Capítulo 43: Dos niñas en un parque

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No pov:

17:40 a.m

Las caricias de Martin y Ruslana en la espalda y brazos de Chiara no son suficientes para reconfortarla. La menorquina llora desconsolada, tan aturdida por sus propios sentimientos que solo balbucea frases inconexas.

- Venga va, Kiki, que tenemos visita, vamos a lavarte la carita. - Dice Ruslana con un tono de voz cálido.

La única respuesta que obtiene es un puchero y más sollozos. Es imposible calmarla.

Ambos chicos están desesperados, sus miradas son prueba de ello. La última vez que vieron a la medio inglesa así, recurrieron a la ayuda de Violeta, que ahora parecía ser el motivo por el cual la chica estaba así de mal y no la solución para dejar de estarlo.

El vasco, con una sola mirada, le hace entender a Ruslana que Chiara necesita estar sola y que es mejor dejarla en paz y que piense por su cuenta. Que no pasa nada si se pierde una visita.

Los dos recién mayores de edad le dan un beso a Chiara en la frente y salen de la terraza, que parece ser el nuevo lugar de confort de la menorquina, y solo ella sabe el porqué.

Sonríe con nostalgia al recordarlo. Sonríe hasta que le duelen las mejillas de tanto hacerlo y hasta que se siente imbécil de sonreír por extrañar algo que nunca existió.

"Qué irónico, echo de menos algo que nunca fue real."

Echa de menos esa relación que nunca se oficializó entre ellas. Añora esos besos que parecían ser reales y con sentimientos de por medio en su momento. Ahora ni ella misma sabe siquiera si esos besos verdaderamente significaron algo para Violeta, aunque parece no ser así por la manera en la que la apartó de su vida, sin tener en cuenta su opinión sobre esa absurda decisión.

Sentada en el sofá, Chiara recoge las piernas y se abraza a sí misma, dejando que las lágrimas salgan de sus ojos y fluyan sin miedo, como ha acostumbrado a hacerlo estos últimos días.

Siente que le arde la garganta, pero puede más el dolor mental que el físico, parece no importarle. Se acaricia la primera parte de su cuerpo que encuentra, que son sus propias piernas, mientras rememora todos esos recuerdos que vivió en su última semana juntas. La extraña. Mucho.

Flashback de Chiara:

- No quiero que te vayas. - susurra Chiara contra el pecho de Violeta.

Sentadas en la terraza, mirando las estrellas y la luna, ambas están abrazadas y acurrucadas una junto a la otra, cubriéndose con una manta y con la pelirroja acariciando el brazo de la morena con tanta suavidad y delicadeza que siente que puede dormirse en cualquier momento. Pensaba que podría caer rendida bajo su dulce tacto y las formas geométricas que sus dedos trazan sobre su piel.

Parece que, para aprovechar esos últimos momentos juntas dentro de la academia, han dejado toda su historia atrás. Son solo ellas dos. Les dan igual todas las pesadillas que atormentan sus cabezas incluso cuando están despiertas. Porque esos monstruos imaginarios parecen irse cuando se dejan abrazar por la otra. Pero saben que no por mucho tiempo va a ser así. Solo que se permiten disfrutar y que la otra disfrute.

- Yo tampoco quiero irme. - susurra de vuelta Violeta, en lo que parece ser más un suspiro.

Luego de estar un par de minutos en un íntimo silencio, Chiara ríe, y Violeta la mira confundida, a pesar de que sus miradas no pueden cruzarse por la posición que han adoptado, Chiara puede intuir la manera en la que la pelirroja ha fruncido el ceño.

- ¿De qué te ríes, señorita? - chincha Violeta parando las caricias y convirtiéndolas en cosquillas en el costado de Chiara, haciendo que la misma se retuerza sobre ella, rogando por que pare.

Hoy Y Siempre // Kivi OT 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora