Si Hunter supiera...

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Meadow no lo demostraba, pero sí observaba de soslayo a cierto chico.

Sobre todo en los entrenamientos y en los partidos. Porque ahí no podía descubrirla nadie.

Le gustaba verlo sudado, concentrado y dando órdenes. Sin querer, se fijaba en los músculos tensados de su espalda, de sus hombros y de sus brazos por cada esfuerzo que hacía tras correr y hacer maniobras por todos lados.

Y cada que él desviaba la vista hacia ella por accidente, daba un respingo y se sonrojaba pero fingía que estaba concentrada en el partido. O en Nick Baker, su mejor amigo y también miembro del equipo.

Hunter era esa clase de chico que es atractivo hasta no más poder. Y desde la primera vez que notó su existencia, sintió una especie de imán que la atraía hacia él. Que la jalaba con fuerzas. Pero ella se resistía y se resistía.

Porque él tenía la cara de romper corazones y ella ya no tenía un corazón. Al menos, no uno que sintiera y que la dejara propensa y expuesta al dolor, solo uno que le permitía seguir viva.

Sin embargo, ese corazón se agitaba cada que se lo encontraba. Y lo odiaba. A él y a sí misma por sentir.

Si Hunter supiera todo esto... o si supiera lo mal que se la estaba pasando desde que no le habla, desde que no le dirige ninguna palabra o siquiera una mirada. Le dolía que él hubiese ido a su habitación solo a recoger su almohada... no lo soportaba. Y ella detestaba sentirse así. Quería arrancarse con las uñas las sensaciones desagradables con tal de volver a sentir control, dejar de lado el dolor y agradecer que todo eso que llegaba a ser confuso se había acabado.

Si Hunter supiera que ella no había dado ese beso y que no lo había correspondido, sería todo tan diferente.

Pero él no lo sabe.

Y a ella solo le queda seguir, sin voltear a ver atrás. 

Un verano para enamorarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora