Las cajas se amontonaban en la sala, y dentro de esas cajas se podía disipar la silueta de una joven rubia. Estaba viendo cosas en las cajas que tenían guardadas en el sótano, ya que había recibido una maravillosa noticia.
Tenía un embarazo de dos meses.
Francamente, en sus dos embarazos nunca se le creció demasiado el vientre, sobre todo con Hiroshy. Ahora, estaba viendo si encontraba ropa de bebé, tanto de Hiroshy como de Aoto para poder ver que podría reciclar.
En la caja que tenía abierta, se encontró con un par de ropa de bebé, así que la sacó y la ordenó correctamente sobre el sofá. Luego, siguió sacando cosas, encontró chupetes que usó Aoto y juguetes de bebés.
"Me pregunto si podré encontrar algo de Hiroshy..." Pensó.
A su respuesta, se encontró con un peluche de felpa que ella le confeccionó cuando se enteró de su embarazo. Sonrió al verlo y lo acarició con sus dedos, sintiendo la textura sobre sus yemas una vez más.
Lo dejó a un lado y siguió doblando ropa que encontraba, no era mucha, pero servía si el bebé fuera niña. Dejó la caja de lado y se levantó para tomar otra, la dejó en el suelo y volvió a sentarse.
Esta era muy larga y alta, pero podía ver bien sentada desde arriba.
Se agachó para sentarse en el sofá y comenzó a sacar cosas. Había cuadernos de su hijo, tenía escritos y garabatos, peluches descocidos y algunos rotos. Tomó uno por uno y con cuidado los fue dejando a la par recordando los momentos en el que su hijo jugó con esos juguetes que le regalaban los vecinos.
"Hiroshy..."
Se dio cuenta de que el tiempo pasó muy rápido ante sus ojos, poco a poco iba aceptando el hecho de que Hiroshy creció demasiado rápido, suspirando. O tal vez ella tardó mucho en sanar su herida...
Era un día soleado y una jovencita rubia caminaba con su maletín de trabajo, vestía con una falda pegada el cuerpo hasta las rodillas de color gris oscuro, sus medias eran oscuras y estaba calzando unos zapatos de charol negros, tenia una camisa blanca y suéter color vino sobre, mientras tenía en el cuello un pañuelo negro.
Tenía en el cabello suelto y caía sobre su espalda glorioso. Caminaba por la acera lentamente, se sentía mal por que este mes no le darían su bono de salario.
"No podré comprar nada por nuestro aniversario". Pensó amargada.
Se encontraba en una mala situación financiera, aunque tuviera un trabajo estable y diera lo mejor de ella, no le pagaban muy bien que digamos. Hasta podía jurar que a otros profesores le pagaban mejor que a ella. Sintió sus ojos lagrimear, miraba al piso mientras se dirigía a casa, apretando la manija de su maletín.
Su casa quedaba no muy lejos de la escuela en la que trabajaba, pero aún así se cansaba de caminar todos los días con esos zapatos incómodos. Pero ni siquiera tenía un poco de dinero para tomar el autobús, de todas formas, si lo tuviera no lo gastaría en el autobús.
Suspiró, melancólica.
-Señorita, es usted una embarazada muy triste.
Se giró contra sus pasos y observó la figura de aquel hombre que tenía enfrente. Su cabello albino y dorado caía gracioso sobre su rostro, pudo distinguir su cola de caballo y la cicatriz de su frente. La expresión de aquel tipo era calma y sus labios finos formaban una bella sonrisa, sus ropas oscuras destacaban su figura musculosa y en su mano traía un bello ramo de flores.
-Las embarazadas no deben sentir disgustos durante su embarazo o sus hijos lo sufrirán también, y en algún futuro cercano podrían lograr que sus hijos tengan malformaciones o que les guste el rábano y la sopa de cangrejo.-Dijo leyendo una revista que sacó de la nada, miró a la rubia muy serio.-No queremos que nuestro bebé le guste el rábano o la tenebrosa sopa de cangrejo.
La rubia rió y caminó hacia él.
-¡Dame eso!.-Trató de alcanzar la revista, pero el hombre la alzó más arriba.-¡Vamos, apuesto a que no dice eso!.
-Es muy real, puedo asegurártelo.-Abrió la revista en una página aleatoria, totalmente diferente a la que había leído antes con una malo.-¡Escucha esto, Emily! Si la embarazada no acepta darle cariño a su dulce, apuesto y atractivo novio.-La miró y le guiñó un ojo.-Su bebé podría ser como un robot, frío y sin sentimientos...
El tono de voz de Tadashi era devastador, como si hubiese visto lo peor del mundo y ya no le quedara nada más por vivir. Emily se cruzó de brazos, haciendo un puchero y luego lo golpeo con su maletín.
-¡Ayy!.-Se retorció.-¡Eso no es lo que dice la revista!.-Infló sus mejillas y frunció el ceño.-Embarazada mala, muy mala.
Se hizo un silencio entre ambos, Emily comenzó a caminar y Tadashi la siguió detrás de él, como si de un perro se tratara. Centralizó su energía elemental y una especie de látigo de agua apareció y rodeó el ramo, se lo acercó a Emily -que caminaba frente al albino- y creó una carita triste a la par del ramo, y con una voz extraña hizo hablar a la expresión facial hecha con agua.
-Buu... ¡Perdona a Tadashi!.-Acercó más el ramo a ella.-Todos saben que es estúpido, pero debes perdonarlo por más que sea un tonto, patán, imbécil-
-¡Hey, hey, hey, hey!.-Dijo observando la carita de agua con recelo.
Emily echó a reír y aceptó el ramo.
-No creo que seas un patán, imbécil o un estúpido.-Se ruborizó y lo miró sonriéndole.
-¿Pero si un tonto?
-A veces...-Ocultó su rostro en las flores.
-¡Emily...!-Exclamó ofendido.
Aprovechó la situación y tomó a la rubia en brazos, y la alzó hacia el cielo, levantándola con facilidad, escuchando sus exclamaciones.
-¡Tadashi, bájame!.-Pataleó.
-La embarazada podría poner en riesgo la salud del bebé si esta está melancólica o ansiosa, hay que procurar satisfacer necesidades necesarias y evitar el cansancio.
-¿Lo inventaste de nuevo?.
-No, está en la revista.
Emily puso los ojos en blanco, sin creer una sola palabra.
-Está en mi bolsillo, puedes tomarla.-Acomodó mejor a Emily en sus brazos y ella sacó la revista de la chaqueta de su novio.
"Bueno, tiene razón, realmente leyó la revista".

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Just Us
Fanfic¿Que tan mal puede salir una relación entre un príncipe traumatizado-suicida y un becario distante y ansioso? El libro entero está dedicado a Avril.