XX

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"-Y ustedes...-Emily dejó la taza de leche sobre la mesita del Living.-¿De dónde se conocen?."

Aún no podía sacarse de la mente la noche de su lindo acontecimiento, estaba recostado en el regazo de Leo, mientras este le presionaba hielo en la cabeza.

Había tenido un desperfecto mientras tenían un amistoso de esgrima y prácticamente el joven príncipe salió herido levemente. Por ser llorón de naturaleza, el albino tuvo que darle su tratamiento (ponerle hielo).

-No estás en la tierra, definitivamente.-El tono malhumorado lo trajo de sus recuerdos.

Lo miró indiferente mientras resoplaba.

-Claro que sí.

-Claro que no.-Contrarrestó rápidamente.-De las diez cosas que te he dicho, no has opinado sobre ninguna.

La mueca malhumorada del bello rostro del Honyak (1) se transformó en una sonrisa juguetona, cambiando su tono de voz dijo:

-¿En quién estás pensando?.-El rubio frunció el seño.-¿Será en ese chico que se sienta a la par tuya e clases? Violet dijo que era lindo.

El rostro de Israel se ruborizó levemente, Leo rió ante la reacción y recibió un pequeño golpe de su amigo.

-¿Di en el blanco? ¿Por eso regresaste tarde el viernes?.

Empezaron a darse manotazos como niños pequeños.

-¡Vete a la mierda!.-Le jaló el pelo.

-¿Por qué te enojas?...

El ojiceleste se levantó y tomó la bolsa de hielo y se la aplicó en el golpe de antes. Miró con desdén a su mejor amigo, levemente malhumorado.

-¿Te lo follaste?.

-¡Cielos no!.-Le arrojó la bolsa de hielo.

El rubor en sus mejillas era demasiado notorio, ¿Cómo se atrevía? Nunca se le ocurriría robarle la virginidad a nadie, nisiquiera a un chico, nisiquiera a alguien como Hiroshy.

"Nisiquiera a Hiroshy..." Tragó saliva.

-No voy a acostarme con la primer persona que le digo un cumplido.-Se señaló y luego señaló al joven Emperador.-No somos iguales.

-Ya entendí, soy demasiado extravagante para ti.

-Demasiado adicto al sexo.-Se cruzó de brazos.-Ya vete, mi mamá debe estar preocupada de que su perrito faldero no esté bebiendo el té con ella.

-Oye, no soy el perrito faldero de nadie.-Dijo de mala gana.-¿A dónde vas?.-Miró como se encaminaba a su habitación.

-¡A dormir!.

Dió un portazo que resonó en toda la habitación, haciendo temblar a las decoraciones que había y algunos muebles.

-No son ni las ocho...

"¿Otra vez no cenará? Debería matarlo." Suspiró mientras se levantaba.



La suave brisa del campo le traía recuerdos, la nariz le picaba por la hierba alta y lo hacía estornudar, veía a sus hermanas corretear por el campo persiguiendo mariposas pero no lo dejaban unirse a ellas.

Caminó gritando el nombre de Violet, se supone que estaban jugando al escondite juntos pero no lograba encontrarla. Solo los dioses saben cuanto caminó por el extenso campo, cada vez se sentía con menos energías, y a su vez, que algo lo tiraba hacia atrás.

-Ah... Ah...

Descansó poniendo su peso sobre sus rodillas flexionadas. Luego de recuperar el aire, quiso avanzar pero algo lo atrajo.

Miró hacia su derecha y no había nada.

Miro a su izquierda y no había nada.

Miró a sus pies y tampoco había nada.

Se dio la media vuelta y no había nada.

Se extrañó, sintiendo la suave brisa de la primavera mecer sus cabellos.

-¿Que será?.-Murmuró.

Sintió la mano de una persona sostener sus pequeños brazos, feliz se dio la vuelta para ver a Violet, pero no vio a nadie. Bajó la vista hasta toparse con muchos, muchos pares de mano agarrándole el brazo, mientras una canción infantil de carrusel sonaba casi automáticamente.

Quiso correr, pero no pudo, en su lugar cayó al suelo y sintió como las manos lo arrastraban hacia atrás, llorando se sostuvo de todo lo que pudo mientras era arrastrado por el campo hasta una especie de caja de madera.

Despertó casi automáticamente, el cansancio de sus ojos se vio reflejado. Se sentó en la cama, el corazón le latía demasiado rápido, se pasó la mano por las hebras doradas para luego suspirar.

-D-Dios...

Tomó su celular que estaba cargando sobre la repisa y miró la hora, faltaba poco para que sonara su alarma y se levantó para darse un buen y merecido baño caliente en las termas. 

Al salir se colocó el uniforme y se abrigó, se quedó expectante cuando pasó frente de su espejo de pared. Su cabello levemente despeinado, mezclando sus cabellos negros y dorados de forma desordenada y sus orejas.

"-Me perforé la oreja para recibir el aro de la Flor Naciente (2), tú también deberías perforarte la oreja." La voz de Violet resonó en su cabeza.

 -No me gustaría cargar con un pedazo de plata en mi oreja hasta ser emperador.

Se dio la vuelta y salió del vestidor.

Eran ya las diez de la mañana, el joven príncipe estaba garabateando en su cuaderno de notas con su lapicera. Se sentía bastante incómodo y desesperado asique envió a la pelivioleta a que le consiguiera un poco de yogurt en la cafetería.

El receso se le hacía eterno y las manos le temblaban, no conseguía tranquilizarse desde su sueño.

-¿Te sientes bien?.-Hiroshy tocó la mano con la que garabateaba, preocupado.

Sintió un leve cosquilleo en su mano, sus mejillas de porcelana adoptaron una leve tonalidad rosada y posó su atención en los ojos de bello color oro del joven becario.

-Estoy bien, no te preocupes... Pero estaré mejor cuando tome mi yogurt.

Hiroshy rió levemente y sacó la mano.

-Pareces ansioso.

La risa del albino se hizo un lindo recuerdo en su memoria, su corazón latió muy rápido como una pelota de tenis. Su rubor se hizo un poco más intenso y le provocó una leve sonrisa, aunque el olor a las olas del mar le hayan inundado las fosas nasales.

"Hiroshy huele como el mar...". Desvió la mirada, atraído por su olor.

"Espera, una persona no puede oler como el mar..." Miró rápidamente hacia la entrada.

-A menos que...

Se levantó levemente y caminó con cautela hacia la puerta, el albino lo siguió con la mirada y luego se levantó y caminó a su par, curioso. Ambos se detuvieron en la puerta, para ver como un par de profesores estaban reunidos en una esquina.

-¿Qué pasa?.-Murmuró el albino.

Honyak (1): Es una forma de decirle a los ciudadanos de Honyangk (Ciudad Imperial del Universo 28, también conocida como Di lessi).

Flor Naciente (2): Es un arete de plata que usan los herederos al trono para anunciar su ascensión como Emperador o Emperatriz.

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