IX

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Israel se dió un baño y se acomodó para dormir, tomó su ultimo sorbo a su chocolate caliente y bajó las cortinas de su cama, dejando el lugar más oscuro cuando se metió en la cama. Tomó su celular y vió la hora, eran las diez pasadas, se puso a mirar su Instagram, para ver que había de nuevo. Mirando publicaciones de pandas se topó con el perfil de Hiroshy en "Personas a las que siguen tus amigos".

"Violet lo acosa increíblemente" Pensó. 

Un vistazo no le haría daño, ¿verdad?.  Entró al perfil, pero era privado. Se maldijo un poco y luego apagó el celular, dejándolo sobre su rostro para luego cerrar los ojos. En paz, se concentró para dormir, pero lo despertó el zumbido de su celular, lo cual le asustó.

-Mierda...-Dijo respirando acelerado.

Tomó su celular y lo desbloqueó, era un mensaje de un amigo suyo de otro universo. El celular vibró una vez más: "¿Piensas contestar, bella durmiente?".

-Ah... que molesto. 

Apagó el celular y lo dejó a un lado. Cerró los ojos tratando de reconciliar el sueño, sintió una sensación de paz, su cama era tan calentita y suave, tan esponjosa, tan ancha y grande, solo para él. Y sin nadie que lo molestara para poder dormir tranquilo.

Cuando ya estaba entregandose a su mente, encaminandose al mundo de los sueños, sonó el maldito celular. Era su tono de llamada, suspiró mientras trataba de ignorarlo, hasta que se detuvo.

"1... 2... 3... 4... 5..." Comenzó a contar tratando de dormirse, pero el celular volvió a sonar.

Harto, abrió los ojos y tomó furioso el celular y lo puso en modo avión, lo volvió a dejar sobre la almohada y se cubrió con las mantas, mientras retomaba la cuenta, poco a poco perdiendose en que número quedaba y luego volviendo a dormir placenteramente.

En su sueño, se lo veía a él pero más joven, con 4 años de edad, un niño simpático que estaba dibujando en clases un bosque con colores variados, típicos del producto de imaginación de un niño pequeño. Un profesor rondaba por las mesas del jardín de infantes, mientras observaba a los niños dibujar.

Luego se mostraba al mismo dulce niño siendo regañado por un grupo de profesores, golpeandole las manos con una regla de 70 centímetro de madera, podía sentir las lágrimas frías de aquella primavera recorrerle la piel, sus pequeñas manos ardían mientras la piel se irritaba y daba a luz un color morado que se tornaba negro.

"Basta...".

Apretó los párpados, sintiendo el dolor abrasador en sus manos y las suaves gotas de sangre caer, mientras escuchaba los regaños cada vez más intensos de sus profesores, escuchando una y otra vez el ruido de la fina regla de madera golpear sus dedos pequeños.

"Duele mucho...".

-¡Mira a la gente cuando te habla!-Gritó malhumorado uno de ellos, mientras otro lo golpeaba en la cara con la misma regla, cayendo por el impacto, doliendole aún más el hecho de haber aterrizado su cuerpo con sus manos, le ardían peor.

Abrió los ojos asustado, respirando fuerte, agitado. Se sentó en la cama tratando de recuperar el aliento, mirándose las manos, estas estaban temblorosas. Aún recordaba lo que vivió ese día, la manera de diciplinar a la gente en el 2007 era brutal. Sobre todo, todavía recordaba cuando su padre al preguntarle que le pasó lo regañó y lo abofeteó.

 "Si te pegaron fue por algo ¿No?. Que te sirva de moraleja para que hagas caso." Recordó las palabras de su padre.

Dejó salir un suspiro mientras volvía a tirarse para atrás y renaudaba su rumbo a la tierra de los sueños.

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