01| Un favor deportivo

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El bullicio de la gente en las escaleras es ensordecedor. Todos gritan insultos, ánimos y un sinfín de cosas más que no logro comprender del todo, quizá es porque no entiendo qué está pasando en el juego o tal vez es porque estoy nerviosa hasta la médula.

El sudor me corre por la frente y el cuello, y por más que quisiera quitarme el casco, no puedo. Mi pierna se mueve de un lado a otro sin control y mis uñas se entierran en las palmas de mis manos.

No debí de haber aceptado.

Veo como un montón de hombres sudados, llenos de tierra y con olor a sobaco se pasan la pelota, corren, se taclean y pasan a empujarse como si el juego se tratase más de matar al otro que llegar hasta el final con el balón.

También veo como Hunter, el capitán del equipo, me echa ojeadas a cada rato y eso me tiene mucho más nerviosa y alerta. Mi mente que sobre piensa todo no puede evitar deducir que me ha descubierto. Que sabe que no soy Nick el que está debajo del uniforme y que está pensando en cómo delatarme.

El árbitro ¿se les dice así o solo aplica para los de fútbol soccer?—me gustaría que quedara claro que no sé nada de deportes—suena el silbato y el partido acaba, o se va a medio tiempo o lo que sea que haya significado esa indicación, pero cada equipo se dirige su lado de la cancha.

Observo como esos sudorosos y apestosos jugadores se aproximan, algunos se quitan el casco para beber agua, otros se gritan entre sí, hay dos que hablan con el entrenador pero el capitán del equipo, Hunter, el que mencioné que me echaba ojeadas a cada minuto que podía se está acercando a mí.

SE ESTÁ ACERCANDO A MÍ.

Okey. No debo entrar en pánico porque eso solo me delataría más y no quiero meterme en problemas, no quiero saber las consecuencias de no poder haberle dicho que no a Nick cuando la idea de cubrirlo salió de su boca.

Quiero hacerme la loca y ver a cualquier otra parte que no sea él. Veo la cancha enorme, la gente de las gradas, el pasto ¿siempre había sido así de verde o es algo que le agregan para que el partido también sea un espectáculo visual? Mis ojos viajan de una cosa a Hunter y de Hunter a cualquier otra cosa. Y sé que no estoy disimulando.

¿Cómo había terminado en esta situación? Bueno, yo iba en el transporte público dirigiéndome al deportivo de la escuela hasta que Nick, mi mejor amigo, me llamó todo alterado, diciéndome que necesitaba que estuviera ahí. Ya. Urgentemente.

Obviamente lo mandé a la mierda porque iba en transporte y no podía exigir al chófer a que se apurara solo porque él estaba en una crisis.

Para cuando llegué a los vestidores, le pedí que saliera y me explicara qué estaba pasando. Al salir, lo vi hecho un manojo de nervios. No tenía puesto su uniforme aun cuando faltaban quince minutos para que el partido comenzara, estaba tan sudado que el cabello se le pegaba a la frente y a duras penas se podía mantener de pie porque sentía que la fuerza de las piernas se le había esfumado.

— ¿Qué pasa? —le pregunté preocupada.

—Necesito que me hagas un favor.

— ¿Y cuál es?

—Quiero que me cubras en el partido.

No respondí esperando alguna reacción que me indicara que estaba bromeando, luego de unos segundos sin decir nada, me eché a reír.

—No estarás hablando en serio.

— ¡Claro que lo estoy! —me tomó de los hombros y me zarandeó—. ¡No tienes que hacer nada, solo ponerte mi uniforme y fingir ser yo! ¡Con el casco puesto ni siquiera se van a dar cuenta!

Un verano para enamorarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora