Imagina Con Rosé

Enferma

—¿Qué quieres hacer ahora? Aún no es tarde así que podemos hacer lo que quieras —Habló Rosie mientras entraba a la casa.

Ella me dijo que tendría unos días libres y que iríamos a cenar; ese momento fue la emoción de mi semana.
Planeaba llegar a casa luego de la cena y acostarme con mi hermosa novia mientras veíamos películas.

Pero ahora, lo único que quiero es dormir.
Salimos hace un rato del restaurante y el dolor en mi vientre es insoportable, cada vez peor.

Sentía mis manos temblando mientras daba suaves caricias tratando de reducir el dolor; las nauseas solo aumentaban poco a poco y sentía un frío sudor recorrer mi cuerpo centímetro a centímetro.

Tal vez al llegar a casa me daría un baño, me acostaría y me quedaría rápidamente dormida.
Despertaría con la luz del sol y sintiéndome de maravilla.
Suena bien, ¿no?

—De hecho... ¿Podemos ir a casa y dormir? —Rosé frunció el ceño. —Estoy muy cansada

Sentí como se acercó a mi por detrás, pero se detuvo al ver mi piel brillando por el sudor. —¿Estás bien? ¿Te sientes bien? —Me giré para verla, preocupación reflejada en sus ojos.

—No, no me siento bien; pero creo que se me pasará descansando un poco

Rosé suspiró acariciando mi hombro.
Asintió luego de un momento.

—De acuerdo, pero sube las escaleras con calma

Sentía su mano en mi espalda baja mientras subía las escaleras.
Llegué a la cama y me metí rápidamente bajo las sábanas, sintiendo cada vez más y más nauseas.

Rosie se acostó detrás de mi, acariciando mi espalda suavemente. —Espero que te sientas mejor —Gemí de dolor, interrumpiendo sus palabras. —Si necesitas algo, solo dime

Asentí sin decir nada y traté de quedarme tan quieta como fuera posible.
Mi respiración temblaba y era difícil por el constante dolor, sumando la sensación de nauseas que me impedía pasar saliva con normalidad.

Mi incomodidad aumentaba cada segundo.
Aun sentía la mano de Rosé moverse por mi espalda, así que no había dormido.
No quería decirle, pero sabía que en cualquier momento iba a vomitar.

Mi boca se llenó y rápidamente me senté, sorprendiendo a mi novia. —¿T/n? ¿Estás bien?

No pude responder y corrí al baño, seguida por Roseanne.
Sentí como se arrodilló detrás de mi y sostuvo mi cabello gentilmente.

—Todo está bien, estoy aquí —Acarició mi espalda con cariño. —Déjalo salir

Con cada movimiento de mi estómago, ella repetía las mimas palabras.
Vomitar nunca es algo bonito y mucho menos bueno, así que su corazón estaba triste.

No estaba segura de qué hacer, así que continuó con las caricias junto con las palabras.
Lo cual fue de gran ayuda, honestamente...

—¿Crees que ya acabaste? —Preguntó mientras recosté mi cabeza en su hombro.

Pero ese pequeño descanso, fue solo para recuperar el aliento antes de continuar.
Estiré la mano con la intención de sostenerme de algo, sintiendo como ella la tomaba.
Sentí como daba suaves apretones.

Luego de unos minutos, que se sintieron como mil años, ya todo terminó.

Exhausta, me di media vuelta y me recosté de nuevo en su hombro.
Cerré los ojos, tratando de recuperar la respiración.

—¿Hay algo que pueda hacer?

—Solo abrázame...

Rápidamente rodeó mi cintura, acercándome a su cuerpo.
No me sostuvo tan fuerte como lo hacia usualmente para no hacer presión en mi pancita, pero no me soltó en ningún momento.

—¿Crees que puedas llegar a la cama? —Luché un poco para levantarme, me sentía demasiado débil. —Déjame ayudarte, quiero que estés cómoda y que estés bien

Miré hacia otro lado cuando nuestras miradas chocaron.
Nunca me ha gustado que me ayuden, pero en esta ocasión me sentía débil, sin ánimos, sin energía; me sentía terrible.
Lo único que quería era estar entre sus brazos.

Caminamos hacia la puerta, pero ella se detuvo en el lavabo.
Rodeó mi cintura y tomó mi cepillo de dientes.

—Sé que aún sientes ese sabor en tu boca —Me ayudó. —No quiero que te sientas mal de nuevo

Hice caso lo más rápido que pude, estaba muy cansada.
Pronto estábamos en la cama.
Ella me recostó y me cubrió, pero se levantó.

—No te vayas —La detuve.

—Solo quiero traer--

—No, por favor —Negué. —Solo quédate conmigo, te necesito —Asintió sin protestar y besó mi mejilla. —No sé qué haría sin ti... —Me recosté en su pecho.

—No te preocupes por eso, siempre estaré aquí para ti —Me abrazó. —Ahora duerme un poco, si necesitas algo, solo dime y haré lo que sea por ti

Poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse.
Sentí como las sábanas me cubrieron hasta los hombros.

—En serio te amo

—Te amo, T/n —Susurró en mi oído y acarició mi cabello hasta que ambas nos quedamos profundamente dormidas...