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Charlie apretaba entre sus manos la lata de cerveza que Adam le había dado. Estaba fría y sin abrir. No podía negar que estaba muy confundida por todo aquello. ¿Había sobrepasado sus expectativas? Sí, obviamente. Aunque no del modo en el que ella había creído.

Tenía una imaginación volátil y sabía que si no tenía cuidado, las fantasías de su cabeza podrían alterar la percepción de la realidad. Como Ícaro volando muy cerca del sol...

No lo había dicho en voz alta pero, sí, secretamente había deseado que el reencuentro con su padre fuera algo memorable. Algo que siempre podría atesorar en su corazón como algo emotivo.

Pero se había estrellado con la realidad. Ahora estaba sentada frente a él y lo examinaba de la forma más discreta posible. Había imaginado un millón de cosas... Pero no se lo había imaginado...

Así.

—Entonces, Charles — Adam destapó su propia cerveza y se dejó caer en el sofá frente a Charlie —¿Qué hay?

— ¿Qué... hay...? — preguntó ella de regreso.

—Sí. ¿Qué hay? ¿Qué cuentas? ¿Qué tal la vida? — Adam le dio un trago largo a la lata y después de tragar eructó y se limpió los labios con el dorso de su mano —. Honestamente nunca pensé que te vería, pero es bueno saber que existes, supongo. No hay rencores por no estar en tu vida, ¿no? Ha sido difícil, te ves lista, lo entiendes... —Charlie lo miró y no sabía ni por dónde empezar sus preguntas o cómo hablarle. La impresión era demasiada. Una parte de ella había creído que su padre tendría mejor gusto, que sería más que un sujeto borracho y vulgar —. Hay demasiados de ustedes, me cuesta mantener la cuenta pero, oye, si te sirve de consuelo, tú definitivamente estás en el top tres de mis bastardos.

Ella parpadeó un par de veces y luego movió un poco la cabeza.

— ¿Tengo hermanos...? — preguntó porque fue lo más lógico que su mente pudo elaborar entre todos sus pensamientos desordenados. Adam se encogió de hombros.

—Técnicamente sí — respondió con una sonrisa a medias —. Soy increíblemente fértil, no discrimino, aborrezco el látex, yo simplemente preparo, apunto y disparo y meses después tengo corriendo por ahí a un mocoso o mocosa — bebió cerveza de nuevo —. Si te soy honesto, la mitad de los bastarditos no son míos. Estoy seguro. Sus madres solo buscan una excusa para que alguien les mantenga su cría — palpó los bolsillos de su pantalón para sacar una cajetilla de cigarros. Le ofreció uno a Charlie aunque ella lo rechazó —. Aunque de ti me lo creo. Lucifer era y hacía muchas cosas... Vaya qué cosas... — Charlotte sintió un escalofrío. El tono que Adam había usado no le había gustado mucho —. Pero no era una zorra.

Encendió el cigarro y exhaló una bocanada de humo.

— Yo quisiera saber... sobre las cartas — Charlie dejó la lata sobre la mesa que estaba entre ella y su padre —. Papá las tenía...

— ¿Le dices "papá"? — interrumpió Adam — ¿No deberías decirle "madre" o algo así?

—No le importa mucho cómo lo llame, no deja de ser lo que es para mí — aclaró Charlotte —. Ahora, como decía, las encontré en su escritorio y parece que... No las recibiste o... Solo las devolvieron.

— Las recibí — dijo con simpleza el otro alfa, dando otra calada a su cigarro —. Simplemente se las devolví. No quería tener más problemas con su viejo — Charlie sintió una pequeña punzada de emoción. ¿Podría ser que su teoría fuera acertada...? —. No te ofendas, Charles, pero yo le dije a tu madre que te abortara. No sé qué quería que hiciera cuando me buscó y me dijo que estaba preñado — señaló las cartas con desinterés —. Siempre le dije que yo no estaba buscando estar atado a nadie. Coger para hacer enojar a su padre, claro, joder, sí, era increíble, pero cuando vino a decirme que podríamos casarnos y todo eso... — hizo una mueca de desagrado —. No era lo mío, ¿entiendes? Menos entonces. De todos modos el viejo se enteró, lo volvió a comprometer con alguien más y a mí me pagó para estar lejos de su hijo. Esa es la historia.

𝗕𝗹𝗼𝗼𝗱𝗹𝗶𝗻𝗲 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝘀 • 𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼𝗔𝗽𝗽𝗹𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora