Capítulo 4: "El pequeño Noah"

171 14 0
                                    


El terrible dolor de cabeza que tenía, me despertó. Decidí darme una ducha, a lo mejor eso se llevaba el dolor, los pensamientos, y todo aquello que gire en torno a cosas en las que no tengo que pensar.

Me cambie, y me hice un café, muy fuerte. Tenía que despertarme. Acomode la mesa, y les prepare el desayuno a Ginger y Nina, junto a un maravilloso coctel de pastillas, sabía que iban a despertarse completamente mal, y hoy, lo que menos necesitaba era que ambas estén de mal humor por culpa de una resaca que ellas se buscaron.

-¡arriba!- grite- vamos, tienen que levantarse, hoy hay que ir a la universidad- dije mientras las golpeaba con los almohadones.

-un ratito más- dijo Ginger.-por favor, 5 minutos más.

-lo hubieran pensado anoche- conteste.-vamos arriba, Nina, despierta.

-sí, ya voy mamá, pero no tengo que ir al colegio hoy - dijo Nina aun dormida, y yo no podía parar de reírme por lo que había dicho.

Esto es increíble, tenía que pensar una forma de levantarlas. Así que se me cruzo una realmente práctica, iba a hacerles lo que mi padre hacia conmigo, y eso realmente te despierta. Fui a la cocina y llene una jarra con agua de la nevera, estaba muy fría, y realmente ya me estaba dando risa, quería ver su reacción.

Me acerque sigilosamente a la habitación de Ginger y volqué la mitad de la jarra sobre su rostro y Salí corriendo antes de ver su reacción

-pero qué demonios, oh Chloe no lo hiciste, voy amatarte-dijo mientras se levantaba de golpe.-no sabes dónde te estas metiendo- siguió gritando.

Pero en ese instante le tire a Nina la otra mitad.

-que mierda, está lloviendo- dijo confundida- oh no, Chloe, Estas muerta- dijo levantándose.

Pero cuando se puso de pie, Ginger que venía Corriendo a la máxima velocidad que podía, la llevo por delante y cayeron al piso. Esa escena, fue lo más gracioso que había visto en mi vida, directamente no se sabía dónde comenzaba una ni donde terminaba la otra. Era un enredó de piernas y brazos. Yo puse una mano sobre mi estómago y comencé a reírme hasta llorar. Pero mi mejor momento de felicidad se vio interrumpido, cuando los dos grandes titanes de mis amigas se levantaron del suelo, y al mismo tiempo dijeron:

-estas muerta Chloe.

Me di cuenta que debía correr así que abrí la puerta de mi apartamento y Salí corriendo. Llegue al ascensor pero estaba ocupado.

-mierda, mierda y más mierda. Ábrete de una maldita vez- dije mientras presionaba sin parar el botón y seguía riéndome, me gire para ver y venían corriendo.

Así que no me quedo de otra más que correr por las escaleras.

En estos momentos me encontraba corriendo por las escaleras. Era un peligro, realmente era un peligro, pero al acordarme lo que había hecho necesitaba seguir corriendo, sin parar esta vez, lo mejor era que no las escuchaba seguirme así que, simplemente deduje que por mi puta suerte, ellas estaban bajando por el ascensor.

Cuando llegue al final, puse mis manos en las rodillas y comencé a respirar más tranquila, pero lamentablemente la risa me estaba jugando una mala pasada. La muy maldita no me dejaba respirar tranquila.

-ahí estas, pequeña Chloe- dice Ginger- estas muerta- gritaron.

- eso nunca, no van a atraparme.- grite.

Comencé a correr lo más rápido que podía, tenía que salir fuera del edificio, pero mi gran error fue mirar hacia atrás para ver donde estaban Ginger y Nina.

Sentí que chocaba contra algo, bastante duro y rebote, cayendo sobre mi trasero. Completamente desorbitada. Me dolía demasiado.

-Mierda-dije intentando levantarme, pero mis manos me dolían.

Comencé a levantar la vista y lo primero que vi, fueron un par de zapatillas. Mmm, son lindas. Al levantarla un poco más, un jean negro y una camisa, que realmente marcaba esos brazos, completamente sexy. Pero cuando decidí mirar el rostro de aquel adonis. Desee haber quedado inconsciente, era Evan. Me observaba con una gran sonrisa en su rostro.

En ese mismo instante, comencé a pedirle por favor a la tierra que me tragara. O tan solo tener poderes y desaparecer.

El me tendió la mano para ayudarme a levantar, y yo no pude negarme, necesitaba su ayuda.

Cuando tome su mano, un leve cosquilleo llego a todas las partes de mi cuerpo, el aire se concentraba haciéndome más difícil respirar. Parecía una tonta. No podía hablar. Su sonrisa me volvía estúpida. Sus ojos hablaban. Su cuerpo, bueno su cuerpo era perfecto.

-gra-gracias- dije finalmente una vez que me levante y comencé a sacudirme la tierra que tenía en mi pijama.

Mierda, todavía estaba en pijamas, mi pijama de los Loony tunes debe de ser lo que le causo risa. Comencé a maldecir para mis adentros.

-no hay problema, la próxima vez trata de no correr como loca por todo el edificio.-dijo con una sonrisa en su rostro. Maldición, hasta su voz era sexy. Todo en él era sexy. Un rubor cubrió mi rostro.

Y comencé a sentirme estúpida, no podía ser que este chico cause ese efecto en mí, que demonios me estaba pasando.

-no te preocupes por eso-dije en el tono más seco y cortante que podía. Aunque eso no era lo que quería.

Pensé que contestaría pero solo se giró, y abrió la puerta, por la cual entro un niño.

-Vamos Noah, te dije que me siguieras, no te apartes de mí- Dijo Evan mientras pasaba por mi lado, sin mirarme.

-Está bien- dijo el pequeño-oh, Hola señorita- dijo girándose a mí, saludándome con su mano.

Yo no pude responder a eso, no sabía quién era ese pequeño. Ni siquiera que tipo de relación tenia. Solo sé que cuando Evan tomo la mano de ese pequeño, sus ojos ya no trasmitían alegría. Había algo que lo atormentaba y la parte curiosa de mi quería saber que era.

Camine hacia el ascensor una vez que pude utilizarlo, ya que Nina y Chloe me estaban esperando.

Nadie dijo nada sobre el tema. Pero a cambio de eso tuve que volver a bañarme, ya que como venganza decidieron tirarme huevos en el cabello. No quise rezongar ni decirles nada, me lo merecía. Bueno a lo mejor no, pero mi cabeza no está lista para prestar atención a lo que ellas hicieron si no que estaba completamente enfocada en Evan y el pequeño Noah.

Recuerdos de mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora