La luz en la habitación en la que se encontraba podía ser declarada la peor tortura del mundo. Lo era, después del dolor que estaba sintiendo en su abdomen.
Poco a poco, comenzó a abrir los ojos, y se encontró con una figura sonriente. Tenía una bata blanca, y se veía una mujer joven.
Intentó moverse, pero fue consciente del estado en el que se encontraba. Tenía muchas vías conectadas a su brazo. Estaba mareada, y sobre todo, adolorida. No tenía ni la mínima idea de lo que había pasado, y tampoco quería recordarlo.
—Hola. Si te sientes un poco desconcertada, es normal. Llevas quince días inconsciente.
Abrió la boca, intentado soltar alguna palabra coherente a la situación que estaba viviendo, pero no encontraba nada de lo que aferrarse. Quería recordar un poco de lo sucedía, pero su cabeza dolía demasiado.
—¿Al menos recuerdas tu nombre?
—Jisoo, supongo.
—¿Y sabes cuántos años tienes?
Asintió levemente, para después, buscar el indicio de algún rostro conocido, pero la habitación estaba completamente sola. Lo único que pudo reconocer, fue una chaqueta oscura, en uno de los muebles de la habitación.
—¿Qué pasó?
—Pues, te dispararon. La bala se alojó cerca de sus costillas. Tuviste mucha suerte de que ningún órgano se haya perforado. Obviamente perdiste mucha sangre, y llegaron cuando ya dejaste de respirar. Te salvamos la vida. De nada.
Debía asimilar toda la información que había recibido, pero no deseaba hacerlo en ese momento. Lo único que recordaba, era a Jennie. Sus aparentes últimas palabras, habían sido para ella.
Aún la amo.
—Estabas en una terrible situación. Si no te mataba la bala, morirías a causa de la ausencia de tu alfa. Me sorprende la conexión que tenías con ella, a pesar de no estar marcada. Ese es el poder del destino.
Tenía ganas de preguntar si al menos, Jennie la visitaba por curiosidad, o tal vez por lástima, pero reprimió sus impulsos, y simplemente, asintió nuevamente.
La doctora realizó algunas modificaciones, mientras la examinaba rápidamente, y anotaba los resultados. Le hizo alguna preguntas sobre si le dolía la cabeza, o algo más en particular, a lo que respondió tranquilamente.
El vacío en su pecho, no se sentía igual de intenso que las veces anteriores. Su corazón latía tranquilamente, y el frío de su cuerpo, ya no estaba allí. No sabía si era una consecuencia de la morfina, o una técnica de supervivencia de su cuerpo, pero sentía a Jennie junto a ella. La sentía en el pecho.
—Se supone que estás en la zona crítica de la clínica, y no puedes recibir muchas visitas. Tu madre está afuera. Tus amigas también. ¿Quieres ver a alguien en particular?
—¿Puedo ver a mi mamá?
La mujer de bata blanca asintió alegremente, y después de acomodar los aparatos que había movido, salió de la habitación.
Su madre ingresó con una sonrisa de alivio en el rostro, que contagió rápidamente a Jisoo, que le mostró la misma sonrisa. Podía notar las ojeras, adornando su rostro, pero también, el brillo que poseía su mirada.
Lo primero que hizo cuando tuvo a Jisoo cerca, fue depositar un beso en su coronilla, para luego, abrazarla con cuidado de no lastimarla. Su situaciones había sido demasiado crítica, y merecía los mejores cuidados del mundo.
—No sabes lo que me hiciste pasar, Jisoo. Creí que iba a morir cuando Lisa me llamó. Te has salvado de milagro.
—¿Tan milagro?
ESTÁS LEYENDO
INFILTRADA - JENSOO
DiversosDonde Choi Jisoo se infiltra en una casa con la ayuda de una compañera de trabajo, y termina completamente perdiendo la cabeza por una alfa. O Donde Jennie Kim encuentra a una omega, la cual roba su corazón al instante, causando un sinfín de sentimi...