Leo estaba recostado en la cama articulada de la habitación del hospital. Tras 24 horas en la UCI le habían subido a la planta de Cirugía para proseguir con su recuperación. La evolución médica estaba siendo muy satisfactoria y en breve podría marcharse a casa. Cloe estaba sentada en el borde de la cama y le sujetaba la mano. Se miraban y sonreían porque tras el fatal accidente daban gracias porque podría haber sido mucho peor. Se dieron cuenta de que la vida podía cambiar en un solo instante y llevarse todo por delante dejando vacío y desolación. Afortunadamente estaban bien y aunque Leo era el que peor parado había salido, estaba perfectamente. Eso era lo más importante. La luz del sol empezaba a desaparecer en el horizonte y por la ventana había una bella vista de los tejados de Madrid. La urbe se extendía ante ellos alternando edificios más bajos, áticos espectacularmente amueblados de gente afortunada y rascacielos modestos en comparación con los de Nueva York.
—Voy a ir a buscarte algo rico para merendar ¿Quieres?—propuso Cloe.
—Si, te lo agradezco, la comida es bastante mala—dijo Leo mirando la bandeja con un yogur, un zumo repleto de azúcares y unas galletas.
Cloe cogió su bolso y le dio un beso dulce en la mejilla, saliendo después de la habitación. Cruzó la calle y caminó unos minutos hasta llegar a la Pastelería Mallorca donde pidió un variado de cosas ricas para merendar con Leo y unos cafés. Pagó y volvió al Hospital por el mismo camino que había recorrido tan sólo unos minutos atrás.
Al entrar por la puerta giratoria del Hospital coincidió con otra mujer que iba apresurada y casi le tira la bolsa de la comida.
—Disculpa—le dijo mientras la adelantaba y tomaba el ascensor.
Cloe la observó con detenimiento. Su cara le resultaba familiar, pero la verdad es que no creía conocerla en persona. Le pasaba con frecuencia fijaba su atención en alguien y luego ese alguien en el futuro era relevante en su vida. "Yo y mis tonterías"—pensó mientras tomaba el ascensor.
Recorrió el pasillo luminoso hacia la habitación de Leo. Cuando llegó, Cloe abrió la puerta de la habitación con el alivio de quien regresa a un espacio familiar. Sin embargo, la sensación de comodidad desapareció en un instante al encontrarse cara a cara con la mujer de la puerta principal, que estaba de pie frente a Leo con una expresión de sorpresa y descontento. Cloe no pudo evitar sorprenderse, quedándose parada en medio de la habitación.
—Hola, siento interrumpir—dijo Cloe.
Leo, notando la tensión en el ambiente, con una sonrisa forzada, intentó aliviar la incomodidad del momento.
—Cloe, no seas tonta, pasa, no interrumpes nada. Rocio ésta es Cloe —dijo Leo con una tranquilidad que pasmaba, tratando de ocultar la complicada historia que se escondía detrás de esas simples palabras.
Cloe asintió con educación, tratando de disimular el desconcierto que sentía al ver a la mujer que había compartido la vida con Leo antes que ella. Trató de obsequiarla con una sonrisa amable, pero no pudo evitar notar la mirada fría y distante de Rocio, que parecía juzgarla con dureza. No la culpaba, probablemente ella habría hecho lo mismo con ella si la situación fuera al contrario. Rocio, por su parte, se sentía muy incómoda en presencia de Cloe. No podía imaginarse que ella estaría allí. Tal vez pensó que la relación al fin y al cabo no era tan seria ni importante como para que ella estuviera en el Hospital acompañándolo como si siempre hubiera estado en su vida. Rocio no había olvidado el dolor y la traición que había sentido cuando Leo la dejó por otra y ver a esa mujer parada frente a ella ahora solo avivaba el resentimiento que había estado tratando de superar y que solo conseguía a ratos. El silencio se esparció por toda la habitación rápidamente, ninguna de las mujeres sabía qué decir o cómo actuar en presencia de la otra.
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MALDITAS GANAS
RomanceEn el amor no vale con querer a alguien. Tienes que llegar a tiempo. Uno no puede malgastar la vida deseando estar con alguien. Y Cloe llevaba toda su vida esperando llegar a tiempo. Leo y Cloe se enamoran de forma inesperada. ¿Estará Cloe dispues...