunque la encuentre no me perdonará. – le expliqué como pude. 

- Los dos la hemos traicionado. Lo arreglaremos, aunque me cueste el infierno. – me dijo, y yo sabía que era verdad. 

- Hay que ir a buscarla. – dijo Marlene. 

- Reorganiza el aquelarre, hablaremos pronto. Si tenemos noticias os avisaré y espero lo mismo por vuestra parte, bruja. – respondió Luc. 

Apreté sus cosas contra mi pecho y desaparecí arrastrándome en el portal que Morrigan había abierto para nosotros mientras los soldados que quedaban nos seguían. Aquello no había terminado, era sólo el comienzo que lo que estaba por venir. 

Iba a quemar reinos enteros si era necesario para encontrarla.  

Una tumba de tierra y sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora