capitulo 1: Así soy yo.

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Hoy es un día de cambios, estoy a horas de empezar la universidad. Gracias a Dios, no voy a estar sola en este largo camino, porque Ginger, mi mejor amiga, estará  conmigo. Porque para ser realmente sincera, podríamos  decir  que ser sociable no es una de mis mejores cualidades, no puedo entablar una conversación por  más de 1 minuto con alguien, no porque me sea difícil  o imposible, al contrarió , digamos que encuentro más placer al leer un libro, investigar su portada, imaginar sus personajes. Soy más feliz    escuchando una buena canción, recordando. Tratando de estar en una completa y perfecta sincronización conmigo. No vamos a decir que me Amo, tengo una tremenda falta de autoestima, tantas cosas en mi vida, tantos sucesos han logrado lastimarme. La unica persona que pudo aceptarme asi, que me apoyo en cada momento de mi vida fue Gin, Por ello, acá estaba, con mi única amiga de toda la vida.

Aparte de ser una chica de pocas palabras, mi sentido de la moda esta un muy atrasado, odio eternamente usar  cualquier cosa apretada a mi cuerpo. No encuentro el sentido  de buscar que una persona me quiera o sienta atracción sólo por mi físico, eso me llevaría a  sufrir tarde o temprano.

Tampoco crean que quiero ocultar mi cuerpo, porque tengo lo mío, simplemente no estoy de acuerdo con los parámetros de belleza que  hay en la sociedad.

Pero, como toda adolescente, tengo mis complejos, digamos que no  tengo una figura de 90-60-90, no soy una modelo, ellas si  siguen un régimen especial, dietas, ejercitan hasta el cansancio y una cantidad infinita de  cosas. Yo, en cambio, no podría resistirme a una buena hamburguesa. Mi madre poco ayuda a dejar de lado mis complejos,  al contrario, ella los crea.
Ella siempre está en contra de lo que hacía, hago y puedo llegar a hacer, siempre me compara con mi hermana mayor, Sara, ella es perfecta. Rubia, ojos azules, y excelente figura.

Por ella y para evitar que mi madre siguiera molestándome, a los 16 comencé tratar de vestir como toda una dama. Intente hacer que  mis modales cambiaran. Por fuera tenía que ser prácticamente una princesa.

No ame ese cambio en mí, pero tenía que hacerlo, necesitaba que algún día mi madre, en vez de mirarme con reprobación, me diera una mirada de afecto.

Siempre estuvo en contra de mí, ella misma, sin darse cuenta había generado todos y cada uno de mis complejos. Gracias a ella no podía entablar una conversación con alguien,  gracias a ella prefería estar sola, tratando de evitar que me hicieran sufrir mucho más de lo que ya había sufrido en mi vida . Era una completa incompetente en ese tema.

No podía, ni quería intentar usar un vestido como mi hermana Sara lo hacía. Digamos que mi madre siempre dijo que gracias a mi poca voluntad por hacer un régimen como mi hermana, no podría jamás en mi vida lucir un vestido como ella lo hacía.

Hablando siendo completamente sincera, ¿de verdad una madre puede decirle eso a su hija? Aunque sea inhumano la mía sí.

Ni siquiera toquemos otros ámbitos, en lo único que era buena era en el estudio, gracias a ella era la rata de biblioteca de toda mi secundaria. Pero a pesar de ello, de tratar de ser excelente en el colegio,  de tratar de ser una señorita, una muñeca, ella siempre un defecto  me encontraba, tanto como a mis calificaciones o a mi vida personal.

Ni hablar de tener algún novio, ella tan solo acotaba que yo no era realmente suficiente para algún hombre.

Se estarán preguntando ¿dónde estaría ubicado mi padre en esta historia verdad? Mi padre Ben, siempre fue un amor, pero ellos se habían separado cuando yo tenía 8, siempre fui la nena de papá. Así que por ello mis actitudes no eran muy femeninas que digamos. Ellos no pudieron seguir más juntos por qué, las extrañas locuras, prejuicios y pretensiones de mi madre colmaron su paciencia. Intento por nosotras seguir adelante pero el peso lo agobio.

No lo culpaba en lo absoluto, aguanto lo que pudo, y siempre me apoyaba en todo, decía que debía ser como yo quisiera, pero dentro de todo ella era mi madre e iba a intentar que ella me sonriera aunque sea una sola vez.

Digamos que aparte de eso, mi padre siempre tuvo sus puertas abiertas para nosotras, pero eso significaba mudarme y dejar a Ginger aquí. Así que rotundamente era un no.

Como les conté antes, hoy es el primer día de la universidad. Mi querida mejor amiga, no quería que siguiera viviendo con mi madre, por lo cual, buscamos un trabajo de camareras en el café de Joe. No era lo mejor, pero el salario era bueno. Los días que más costaban eran los fines de semana, pero fuera de ello, todo era excelente.  Rentamos un departamento cerca de la universidad. No todo era perfecto, pero podía ser libre ahí, hoy llevaríamos todas las cosas al lugar.

-Chloe, dile fin a la prisión junto a tu madre- dijo ginger con una mano en mi hombro.

-Sabes, pienso que estoy haciendo las cosas mal, ya sabes.

-Eres una tonta, tienes que vivir.

-Lo sé, pero me va a odiar peor.

-Tu madre te hace la vida imposible, cuando vea que eres independiente y no como la tarada de tu hermana, va a llamarte.

-Si lo dices así de segura, me siento muy segura de  comenzar a creerte.

-Por dios chloe, toda la vida escondida bajo la sombra de tu hermana, intentando que tu madre cambie de opinión, fracasando siempre. Hoy empiezas siendo libre.-dijo extendiendo los brazos.

-Una rata de biblioteca completamente tonta  fuera de su jaula.-dije imitando su postura.

-Y no nos olvidemos de completamente antisocial- dijo ginger golpeándome despacio en mi brazo.

-Vete a la mierda- le dije riéndome.

Y así, esta soy yo, una loca antisocial, rata de biblioteca, con una falta de autoestima tremenda. Que a mis 18 años recién cumplidos, estoy comenzando por primera vez a vivir por mi  cuenta sin importar lo que digan los demás al respecto.

Recuerdos de mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora