Capítulo 21

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Jisoo despertó en medio de la cama. Estaba completamente desnuda, y los recuerdos de aquella mañana, atacaron su cuerpo con fuerza.

Por la ventana, ingresaban los últimos rayos de claridad. Deseaba saber qué hora daba el reloj, pero tenía un brazo pegado a ella, al igual que una erección en su espalda baja.

La omega había extrañado a su alfa. Estar entre sus brazos, se había transformado en su lugar favorito, sin ninguna duda.

Giró su cuerpo con cuidado, y se encontró con el rostro más sereno, tranquilo y atractivo. Jennie tenía el ceño fruncido, pero una sonrisa ladina, iluminaba su rostro por completo.

Recordaba todos los detalles que habían pasado. Su expresión de placer, o su manera de mirarla, de recorrer su cuerpo con devoción. Le había brindado su mejor, y único orgasmo.

—Amor...

Sintió que el brazo en su cintura la pegaba mucho más a ella, y sonreía a pesar de tener los ojos cerrados. Comenzó a besar el rostro de Jisoo sin piedad, sacándole una carcajada limpia a la omega.

—Tienes una cena importante.

—No, quiero... Quiero quedarme contigo. Te fuiste.

Abrió los ojos de manera pesada, para mostrarle su molestia a Jisoo. Aún sentía aquel amargo padecer en su pecho. No le gustaba separarse de su omega, y temió por lo que podía pasar con ella.

—Tenía que irme, pero te prometo, que no volverá a pasar. Nunca más. Yo no puedo estar lejos de ti. Te extrañé muchísimo.

—¿Mucho, mucho, mucho?

—Mucho. Muchísimo. No sabes cuánta falta me hiciste. No pude dormir.

—Yo tampoco. Te esperé, cinco minutos.

Jisoo sonrió embobada, para posar sus labios, sobre los de Jennie. Sintió las manos suaves y gentiles, acariciar su espaldas, para luego, bajarlas sin ningún tipo de pudor, y apretar su zona baja.

—Mío.

Las mejillas de la omega se encendieron, y negó con la cabeza para sus adentros. Observó los ojos brillantes de su alfa, y suspiró pesadamente.

—Me gusta ser tuya. Me gusta mucho.

La sonrisa que se formó en el rostro de Jennie, iluminó por completo la habitación. No podía pedir nada más, para que su corazón se acelere. Besó la punta de la nariz de su alfa, y mordisqueo su mejilla.

—Mía, mía, mía.

—Sí.

—¿Te... T-te sientes bien?

Jisoo asintió con la cabeza, creyendo que le cuestionaba sobre lo que habían realizado horas atrás, pero la alfa, notó la hinchazón en los ojos de la menor. No debía ser una genia para deducir que había llorado.

—¿Por qué llorabas?

No iba a ocultarle la verdad a Jennie. Necesitaba sacarse el peso de encima, con el cual no podría lidiar por si sola. Se abrazó a su alfa, y tragó saliva pesadamente.

—Mi madre volvió. No sé como pero volvió.

—¿Volvió a buscarte?

—Sí. Llegó a mi casa, y pues, mi amiga la recibió. Lisa recibió una llamada de su parte, y tuve que ir.

—¿Hablaste... Con ella?

—No puedo hablar con ella. Me ha hecho mucho daño —contestó a la pregunta de Jennie, acariciando su rostro con la yema de sus dedos— Tenía cuatro años cuando me dejó sola. He cargado con eso toda mi vida.

INFILTRADA - JENSOO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora