Dos días antes: Recordando París...
En el amor no vale sólo con querer a alguien. Tienes que llegar a tiempo. Uno no puede malgastar la vida deseando estar con alguien. Y Cloe llevaba toda su vida esperando llegar a tiempo.
Estaba sentada en una cafetería esperando que los niños salieran de inglés abstraída en sus pensamientos. Había pedido un café con leche y mientras, pensaba en la conversación que había tenido con Leo aquella mañana.
Sabía que al decirle que no la llamara más, le había clavado un puñal, pero en realidad, había sido mucho peor para ella porque se lo había clavado a si misma, al ir en contra de lo mucho que sentía por él. Vega le decía "Si eso es lo que te dice tu corazón...", pero no, no era eso. Su corazón latía constantemente por Leo. No tenía dudas. Era su cabeza la que se empeñaba en dejarle atrás en un vano intento de auto protección.
Al final, leer todas aquellas mierdas en Instagram sobre la autoestima y lo de quererse a uno mismo antes que a los demás, le habían hecho tomar una decisión que probablemente había sido precipitada. Pero anticiparse a un futuro que ni siquiera sabía si iba a llegar, era uno de sus mayores defectos. Y, en lo más profundo de aquel corazón roto, sabía que la historia nunca tendría un final feliz.
Al mirar la hora en el móvil vio otras 3 llamadas perdidas de Leo. Cada vez que la llamaba o escribía un mail, su corazón se hacía cada vez más pequeño y el alma le dolía un poquito más. Pero quería ser firme en su decisión, porque sabía que si le cogía el teléfono y volvían a hablar, no tendría la fuerza de voluntad suficiente para romper con él y todo volvería al principio. Él sólo quería que hablaran en persona. Y realmente tenía derecho a pedírselo, porque no estaba bien dejar a alguien por teléfono. Pero había dos puntos claves por los que Cloe lo había hecho así. La distancia hacía que se vieran muy poco y si le veía en persona y le miraba a los ojos sería incapaz de alejarse de él.
Abrió el mail y vio que tenía un enlace de Spotify. Al igual que ella, Leo era muy de mandar canciones. Ésta era una que conocía bien. "Aunque tu no lo sepas" de Los Secretos, aunque esta versión que Leo le había mandado no la había escuchado nunca. Era de una chica con una voz tan dulce que cuando empezó a escucharla se le erizó la piel y no pudo evitar que las lágrimas brotaran a borbotones de sus ojos. Con la mano las limpió, porque a pesar de ser madre nunca llevaba pañuelos de papel. Miró a los lados para asegurarse de que nadie la veía llorar. Y la herida de su corazón se hizo mucho más grande.
Miró el reloj con desespero. Aún quedaban 30 minutos para que los niños salieran de clase. La tarde se le estaba haciendo eterna. Soñaba con que fueran las 9 de la noche, que se durmieran y poder tumbarse en el sofá para disfrutar del silencio de su hogar. Tuvo la brillante idea de intentar recordar cuando fue la primera vez que vio a Leo. En realidad no le costó mucho trabajo. Fue en Berlín, en un congreso europeo. No recordaba el año con exactitud, pero tal vez 2009 ó 2010. Iba caminando hacia la Postdamer Platz y lo vio cruzar en el paso de cebra. Iba con más gente, probablemente todos residentes. Le llamó la atención porque parecía ser una persona con un carisma especial, pero no se volvieron a cruzar hasta varios años después.
A Cloe le resultaba curioso como ciertas personas que se habían ido tropezando en su vida le habían llamado la atención y luego habían significado algo muy especial o habían sido personas muy importantes para ella. No era necesario que interaccionaran directamente con ella, simplemente que atraparan su atención durante unos segundos, los suficientes como para que su mente las recordara para siempre.
Leo, era un médico brillante y carismático en cualquier entorno. Tenía una estatura muy superior a la media y destacaba por encima de la multitud, irradiando una presencia segura y confiada. De tez blanca, ojos pequeños, barba de 3 días y cabello moreno. A pesar de su genialidad y éxito profesional, Leo era una persona cercana y simpática. Su educación refinada se reflejaba en el trato amable y respetuoso hacia los demás. No era raro verlo participar en conversaciones con un sentido del humor sutil, demostrando su habilidad para equilibrar la seriedad de su profesión con una personalidad afable.
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MALDITAS GANAS
RomanceEn el amor no vale con querer a alguien. Tienes que llegar a tiempo. Uno no puede malgastar la vida deseando estar con alguien. Y Cloe llevaba toda su vida esperando llegar a tiempo. Leo y Cloe se enamoran de forma inesperada. ¿Estará Cloe dispues...