TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)

ACUERDOS

Me acerqué, recostándome a su lado.

—Se que en parte tienes razón, Ethan aún así no voy a aceptarlo. Dije que voy a cambiar de auto y lo haré apenas tenga el tiempo para evitar que te preocupes. Mientras tanto necesito mi antiguo auto de vuelta. — concluí serena ofreciéndole el sobre y las llaves. —No puedo creer que asumieras que realmente iba a aceptar un chofer. —dije en medio de una sonrisa.

Tomó las cosas y me miró como si no tuviese remedio alguno.

—No creas que esto acaba aquí. —sentenció.

—Por cierto ya tengo un teléfono. —dije entregándole el teléfono.

—¿Cuál es tu problema con los regalos? —se cruzó de brazos y me frunció el ceño.

—No tengo problema alguno. De hecho me encantan las sorpresas, pero esto... Tienes que admitir que es pasarse de la raya. —respondí sin mirarlo y su teléfono comenzó a sonar, lo sacó de su bolsillo y me dirigió una mirada rápida.

—¿Puedo volver luego? Me gustaría ver a Nathan y hablar un par de cosas contigo. —solicitó mientras seguía sin responder la llamada.

—Sí, claro. —asentí y contestó el teléfono.

«¡Oh Dios! Volverá»

—Te veo en unas horas. —se despidió con el teléfono pegado a la oreja, iniciando una conversación con alguien más y retirándose a paso firme.

Le di un último vistazo al Audi reconociendo que era una total belleza antes de irme al ascensor.

En el departamento Ghail me esperaba ansiosa y sonriente, preparó unos bocadillos para todos. Nate estaba en la habitación recostado en la cama y Logan en un puff, mientras jugaban fútbol en la consola. El último me dedicó una mirada rápida que destiló urgencia. Le di un beso en la coronilla a mi pequeño y volví a la estancia, me sentía abrumada y necesitaba hablarlo con Ghail.

—No lo entiendo Ghail ¿En que diablos pensaba dándome un auto? —conté exhausta y quitándome los zapatos.

—Aún no me lo creo, ¿un chofer? —río negando con la cabeza. —Sé que no lo aceptaste aunque si de mi dependiera te convencería de lo contrario por daños y perjuicios. —aseguró tomando asiento.

—El auto es inaceptable y él un incomprensible, creí que no lo vería de nuevo y de pronto aparece y todo vuelve a ser un caos dentro de mi, Ghail, en el hospital fue tan atento, no sé como manejar esto porque no sé que esperar. —me desahogué sintiendo que las dudas se agolpaban en mi mente. —No es esta la faceta de él a la que estoy acostumbrada.

—Sospecho que ésto no tiene nada que ver con los regalos, ¿intentó algo, verdad? ¡Claro que lo hizo! Lo sabía. —soltó respondiéndose ella misma.

—Me besó. —conté en voz muy baja fijándome que nadie pudiese escucharnos. —Pero no resultó bien, se apartó, parecía arrepentido por haberlo hecho. —solo recordarlo me hacía sentir incómoda.

—¿Solo un beso? ¡Vaya! Creí que con toda esa hipersexualidad que irradia, te habría dado sin descanso en alguna camilla mal parada. —rió y a mi por poco se me desprende la mandibula. —¿Qué te sorprende?, es obvio que está loco por tí, solo falta saber qué vas a hacer tú. —inquirió mirándome concienzuda.

—Estás loca. Él me agobia y tú también con las cosas que dices.

—Vamos, April. A mi no puedes negarme que te mueres por...

—No caeré de nuevo, Ghail sólo fue un beso. —sentencié frotando la palma de mi mano.

—Bueeno, por la forma en que te miraba esta mañana, estoy segura de que seguirá intentando cosas. —habló convencida deteniendo el frote de mis manos. —No te juzgaré si reincides, y cómo no hacerlo con semejante prospecto...