Capítulo 20

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Una pequeña de cuatro años lloraba desesperadamente, a causa de los gritos de molestia que provenían del borracho hombre. Observaba con curiosidad el papel que tenía entre sus manos, sin entender nada de lo que decía la carta de despedida.

Era la primera noche que pasaba lejos de la mujer que le había dado la vida, y ya la extrañaba. Las últimas palabras de su madre habían sido una muestra total de su amor por ella.

"Eres todo lo que tengo, Jisoo. Volveré a buscarte. Perdóname por ser cobarde. Te amo muchísimo."

El trasfondo de esas palabras no era el más digerible para una niña, que simplemente, se quedó con los sentimientos que le profesaba su madre. Ella también la amaba de la misma manera, pero ver a su padre, llorarle a un pedazo de papel, era extraño.

—¿Pá?

Llamó la atención del hombre sumido en el alcohol, que limpió sus lágrimas rápidamente, intentando ocultar el hecho de que había estado llorando, pero la niña llevaba más de veinte minutos observándolo.

Pequeña Jisoo, deberías estar dormida. Ve a la cama. Mañana tienes que ir con tus compañeritos.

¿Má?

El hombre fue en busca de la pequeña de mejillas llenas, y la sentó en su regazo, para olisquear su azabache y lacio cabello. Suspiró con pesadez, mientras recordaba a la mujer que tanto amaba, pero que había destruido por completo.

Mamá tuvo que irse, pequeña. Yo te voy a cuidar desde ahora.

¿Má?

Mira, los adultos... Los adultos cometemos errores, pero sé que tú, no serás la misma basura que yo. Espero que puedas perdonarme todo el daño que te estoy haciendo, Jennie.

¿Me quieres?

El hombre, con los ojos plagados de lágrimas, asintió de manera triste. Amaba a su hija con todas las células de su cuerpo, pero eso no le quitaba la maldad de su ser. Seguía siendo un monstruo.

Yo.... Yo te amo. Con todo mi corazón, y mamá también te ama. Nunca lo olvides, Jisoo. Mamá siempre te va a amar. Siempre, siempre, siempre. Si ella decidió irse, es por su bien.

Papá, corazón...

La niña, le mostró un corazón al hombre, que se derrumbó en lágrimas, mientras sostenía el pequeño cuerpo de su hija contra su pecho. Jisoo nunca había disfrutado de ver a las personas llorar, así que al igual que solía hacer su madre con ella, lo abrazó con sus pequeños brazos, intentando consolar su dolor.

Perdóname, pequeña. Perdón por todo el daño que te estoy haciendo. No sabes cuanto desearía estar muerto.

[💮💮💮💮]

La noche en el pequeño departamento, fue todo un drama, sobre todo para Nayeon, que estuvo en todo momento, intentando consolar a su mejor amiga.

Le dolía ver a una persona tan sonriente, alegre y llena de vitalidad en ese estado. Estaba triste, apagada, y destrozada. Muy destrozada. Podía verlo en su rostro. Jisoo sufría a medida que pasaban las horas.

Cuando logró devolverla a la calma, eran las diez de la mañana. La luz del gris del día ingresaba con fuerza al departamento. El otoño, impactaba de tal manera la ciudad, que Jisoo se veía reflejada en aquel clima.

El cielo se veía gris, triste, opaco, al igual que ella. Ella también se sentía triste, y deseaba desaparecer por muchos días. Deseaba desaparecer para siempre, y dejar atrás la vida que le había tocado.
La mujer que la vida le había asignado como madre, se había retirado hace varias horas, pero la omega, las sentía como si fuera hace muy poco. Aún podía sentir su aroma en el aire, al igual que el pánico que la acompañaba. Podía sentir su presencia en el lugar.

INFILTRADA - JENSOO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora