Capítulo 25

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El silencio llevaba reinando en la habitación hace más de cinco minutos. Ninguna de las personas que se miraban fijamente, se atrevía a soltar una palabra.

Jisoo esperaba que Jennie le repitiera la pregunta, entendiendo lo que deseaba a fondo saber sobre ella, y Jennie, esperaba que Jisoo le dijera por alguna vez, la verdad.

Estaba conteniendo sus ganas de llorar frente a la omega, aunque pasó gran parte de la noche soltando lágrimas a causa de lo que se había enterado.

Su conversación con Lee había llegado a buen puerto. La destitución de Myōi Mina se haría oficial ese día, pero terminó cayendo en la existencia del matrimonio Choi. Nadie sabía sobre el encubrimiento que había hecho la academia de detectives a su mejor agente, más que la afectada. La afectada que tenía una hija. La misma mujer que estaba frente a ella. La misma mujer de diecinueve años que había entrado hace unos meses a la academia para seguir los pasos de su padre abusador. Convertirse en detective.

Jennie no debía ser una genia para comprender que Jisoo conocía sobre esas personas, porque vivía allí. Jisoo era esa joven detective, hija del matrimonio Choi, compañera de trabajo de Myōi Mina. Su misión estaba más que clara en ese lugar.

Todo lo que creía de su amor perfecto, comenzaba a caer estrepitosamente. Jisoo era una mentirosa después de todo. Una mentirosa que Lisa había infiltrado en su casa, con el propósito de investigarlos.

Su amiga, y la mujer de su vida, eran un par de mentirosas. Pertenecían a la institución que le había destrozado la pierna a su hermana, y a la institución que encubrió a un abusador.

¿Qué clase de persona era Choi Jisoo?

—¿Quién eres?

Repitió en voz baja, sacando a Jisoo de su trance. Cuando sus miradas conectaron, la omega observó lo que había causado a punta de mentiras. Dejó pasar demasiado tiempo conviviendo con Jennie, ocultando su identidad real. Enamoró a la hija de un matrimonio de mafiosos, y acababa de romper su corazón.

Jennie no podía sentir más que sus desenfrenados pensamientos. No quería pensar así, no debía pensar así. Su omega no era mala, debía creer en eso, pero su forma de pensar y el dolor que le causó el conocer el propósito de Jisoo, le llevaba a pensar aquello.

—¿Qué quieres saber? ¿Quién soy o qué hago en tu casa?

—Quiero... Quiero saberlo todo.

Jisoo tomó una gran bocanada de aire, para prepararse antes de hablar. Sentía que su pecho terminaba en una opresión muy parecida a la que tuvo la noche anterior, y debía respirar. Como sea, tenía que seguir respirando. No moriría esa tarde.

No podía morir esa tarde.

—Soy Choi Jisoo, y pertenezco al cuerpo de detectives... O bueno, pertenecía. Nunca tuve una misión en mi vida. Sólo logré cuatro meses completos de entrenamiento. No aprendí nada, y Mina me escogió a mí para ingresar a tu casa, de infiltrada —observó los orbes que brillaban a causa de las lágrimas acumuladas y suspiró con pesadez— Soy una infiltrada.

—¿Por qué?

—Mina tenía la convicción de que ustedes debían ir a la cárcel, por las cosas que hacen. Las drogas, las armas, y creíamos que traficaban personas. Creíamos muchas cosas sobre ustedes. El ser tan desconocidos, nos obligó a querer infiltrar detectives en su casa. Primero fue Lisa, y después yo. Cuando esto acabase, tendría que volver a mi realidad.

Las verdades siempre dolían, y Kim Jennie nunca había recibido una verdad tan dolorosa como esa. Claramente lo suponía, pero escucharlo de la boca de la persona de la cual se había enamorado, dolía mucho más.

INFILTRADA - JENSOO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora