VI

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Dedicado a Avril.

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Luego de unas semanas, Hiroshy se encontraba un tanto exhausto. Las clases lo mataban, por que no tenía mucho conocimiento de ellas, sobre todo en Física y Química.

"Es genial que nos enseñen Lenguaje de Señas, pero, ¿Quién demonios enseña Lenguaje de Señas?." Pensó mientras suspiraba, malhumorado.

Ara, la chica que había conocido antes, se ofreció a ayudarlo con lo que no entendía, y hasta ahora había sido de muy buena ayuda.

Ahora, estaba caminando hasta su casa, eran alrededor de las nueve o diez de la noche. Estaba escuchando música mientras caminaba, hacía frío y no había mucha gente en la calle, y tenía el leve presentimiento de que alguien se le acercaría e intentaría robarle el celular.

No sería problema, los libros pesaban mucho y ayer su madre lo golpeó con 3 de ellos y lo dejó un tanto mareado. Si han de preguntarse por qué, es demasiado simple: Hiroshy se había negado a cuidar a su hermana durante el fin de semana y su madre no lo toleró.

Pero era demasiado vergonzoso para Hiroshy recordarlo, y, hacia ya vario tiempo que su madre no lo golpeaba para disiplinarlo. De igual manera no accedió, su madre comprendió que le estaba costando mucho la escuela y lo iba dejar estudiar en paz.

"Tengo hambre..".

No veía la hora de llegar a casa y comer algo. No sabia si iba a comer o no, tal vez solo tomaría una galleta y la comería, luego subiría a su cuarto y dormiría eternamente hasta que se hiciera de día.

Si su madre se lo permitía, claro.

Por otro lado, empezaba a creer que el Príncipe Imperial era muy... Extraño. Este se lo quedaba mirando y lo hacía poner incomodo, además de que no hablaba con él por más que lo hiciera. Eran contadas las veces en la que lo había escuchado hablar.

William, Violet y Ara confirmaron que Nick era muy agradable, pero no podía confirmarlo por su propia cuenta. Le daba escalofríos sentir su mirar sobre su cuerpo.

Suspiró una vez más y a lo lejos distinguió su casa, sonrió, exhausto, y disminuyó el paso. Ya estaba cerca de casa, ya se podía ver a él en su cama, arropado y con su gato, durmiendo ambos abrazados.

Estos fríos nocturnos le recordaban a cuando se enamoró por primera vez, y anhelaba dormir en brazos de esa persona. Frunció el ceño al acordarse y suspiró, no le agradaba acordarse sobre su primer amor.

"Es estúpido pensar que casi descuido algo tan importante como lo son mis notas." Se dijo así mismo.

Abrió la puerta de la entrada de su casa y la cerró detrás de él.

–Ya llegué..–Dijo sacándose sus zapatos para luego ponerse sus pantuflas. Le dolían los pies de tanto usar zapatos.

–Hola cariño.–La rubia le sonrió desde las escaleras.

–¿Te desperté mamá?–Dijo mirándola mientras dejaba sus llaves en una cesta que tenían a la par de la entrada.

La rubia negó.

–No, de hecho estaba esperándote, pero hacía mucho frío y me metí en la cama.

–Entonces sí te desperté.–Dijo subiendo las escaleras pasando por la par suya.

–Te guardé sopa de fideos, puedes calentarla en el microondas.

–Gracias mamá.–Dijo mientras abría la puerta de su habitación.–Puedes volver a dormir si quieres.

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