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Rhea nunca había cedido a sus pesadillas, consideraba siempre que eran malos sueños que se acababan cuando se despertaba,siempre los olvidaba al escuchar reír a Percy, o cuando Grover hacía uno de sus comentarios de tio... sin embargo, ahora parecían más reales.
Como si verdaderamente la misteriosa voz que la llamara quisiera que esos malos pensamientos estuviesen con ella al despertar.
No lo había hablado con nadie, ni con Percy o su madre, al menos ya con esta última no podría hacerlo pero... le daba miedo comentárselo a su mejor amigo, no quería que la viera como una lunática ... más a como ya lo hacía posiblemente.
No se hundiría de esa forma, no cuando estaba tan cerca de llegar al paso uno de su lista para que fuese su novio antes de los 20 años.
Sin embargo, eso debería ser su última preocupación, ahora trataba de escuchar atentamente, por primera vez en su vida, al animado castaño de ojos azules que le llevaba contando la historia del campamento, las distintas actividad y las cabañas.
Era como escuchar lo mismo que Quirón les había dicho... al menos eso diría si le hubiese prestado atención al señor Q.
—Espera espera espera—Detuvo la niña emocionada después que pasaron por la cabaña de Zeus donde se escuchaban truenos distantes, y por la de Ares, donde se percibía un aire de energía beligerante—No puede ser—Apuntó emocionada mirando a la distancia una gran cabaña que parecía sacada de una película de Barbie.
Theo soltó una carcajada cuando la castaña dio saltitos mientras aplaudía de la emoción, estaba seguro que él había reaccionado así la primera vez que la vio antes de saber que era hijo de Afrodita.
Antes de romperle el corazón a alguien.
La vida sigue.
—¡Esa es!—exclamó sin creérselo Rhea, quería llorar en ese momento, la emoción que sentía ahora era la misma que sentía cuando Percy le hablaba pero quizás más intensa y diferente—¡Teddy muchachón, que privilegio!
—Vas a agradarle a Silena—Susurró emocionado, estaba seguro que su hermana y futura capitana cuando él dejara el puesto estaría feliz de conocerla—¿Quieres pasar?
—Espera... no, no creo... ¿Puedo hacerlo? No, ¡Oh por Hermes claro que si!—Exclamó de nuevo hacia el chico antes de girarse confundida—¿Pero como? No soy...¿quieres otra estrella?
Theo ladeo una sonrisa.
Adorable.
Lo que le parecía incluso más adorable era ver como Rhea se colocaba una estrella cada vez que respondía algo bien que le preguntaba, admitía que fue lindo cuando le colocó una calcomanía en la mejilla.
Inexplicablemente se sintió como en el cielo.
Al ser hijo de Afrodita sus emociones se intensificaban al instante y era obvio que amar a esa castaña de lindos ojos azules era muy fácil, lo suficiente para que Theo creyera que Rhea era como imaginaba a su madre.
