Valor o cobardía.

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Hace varios días que no hablo con ella, porque está en mitad de un caso. Este es de todos los casos que ha llevado la unidad que dirige Ane, que menos le ha afectado. La unidad especial de delitos de impacto está investigando la desaparición de recursos económicos de las cuentas de la Ertzaintza. Es la primera vez desde que se creó esa unidad que no investigan secuestros, asesinatos en serie o cosas así de macabras. Ane le da al dinero la misma importancia que tiene, relativa.

Yo-. Pero, ¿ qué haces tú, aquí?.

Ane-. Hemos quedado para comer. He llamado a tu casa y Aitor me ha dicho que estabas aquí. No me creo que tú, hayas olvidado algo así.

Yo-. Claro que no, pero es muy pronto, ¿ no? ( miro la hora y me sorprendo. No, no es pronto).

Ane-. La una y cuarto. ¿Qué hacemos, lo dejamos?.

Yo-. Ni de coña. Vamos, que tengo muchas ganas de pasar un rato contigo.

Cojo el bolso y la chaqueta a la vez que llamo a Paula. Quedamos con ella en el hall. Sé que Ane adora la tortilla del bar que hay en la esquina, así que hoy comeremos a base de pintxos. En el bar nos sentamos en la mesa del fondo, pero que tiene unas bonitas vistas de la ría. Paula se ha sentado delante de nosotras en la barra, en un taburete. Mi comida la van a formar un pintxo de tortilla rellena de txatka y otro más de bonito con guindillas de Ibarra. Para beber agua natural. Ane se ha pedido tres pintxos de tortilla, uno de cebolla, otro de ajos tiernos y la última rellena de jamón y queso y beberá una cerveza sin alcohol. La charla enseguida se centra en lo que sería una charla entre amigas, pero hay detalles más profundos o más importantes. Ane comenta sin darle importancia, que está buscando una casa cerca de Bilbao para ir a vivir con Andoni. Andoni está destinado ahora en la comisaría de Deusto, en investigación. Ella, cuando su unidad no tiene un caso activo está casi siempre en Vitoria Gasteiz impartiendo clases en la academia de la Ertzaintza. Este dato tiene trascendencia, porque a Ane le ha costado mucho acostumbrarse a tener un hombre a su lado, una pareja estable. Las primeras discusiones con él eran un drama. Podían discutir de cosas tan poco importantes como quizá, sobre que motivación tenía un villano en una película, pero para Ane, todo eran señales de que Andoni no era su pareja ideal. Yo estaba siempre para escucharla y calmarla, para hacerla ver que no tenían que pensar exactamente lo mismo sobre todas las cosas. Yo creo que esa etapa ya es pasado y Ane empieza a disfrutar en serio de su vida en pareja, a pesar de que hasta ahora han vivido a caballo entre Pasaia y Gasteiz, donde vivían cada uno antes de conocerse. También me cuenta que ha visitado a su ginecólogo. Ni dice para qué ni yo lo pregunto, pero me hace ilusión pensar que estén valorando ser padres. Ane aún tendría mucho tiempo para pensárselo, pero cada vez menos. Y yo quiero volver a ser tía, porque entre Ane y yo hay una relación muy estrecha y además ella, aparte de sus amigas con las que a veces toca la batería en un grupo de rock, no tiene una familia bien estructurada.

Ane deja pasar un poco de tiempo y cuando se siente cómoda me pregunta por Maika y por mi estado de ánimo. Yo la tranquilizo diciéndole que he empezado a asumirlo y que estoy mejor. Después de tomar el café me acompaña hasta la entrada del edificio de Baskdone, pero antes de despedirse busca estar algo alejadas de Paula y me dice algo que me sorprende de verdad.

Ane-. La semana pasada me llamó.

Yo-. ¿ Quién?.

Ane-. Maika.

Mi cabeza  da vueltas a toda velocidad. No hablo con ella ni por teléfono, desde que te estuve con ella en Madrid y apenas me ha mandado tres mensajes de móvil a los que solo he respondido lo mínimo para respetar su decisión. Y ella ha llamado a Ane. Son amigas, pero tampoco demasiado íntimas. El único lazo que las une a ellas dos, soy yo.

Ane-. Me pidió que no hable de esto contigo, pero yo creo que ya somos adultas. Necesitaba ayuda.

Yo-. Esta bien. ¿Qué clase de ayuda?.

Ane-. Farmacológica. Quería asegurarse de algo.

Yo-. Entiendo. ¿ Lo resolviste?.

Ane-. Tranquila. Estaba muy informada. Solo quería cerciorarse.

Yo-. ¿ Te dijo donde estaba?.

Ane-. Sí, comentó que acababa de llegar a Estocolmo.

Yo-. Gracias Ane. Eres una buena amiga.

Nos abrazamos en la calle y entro al edificio. Mientras subo en el ascensor llamo a un amigo que tengo que tiene una inmobiliaria para que busque un hogar para Ane y Andoni y le paso el contacto de Ane. A poder ser, que ese hogar esté lo más cerca posible de mi casa. Después me vuelco en el trabajo para no tener que pensar en que los planes de Maika siguen su curso como lo hace la vida. Al final de la jornada Maite Lazcano viene a mi despacho. Yo le hago una sencilla pregunta. ¿ Lo que quiere hacer Maika es un acto de cobardía o de absoluto valor?. La respuesta de Maite es más compleja. Depende de quién lo haga y de quién lo juzgue. Yo vuelvo a casa dándole vueltas a esas palabras. Necesito sentirme en mi hogar y rodeada de mi familia. Cuando llego lo primero que hago instintivamente es coger a Maite en brazos y olerla. Y con ella voy hasta donde está Ion con Aitor y les beso a los dos. Me hace mucha gracia que cuando beso los labios de Aitor, Ion se ríe y pone cara de que le da asco lo que hemos hecho. Pero seguido me agarra primero del cuello y me besa en los labios y después a Aitor. Yo busco un instante para decirle a Aitor al oído que le quiero. Ahora soy más consciente que ayer de lo mal que lo ha pasado y quiero que sienta que estoy mejor y que su apoyo ha sido importante para recuperarme. Salimos los cuatro a la terraza y jugamos hasta la hora de la cena con Iru. Ion está empezando a conocer el comportamiento de Iru y le prepara pequeñas trampas en los juegos, pero se sorprende mucho cuando al intentar repetir esas trampas varias veces, el perro las aprende y se anticipa a él o las esquiva. Sí, la vida sigue su curso y yo disfruto de verlo, de vivirlo. Aunque a veces ese curso, duele.

El viento susurrará tu nombre. Virginia Zugasti IV. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora