III

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Dedicado a Avril.

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Ese mismo día, en otro lado.

Abrió los ojos con dificultad, las ventanas estaban con las cortinas cerradas, no entraba ni la más mínima señal de luz.

Pero aún así le molestaba.

No había ningún ruido en particular que lo molestara, hasta las cortinas de que su amplia cama tenia cubrían todo rastro de luz y ruido.

Pero simplemente no podía dormir y eso no era novedad.

Tomó su teléfono en manos y lo encendió, cerró los ojos al encontrarse con el brillo del celular y luego los abrió lentamente.

"Son las ocho." Dijo para sí.

Comenzó a revisar sus mensajes y encontró en ellos mensajes de sus amigos, entró en un chat en específico y escribió: "Nos vemos allá.". Apagó su celular y salió de su pequeña cueva, se adentro al baño y le dio una barrida con la mirada, como si buscara alguna anomalía.

Suspiró y no salió del baño hasta luego de darse una ducha caliente en las aguas termales que le proporcionaba su baño.

No se sentía mejor, se sentía peor.

"Todo a su paso..." Dijo para sí y se cambio de ropa, con el uniforme escolar, que luego tendría que tirar, por que este año cambiaría su uniforme al entrar al cuarto año.

Miró de reojo la habitación al salir, sobretodo en un lugar específico: el piano.

Miro que sobre sí había una pequeña daga, apretó los labios al verla y luego desvío la mirada, frunciendo el seño.

Tomó su celular y salió hacia el apartado de living que tenía su habitación.

-Lili-Dijo mientras miraba a la sirvienta limpiar las ventanas.

La mujer se dió vuelta y lo reverenció.

-Buenos días.-Dijo mientras sonreía amablemente.

-¿Podrías peinarme, por favor?

La muchacha asentió y el joven tomó asiento en uno de los sofás, y la muchacha peino su largo cabello.

No era muy largo para el ojo de la mujer, pero si para el ojo de hombre.

-Gracias.-Dijo mientras se levantaba.

Le había amarrado el cabello en una cola de caballo, solo que no estaba muy ajustada. Miró su reflejo en uno de los espejos de la habitación antes de salir.

Su mirada aguamarina se encontró con su yo, la persona que más detestaba en el mundo. Observó sus mechones negros caer y trató de acomodarlos, para disimularlos.

Salió luego de unos minutos, bajó hacia el comedor, donde estaba una de sus hermanas.

-Buen día-Dijo de mala gana la pelinegra.

-No es un buen día si te veo a ti.-Dijo mientras se sentaba.

Le sirvieron su plato, el desayuno consistía de pan rebanado, con mantequilla, había para ponerle mermelada también pero pasó. Había también para disgustar un par de fiambres livianos, se hizo un sándwich con ellos y luego le sirvieron el té. Era un té verde de alta calidad.

-¿Vas a por tu voletin de notas?.

-Y por la inscripción.-Dijo mientras mordía-¿Y tú?.

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