Control

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No sabía muy bien qué hora era cuando mi sueño de belleza fue interrumpido por unos fuertes gritos. Rosé no estaba a mi lado, así que rápidamente me puse mi ropa interior y una camisa grande para ir a ver qué sucedía.

Los gritos provenían de la sala de juegos, lo cual fue tranquilizante al saber que no estaba en peligro. Rosé se la pasaba allí desde que había comprado unas cuantas consolas de videojuegos.

Hola, princesa —Saludó con una sonrisa y escaneó mi cuerpo sin descaro, poniéndome algo nerviosa.

¿Qué te sucede? ¿Te asustaste, perdedora? —Se escuchó una voz en el juego, al parecer jugaba online. —¿Vas a ir a llorarle a tu mami?

Al instante la atención de Rosé volvió a la gran TV que había allí, haciéndome sentir un poco mal. Casi pareció que no le importó mi presencia.

Fui a tomar una larga ducha, hoy no teníamos planes así que estaríamos todo el día en casa.
Luego de casi una hora en la bañera, salí del baño esperando que Rosé estuviera preparando comida para ambas como era costumbre.
Bajé a la cocina pero no, aún estaba allí.

Cariño, ¿No te cansas de jugar lo mismo todo el tiempo? —Ni siquiera se movió, solo siguió congelada frente a aquella pantalla moviendo sus dedos a gran velocidad. —Bebé~ —Me senté tras ella en el gran sofá, abrazando su espalda.

Escucha, pedazo de... —Se escuchó la misma voz de hace un rato. —Voy a ganarte y te vas a sentir tan mal que nunca en tu vida jugarás esto de nuevo

Ignoré aquellos insultos ya que era algo normal, había escuchado a Rosé decir cosas peores.
Besé su cuello con delicadeza y acaricié la zona baja de su abdomen, ya que ese es uno de sus puntos débiles, pero nada.
"Estúpido juego, se vería mejor en la basura" Pensé.

Salí de la habitación soltando un fuerte suspiro pero Rosé ni cuenta se dio, será mejor que coma mientras espero a que termine de jugar... si es que lo hace.

~~~~~~~~~~~~~~~~~

Luego de unas horas, Rosé solo se había movido de la habitación para usar el baño, comer un sándwich y tomar una ducha.
Todo gracias a que entré al cuarto enojada y la obligué. Si no estuviera aquí, de seguro seguiría allí encerrada sin comer y sin bañarse.

Entré de nuevo luego de un rato con la intención de robar su atención, esta vez me senté en sus piernas, nuestros cuerpos encajan a la perfección.

Rosé estaba a mitad de un juego, así que solo movió su cabeza sobre mi hombro para seguir viendo la TV.
Miré su rostro escaneando cada detalle, me detuve en su cuello acercando mis labios. Sentí sus manos rodeando mi cintura, juntando aún más nuestros cuerpos.

Comencé a besar su cuello, dejando una que otra marca y sentí como se tensó y tomó mi cintura, dejando de jugar.
Sus manos se metieron bajo mi camisa, acariciando mi piel a su gusto, comencé a suspirar con deseo al sentir su seguridad en cada roce.

¿Ya te asustaste de nuevo? —Aquella voz otra vez... —No te preocupes, puedes dejar de jugar, sé que soy intimidante

Ya no puedo con esto —Escuché a Rosé suspirar. Pensé que apagaría la TV pero no, al parecer ya no podía conmigo porque siguió jugando.

Me levanté molesta. No conseguí una novia para estar todo el día sentada viendo como juega con chicas que no conozco.
Me asomé por la ventana de nuestro cuarto, hace un día precioso.
Le diré a mi mejor amiga que salgamos un rato.

Hwasa...

¡Hola, T/n~! —Escuché su voz.

Hola, María~ —Imité su tono. —Llamaba para ver si quieres salir un rato, tal vez tengas un pequeño espacio en tu agenda de hoy--

¡Claro que si! —Respondió animada. —Aunque no hubiera espacio, sabes que por ti dejo lo que sea

Eres la mejor amiga que pude desear —Sonreí.

También te quiero —Soltó una risa. —¿A dónde quieres ir? Las chicas y yo escuchamos de un club nuevo que hay en la ciudad, irémos en un rato

Suena bien, iré a arreglarme —Asentí con una sonrisa. —Nos vemos en un rato, envíame la dirección

Caminé hacia mi armario emocionada, hace poco había comprado un vestido y podría usarlo.
Era negro, ajustado y... bastante revelador.
Toda mi espalda quedaba al descubierto y abrazaba mi trasero con perfección.

Rosé, voy a salir un rato —La mencionada solo asintió, sin escuchar lo dicho. —No me esperes despierta

Unos tacones resonaron por el pasillo, llamando su atención. Se puso de pie y estiró su cuerpo como nunca antes. —Eso fue suficiente por hoy —Miró la hora. —Mierda, llevó más de 14 horas aquí —Soltó una risilla y salió de la habitación.

Allí estaba yo en el pasillo, mirando el teléfono.
Hwasa recién había enviado la dirección.

Te ves hermosa

Escuché la voz de Rosé, venía hacía mi acomodando su pantalón. "Es toda una calenturienta" pensé. —Gracias

¿A dónde vas tan hermosa?

Saldré con Hwasa

Su ceño inmediatamente se frunció.
Rosie y Hwasa no se llevaban muy bien. Ella era muy posesiva y mi mejor amiga adoraba coquetear, incluso si era de broma.
Rápidamente negó tomando mi cintura y quitando el teléfono de mis manos.

No puedes ir

¿Qué? —Reí. —¿Por qué no puedo ir según tú? —Me crucé de brazos.

Porque te necesito... Te necesito aquí

¿Acaso ya se acabó tu jueguito? —Arqueé una ceja.

Jadeé al sentir mi cuerpo chocar contra la pared. Rosé me acorraló, rodeando mi cintura con una mano y apoyando su otra mano en la pared. Su mirada se notaba más oscura y lujuriosa.
Tomó mis manos y las puso sobre mi cabeza, dejándome inmóvil.

Perdóname por no darte atención, princesa —Sus labios atacaban mi cuello, haciendo que mis piernas temblaran. —Deja que Daddy se disculpe... —Susurró

Sentí como comenzaba a estimular todos mis puntos débiles.
Sus labios atacaron los míos, sus manos levantando mi vestido para acariciar mi piel a su gusto, su desespero era notorio.

Rápidamente el vestido se encontraba en el suelo, Rosé juntó ambos cuerpos con deseo y pude sentir lo necesitada que estaba.
Salté a sus brazos, rodeando su cintura con mis piernas. Sus manos rápidamente agarraron mi trasero, como siempre.

Sin darme cuenta, ya estábamos en el sofá. Yo me movía sobre ella buscando más contacto.
Pude ver como sus shorts comenzaban a brillar al estar en contacto con mi ropa interior húmeda. La necesitaba con todas mis fuerzas...

Daddy~ —Escapó de mis labios un gemido.

Mis caderas se movías cada vez más rápido, sentí las manos de Rosé golpear mi trasero con fuerza y deteniendo mis movimientos. —Mi turno...

Me recostó en el sofá, acomodándose sobre mi y frotando su cuerpo contra el mío.
Comenzó a besar mi cuerpo lentamente, pasando por cada rincón.
Sus labios pasaron desde mis tobillos hasta mis clavículas una y otra vez, con delicadeza.

Rosie~ —Gemí desesperada, tratando de tocarla pero siempre me detuvo.

¿Cómo me dijiste? —Comentó con su voz ronca, sus dedos acariciaron mi entrada.

L-lo siento

¿Qué? No te escucho —Siguió provocándome.

P-por favor, Daddy

Sonrió con la mirada cegada por el placer. —Ya que pediste como buena niña, es hora de jugar, tu amiguita tendrá que esperar 

Imagina Con RoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora