Matrimonio

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Intenté bloquear la luz solar y los rayos dorados que entraban por la ventana, iluminando la habitación.
Cubrí mis ojos con mi brazo y escondí mi rostro bajo la almohada, solo para escuchar la risa de Rosé detrás mientras se subía a la cama.

Mi sostén había resbalado de mi hombro y ella aprovechó a dejar besos.
Sus manos acariciaban mi espalda y aunque traté de ocultarla, Rosé notó la gran sonrisa en mi rostro.

Sé que estás despierta~ —Susurró y fingí dormir, dejando escapar pequeños suspiros. —Oye, bella durmiente, estamos en nuestra luna de miel~ ¿No quieres levantarte y hacer algo divertido?

Traté de no hacer un puchero, quería quedarme en cama.
Pero era imposible evitar la felicidad que recorría mi cuerpo.
Mi corazón se emocionó ante la palabra 'Luna de miel' y el recuerdo de ayer vino a mi mente.

La boda, los votos.
El vuelo hasta nuestro lugar soñado.

Mi esposa...

Todo se sentía irreal, era perfecto.

Me giré para mirarla, estaba recostada en mi hombro.
Sus labios a centímetros de mi rostro y nuestras miradas conectadas.

Su mirada era brillante, de felicidad.
Sentí su mano acariciar mi mejilla.
Vi el anillo en su dedo y entrelacé nuestras manos.

Tus manos son suaves... —Murmuré. —Aún no puedo creer que en serio soy tu esposa

Es increíble, siempre he soñado con este momento —Sonrió. —He soñado con esto desde que te conocí y ahora es una realidad, puedo amarte cada día más durante el resto de mi vida

Mi corazón latía ante sus palabras.
Giré en la cama y la abracé.
Nuestros corazones latían a la par, pero el suyo se aceleró al sentir mi mano en su rostro.

Ayer fue tal y como siempre quise

Ella asintió con una sonrisa. —Pensamos lo mismo

Un cómodo silencio se hizo presente.
Un instante donde podía disfrutar sus labios en mi piel.

¿Qué quieres hacer? Podemos ir a la playa~ —Besaba mis mejillas. —Podemos tener una cita o ir a almorzar, a caminar, aventurarnos en una pequeña travesía

Acaricié su rostro mientras hablaba.
Me quedé así un rato.
Pensando la suerte que tenía de tenerla a mi lado.

Solo quiero estar contigo, me siento muy afortunada de tenerte y no sabes lo feliz que estoy gracias a ti

Será mejor que empieces a creerlo~ ¡Estaremos juntas para siempre! —Juntó nuestras manos acariciando, o mejor dicho admirando, los anillos que habían allí. —¿Qué te parece si nos quedamos aquí pasando el resto del día en cama? Tenemos una semana aquí, así que no debemos apresurarnos

Asentí y me acomodé abrazándola.
Estaba más que feliz en ese momento, recordando tantas cosas que ella había dicho e imaginando sobre lo que espera a futuro.

Mascotas...
Una casa más grande...
Acomodándonos a la vida de casadas y, tal vez, con un par de pequeños corriendo por la casa.

El comienzo del resto de nuestras vidas estaba iniciando y no hay nadie más en este mundo con quien quiera esto.

Solo con ella...

Imagina Con RoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora