XI

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La clase había terminado, suspiró exhausto mientras miraba el asiento vacío de William. Ya llevaba ausente dos días, le pareció extraño. Aunque en sí no le molestaba que el príncipe le enseñara física, de hecho para él era más fácil de entender los apuntes de Israel.

-Así que...-Israel rompió el hielo.

-¿Q-Qué pasa...?-Dijo nervioso, al albino le costaba hablar con el príncipe luego de su sueño.

-¿Tuviste novio antes...?

Aunque la pregunta era un tanto tímida, pudo percibir un poco de molestia en ella.

-Sí... fue cuando tenía 13... Amor joven.-Soltó una risita de incomodidad.

Se hizo un pequeño silencio incómodo entre ambos. Hiroshy frotó sus manos en sus piernas, mientras pensaba que decir. Abrió la boca para cambiar el tema de charla y miró a Nick. El problema fue que ambos quisieron hablar a la vez.

Se hizo de nuevo un silencio más incomodo.

-T-Tú primero...-Incitó el rubio.

-Amm... m-mejor ve tú primero...

-Insisto...-Sus mejillas se tornaron rojas, obligándolo a desviar la mirada.

-Um...-Tomó aire metalmente.-¿P-Podrías... pararte a la par mía...?

¿A la par suya? ¿Qué tramaba?. De igual manera aceptó y se paró detrás de su asiento, esperando paciente a alguna acción del albino.

Hiroshy se paró frente a Israel, acortando demasiado la distancia mientras ambos se veían fijamente a los ojos, admirandose.

Por un lado, el más joven repasaba las imágenes de su sueño mirando y procesando la imágen que tenía frente de sí. Observó los detalles que no vió, como la pequeña cicatríz en su ceja derecha o las pequeñas pecas que cubrían su nariz y debajo de su labio.

Por otro lado, el glorioso príncipe heredero, se encontraba en un estado mental desfavorable, o así lo llamó él. No era fácil romper su concentración y gran sentido de la calma, pero la mirada fulminante de aquellos preciosos orbes de brillante color dorado, la cercanía que sentía y el hecho de que era innegable y más aterrador, las miradas juzgantes del salón de clases.

Aunque realmente nadie los miraba, tampoco había muchas personas ahí dentro y en su mayoría no estaban espiritualmente en el mismo lugar.

Lo que era certero era la intención de Hiroshy, quería recrear su sueño con la verdad pura, para calmarse. Tal vez si decía algo de su sueño al rubio, por más de ser un solo comentario indirecto, sería totalmente no correspondido por él.

Siempre y cuando entienda la indirecta, claro.

-¿Puedo decirte algo?.-Su mirada fulminante no cambió.

-C-Claro...-El joven príncipe se sentía acorralado en la mirada del albino.

Hizo una pausa antes de hablar.

-Soñé que nos besabamos.

Las mejillas de Israel se volvieron rojas, muy rojas, al tener la tez pálida se le notaba más. Dió un paso atrás mientras se refugiaba el rostro en su brazo, desviando la mirada, sintiendo el palpitar de su corazón muy extremo al como debería ser.

"¿Qué me pasa...?".

Hiroshy se quedó lamentandose, si tuviera una madriguera se escondería en ella, no, aún mejor: se iría a esconder a una madriguera en el planeta más alejado de la tierra en el universo más alejado del universo capital del multiverso ocho, con tal de no ser encontrado y morir en paz de la vergüenza.

"No salió como quería... ¡Nisiquiera fué una indirecta!".

Ahora se les era muy difícil hasta mirarse a ambos. Y con un demonio, eso solo los hizo más incómodos entre ellos.

-¿Hola?-La puerta se abrió dando a conocer a la profesora Kim Yeo-jun.

Sonrió al ver que había gente, pero al ver a casi todos los alumnos que habitaban sus asientos en el salón, su mueca de felicidad se esfumó. La señorita Kim Yeo-jun, venía del universo 28 y era excelente profesora de educación física y otras áreas de la materia. Tenía el cabello amarrado en una cola de caballo y de color azul oscuro, sus ojos eran de color esmeralda y tenía una quemadura en su mejilla izquierda.

-¿Profesora..?-Hiroshy se dió la vuelta como escapando de la tediosa situación.

-Oh, hola.-Saludó con acento.

-¿Que hace usted aquí?-Dijo viendo un par de hojas en su mano.

-Estoy aquí en nombre de los clubes.-Sonrió guiñando un ojo.-Dime Hiroshy, ¿te interesa o sabes esgrima?.

Le extendió un folleto, el cual tomó solo por curiosidad y educación.

-De hecho no, no le veo lo divertido.

-Oh vamos, Hyott es el número uno en esgrima.-Se tomó el brazo derecho mientras lo alzaba en el aire, haciendo una pose de una demostración de músculos.

-Aún así no me interesa.

Leyó los logros de esgrimistas que Hyott tuvo recientemente, viendo como destacaba al príncipe en una parte. La ojiesmeralda no se rindió y siguió insistiendo.

-¿Qué tal ajedrez?.

Le extendió otro folleto y nuevamente Hiroshy lo tomó, pero no los husmeó.

-Menos, lo detesto.-Dió vuelta el folleto y se encontró con los profesores que dirigían el club, junto con otros clubs en los que daban clase.

La joven profesora no se rindió, no se iba a ir sin hacer que Hiroshy diga que sí. Caminó hacia Israel que había tomado curiosidad del tema y se había quedado observando, lo tomó de los brazos y exclamó:

-¿No quieres ser como él? ¡Desde que practica esgrima nadie puede corromper su concentración! ¡Eso le ayudó en sus notas!.

-¿Puede soltarme..?-Murmuró un poco incómodo.

Violet y Ara que llegaban, estaban ansiosas por ver a quién estaba obligando la profesora Kim a entrar a algún club. Aunque tuvieron que aguantar su risa al ver que era Hiroshy.

-¡No es necesario que entres a mís clubs!.-Se acercó a Hiroshy.-P-Puede ser cualquier otro...

El albino la miró y alzó el folleto de ajedrez señalando su nombre.

-De hecho...-Interrumpió a la profesora que estaba nombrando los restos de clubes.-¿Es profesora de gimnasia?.

Se le iluminaron los ojos, al punto de querer llorar por la felicidad.

-¿Eres gimnasta?-Murmuró ilusionada.

-Sí, el mejor de mi edad en el universo.-Presumió.

Los ojos de Yeo-jun casi desprenden lágrimas de lo contenta que estaba, abrazó al chico con fuerza, como si no lo fuera a ver nunca más.

-Ven después de clases al área de gimnasios.

Lo soltó y se fué del salón dando brinquitos, feliz mientras le decía a Violet que renueve su estadía en el club de esgrima casi tarareando. Ambas señoritas se echaron a reír por el espectáculo que vieron luego de que su profesora se haya ido lo suficientemente lejos de ellos.


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