Imagina Con Rosé

Bajo la lluvia

A pesar del frío que había en el ambiente, no podía sentirme más cálida.
Rosie y yo íbamos tomadas de la mano mientras caminamos por la ciudad.
Recién habíamos cenado juntas así que ahora vamos para nuestro hogar, pero nos estamos tomando nuestro tiempo.

—Gracias por la cena, Rosie~ —La miré con una sonirsa. —Estuvo maravillosa

Sentí sus labios chocar con mi mejilla. —No es nada~

Giré mi rostro para darle un beso, pero una gota de agua cayó sobre mi brazo.
Fruncí el ceñó confundida.

—¿Qué sucede?

—Creí sentir una gota de lluvia... —Murmuré y pronto más gotas comenzaron a caer. —Ya estamos cerca de casa, llegaremos antes de que empeore —Ella asintió y me aferré a su brazo.

Sin embargo, no tuvimos suerte.
Tan solo un par de segundos después comenzó a llover con intensidad.
Solté un chillido y me aferré más a su brazo mientras caminaba más rápido.

Pero sus brazos rodeando mi cintura, hicieron que dejara de caminar. —¿Rosé? ¿Está todo bien?

Ella asintió con una sonrisa, la lluvia cayendo por su rostro. —Es solo que... hay algo que siempre he querido hacer contigo y este es el momento perfecto

Su mirada se levantó, observando el cielo.
Hice lo mismo, observando la lluvia caer.
Luego de un momento me di cuenta de que Rosie se estaba intentando acercar a mi.

Reí por su ternura y cuando iba a dar un paso, ya la tenía frente a mi.
Sus manos rápidamente viajaron por mi cintura, luego sentí como se inclinó para besarme.

La forma en que nuestros labios se movían en sincronía, debilitó mis piernas.
Tuve que rodear su cuello con mis manos o me caería ahí mismo.

—¿Eso estuvo bien? —Preguntó con una sonrisa pícara en sus labios.

La respuesta era más que obvia, yo estaba jadeando necesitada.
Sus besos siempre me dejan así.

—Tonta... —Reí suavemente y me recosté en su pecho.

Ya no importaba la lluvia que se deslizaba dentro de nuestra ropa, o la sensación del frío en nuestros cuerpos.
Todo dejó de importar cuando me agarró con fuerza una vez más y me besó.

Sin embargo, un fuerte trueno nos hizo separar.
Rosie acariciaba mi espalda con cariño ya que me había asustado ante la repentina luz y el fuerte sonido.

—Vamos a casa, cariño —Besó mi mejilla. —Vamos a abrazarnos bajo las sábanas y a tomar algo caliente

—Bien, vamos —Asentí dándole un corto beso y ambas corrimos a casa entre risas, ansiosas por estar bajo las sábanas.