—¿Estás segura de que quieres dejar aquí a Angel? — Vaggie arrugó la nariz al ver el edificio que correspondía con la dirección que Charlie le había dado. Era viejo, de puro ladrillo rojo oscurecido por el tiempo y el smog. Probablemente en otro tiempo había sido un complejo de apartamentos muy lujoso. A un lado tenía una tienda de empeños y al otro una barbería vieja —. No me parece muy seguro, Charlie, este vecindario es...
—Lo sé pero... no se me ocurre otro lugar — respondió Charlotte —. Molly ya no vive en la ciudad y sus padres no van a recibirlo más. Podría llevarlo a mi casa pero tengo que hablar con papá primero — curvó las cejas y volteó a ver el asiento trasero. Angel se había quedado dormido después de llorar y protestar un buen rato. Los golpes de su cara ya estaban hinchados y ahora se veían otras marcas en su cuello y sus brazos que empezaban a amoratarse. Frunció el ceño —. No debimos dejarlo volver con él... Tal vez si hubiéramos insistido...
— Angel hubiera regresado aún si lo tuviéramos encadenado en un sótano — murmuró Vaggie, poniendo su mano en el hombro de Charlie para llamar su atención —. Lo único que podemos hacer por él es tratar de ayudarlo cuando lo necesite y... cuando esté listo para irse...
Charlie apretó los labios y suspiró para solo asentir. Bajó del coche y se acercó al edificio.
Junto a la puerta había un tablero con dos hileras de timbres desgastados por el uso. Junto a cada botón estaba el nombre de quienes vivían en los apartamentos. Buscó el de Husker y lo pulsó un par de veces.
Segundos después escuchó estática en el interfon.
—Hola... ¿Husk? Soy Charlie. Estamos afuera... ¿Podrías...? Necesitamos ayuda — dijo. No obtuvo respuesta pero después de un par de minutos, la puerta chirrió al abrirse y Husker salió. Parecía que lo había despertado de la siesta aunque sus ojeras implicaban que tenía varios días sin dormir.
— ¿Qué? — soltó con la voz rasposa. Charlotte señaló el coche con un movimiento de cabeza y le pidió que la siguiera. Abrió la puerta de atrás y Husk miró por encima de su hombros —. Ah, no. Yo no me deshago de cadáveres. Joder, mocosa, ¿qué hiciste...?
— ¡No! ¡No, no! No es un cadáver — soltó Charlie apresuradamente —. Es mi amigo. Él... tuvo una pelea con su... con un tipo detestable. Necesita quedarse en algún sitio... — Husk la miró —. En un sitio seguro — Husk levantó una ceja —. Con...tigo...
— No. Llévenlo a un hospital. No soy niñera — replicó —. Dijiste que era curar heridas, no hacer de enfermera... Lo último que necesito son problemas.
—Solo una noche, Husk, por favor — suplicó Charlie —. Mientras le hago saber a mi papá de esto. No quiero que entre en pánico si solo llego con Angel en este estado.
Husker la miró y de nuevo al chico que estaba en el asiento. Parecía que lo había atropellado un camión de carga y todo en él le parecía bastante triste. Podía recordarlo de esa vez en el bar y, aunque había sido bastante molesto, no pensó que se mereciera que alguien le hiciera algo así. Chasqueó la lengua y suspiró con pesadez, llevando una mano a su frente para apretar el puente de su nariz.
—Bien. Pero despiértenlo. No quiero que cuando despierte piense que lo secuestré — murmuró. Se estiró para tomar la maleta y colgársela al hombro —. Solo una noche, niña, no soy hostal... Y haré lo que pueda con las heridas.
—Mil gracias, Husk.
Cuando él se fue, Charlie entró al coche para intentar despertar a Angel con delicadeza. Tomó una de sus manos suavemente y dijo su nombre en voz baja. Era peor verlo de cerca. Se le hizo un nudo en la garganta por la pena y el enojo. Valentino era un monstruo... Pero no importaba cuántas veces se lo dijeran a Angel... siempre volvía. Y no podía entenderlo.

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𝗕𝗹𝗼𝗼𝗱𝗹𝗶𝗻𝗲 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝘀 • 𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼𝗔𝗽𝗽𝗹𝗲
FanficNo había sido culpa suya. Charlotte Morningstar no era ninguna chismosa, para nada. Ella respetaba la privacidad... Pero siempre había sido muy curiosa, a pesar del dicho popular, y le gustaba siempre un buen misterio. Y su padre estaba lleno de ell...