𝗕𝗹𝗼𝗼𝗱𝗹𝗶𝗻𝗲 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝘀 • 𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼𝗔𝗽𝗽𝗹𝗲

22

Adam la vio desde que estaba intentando entrar a la casa.
La silueta de Charlie era inconfundible a pesar del vidrio templado y opaco de la puerta. Chocó un par de veces y también la oyó maldecir cuando se le cayeron las llaves.
Si no hubiera estado ocupado arreglando su corbata, habría decidido abrirle antes pero muy pronto ella empujó la puerta de golpe y entró con una decisión bastante agresiva, pasando de largo de él hasta la cocina, donde Lucifer aún estaba tomando el desayuno con bastante calma mientras leía el periódico.

— ¿Char-Char…? — preguntó él al verla.

Ella todavía llevaba la ropa de ayer, luciendo además algunas manchas extrañas en el pecho y tenía el cabello totalmente revuelto así como el maquillaje corrido, como si hubiera estado llorando… Lo cual explicaría sus ojos hinchados y la nariz enrojecida.

— Tú… — soltó Charlie y se tambaleó un poco. Lucifer se levantó de la mesa.

— ¿Estás… borracha? — preguntó al acercarse, pero su hija dio un paso atrás —. Charlie…

— ¡Eres una mierda! — exclamó ella, lo que provocó que incluso Adam se asomara —. Me mentiste… durante toda mi vida. ¿También le mentiste a mamá? — preguntó, arrastrando un poco las palabras —. Me hiciste creer que ella era mi familia y todo este tiempo… Ahora pretendes que acepte a ese… inútil… como mi padre…— una arcada la interrumpió pero logró controlarse a medias.

Lucifer abrió los ojos lleno de pánico. Era ese el momento que tanto temía. Un enfrentamiento que habría esperado poder aplazar tanto como fuera posible. De nuevo quiso acercarse a su hija, apenas murmurando disculpas pero ella apartó sus manos con un manotazo brusco que casi la hace perder el equilibrio si no fuera porque Adam se había acercado a sostenerla… no sin hacer un gesto de asco. Charlie apestaba a vómito, sudor y alcohol.

—Déjame ayudarte — susurró Lucifer a pesar del rechazo, que le había dolido hasta el alma —. Por favor, Charlie, al menos siéntate.

— No quiero escucharte — balbuceó ella, que ya había empezado a llorar otra vez. Forcejeó un poco para que Adam la soltara —. ¿Cuántas cosas horribles has hecho? Y me lo has escondido y quieres… quieres verme la cara como si fuera una niña — sollozó —. ¿Por qué haces esto…? ¿Todo en tu vida ha sido una treta para hacer enojar al abuelo?

—No… No, yo… — Lucifer balbuceó. Miró a Adam pero el alfa desvió la mirada y retrocedió. Era algo que no era de su incumbencia y, siendo honestos, no tenía más ganas de lidiar con Lucifer y su mierda. Decidió simplemente retirarse y largarse. Había mucho más en lo que tenía que pensar —. Charlie, tienes que entender…

— ¡No! ¡Ya no quiero entender! — gritó —. Eres… ¿Cómo pudiste…? Engañar a mamá, a mí… Y ahora incluso a Adam — negó con la cabeza —. ¿Por qué aceptas estar con él…? Si prefieres a alguien más —el pulso de Lucifer se aceleró considerablemente. La sangre abandonó su rostro y Charlie solo negó con la cabeza —. Es increíble. Increíble que pienses que soy tan estúpida. Había preferido voltear a otro lado porque no pensé que fueras… Pero tú… Y Alastor…

El pánico empezó a apoderarse de él.

Así no era como quería que ella supiera. ¿Realmente quería que ella supiera…? Su respiración se agitó considerablemente. Lo peor que podría pasarle era que ella lo odiara y parecía que su temor más grande se estaba haciendo realidad. Nadie había sido realmente importante en su vida hasta que Charlie apareció y pudo tenerla en brazos.

— Voy a mudarme — anunció ella —. Me iré de esta casa llena de mentiras y… Y no quiero saber nunca más…

— ¡Charlie! — Vaggie interrumpió, acelerada, entrando a la cocina de repente. Prácticamente corrió hacia Charlotte para abrazarla y después tomar su rostro —. No vuelvas a hacer eso, jamás vuelvas a irte sin avisarme, casi me muero de la preocupación… — Charlie lloraba en los brazos de su omega hasta que ella se dio cuenta de la presencia de Lucifer —. P-perdóneme, señor Morningstar, después de anoche ella estaba quedándose conmigo pero debió salir mientras yo estaba dándome un baño, por favor…