Capitulo 31: ¿Qué te he hecho?

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Habla Chiara

12:34 p.m

"No sé qué me pasa, pero este lugar ya no se siente como casa."

"No puedo vivir más aquí, si lo hago, voy a morir."

"Cada recuerdo es una herida, que solo tú puedes sanar estando a mi lado día a día."

"Si me preguntan por amor verdadero, sacaré nuestra foto del monedero y la presumiré por todo el pueblito, mostrando el círculo bonito que juntas hemos construido."

"Le doy gracias a la vida por ponerte en mi camino, pero también le doy las gracias al destino. Y que sepas que cuando me miras, las mariposas de mi estómago revuelven mi intestino."

"Después de la tormenta, siempre viene la calma. Y mi calma es estar tumbadas bajo las mantas acariciándonos hasta el alma."

"Contigo la coraza se me cae, serás mi moza hasta que el sol se apague, y nunca habrá forma en la que te pague, todo ese amor y confianza que tú me traes."

Releo la página de mi libreta una y otra vez, tratando de encontrarle algún tipo de conexión a aquellas pequeñas frases sueltas.

Hoy es jueves, primer pase de micros, tenemos la mañana libre y por ello quiero ensayar, pero cada vez que me he acercado a Violeta para preguntarle si está libre, me rehúye. Así que, he optado por venir a componer un rato a la sala de Vic. Mi única vía de escape.

- Hola bebé. - Exclama Ruslana apareciendo por la puerta.

Elevo la vista de mi libreta y me la encuentro ahí, tan guapa como siempre y acercándose a mí.
Se sienta a mi lado en la banqueta.

- ¿Puedo... - Pregunta señalando la libreta con la cabeza. Asiento y ella la toma con sus manos.

Mientras lee todos esos versos, mis dedos viajan solos por las teclas del piano, creando una armonía preciosa.

- Wow, Kiki. Es súper bonito. - Halaga Ruslana dejando la libreta en su sitio. - ¿Qué vas a hacer con ellos?

- Mi idea es componer, pero no me sale ninguna idea para enlazar esas frases. - Respondo con tono apenado.

- Si quieres compongo contigo. - Propone. - Así nos ayudamos mutuamente.

Elevo la cabeza para mirarla y, al cruzar miradas, nos sonreímos mutuamente, con la conexión mágica que solo nosotras tenemos.
Asiento levemente con la cabeza y, tras un gritito de felicidad, Ruslana me abraza eufórica.

- Tú busca la melodía, que yo no sé, no he hecho el bachiller. - Suelta tras separarnos.

- La melodía ya la tengo, bobita. - Respondo y, segundos después, la comienzo a tocar con el piano.

Una armonía, una rueda de acordes que termina un minuto y medio después de que empieza.
Es una canción melancólica, o ese es el punto de vista que le quiero dar. Es una melodía tipo Adele, o tal vez, como 'Luna' de Aitana.

- Toca los acordes, yo la canto al orden que yo quiera. - Manda leyendo de mi libreta. - "Cada recuerdo es una herida, que solo tú puedes sanar estando a mi lado día a día." - Recita, dándole una entonación súper bonita a esos versos. - "No sé qué me pasa, pero este lugar ya no se siente como casa." - Vuelve a cantar, siguiendo al unísono esa melodía que había creado previamente. - "No puedo vivir más aquí, si lo hago, voy a morir." "Cada recuerdo es una herida, que solo tú puedes sanar estando a mi lado día a día." - Repite el verso, creando un orden precioso. - "Después de la tormenta, siempre viene la calma. Y mi calma es estar tumbadas bajo las mantas acariciándonos hasta el alma." - Dejo de tocar, ya que la melodía se acaba ahí.

Hoy Y Siempre // Kivi OT 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora