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—Sentimos lo que paso—se disculpó la niña buscando algo en su bolsillo—Muchas gracias la comida—agradeció sacando la calcomanía de una estrella, ahora agradecía tener un paquete en su chaleco antes de perder su mochila.
Medusa bajó un poco la mirada cuando Rhea dejó el objeto en la pequeña mesa junto ha ella.
Percy sonrió orgulloso hacia la castaña que se acercaba de regreso a él una vez que entró a la cocina, si la mujer estaba furiosa con Annabeth sabía que Rhea era una de esas pocas personas que podía calmar a alguien.
Lo hizo con él mucha veces en el internado.
—Si, ella no suele ser así—Opinó y la de ojos azules levantó una ceja para cuestionarlo—Osea, un poco, si, pero eso fue demasiado—Corrigió hacia la señora de vestido blanco que les seguía dando la espalda
—Ella va a traicionarte... va a traicionarlos—Interrumpió sin más y el hijo del mar la miró con interés ¿Traicionarlo? ¿Acaso ella podría saber lo que el Oráculo le dijo?
—Bueno, la traición es una palabra muy fuerte—Opinó Rhea tratando de defender a Annabeth, a ese punto cualquiera diría que era parcial.
—Lo hará, Rhea... tarde o temprano, la gente como ella siempre lo hace
—No creo que ella sea así—Defendió esta vez Percy haciendo enojar a Rhea, quería defender a la hija de Atenea pero si su futuro novio, según su lista, hablaba de ella, sería dificil.
Sobre todo cuando vio la química entre ellos.
—Entonces, serán un blanco fácil para ella cuando llegue el momento
—¿Por qué te importa?—Siseo Percy tomando la mano de Rhea para colocarla detrás de él, algo en su cabeza comenzaba a decirle que ahora no debería confiar en Medusa.
—Tú madre y yo somos como hermanas de algún modo, el objetivo del mismo monstruo —Rhea negó antes de extender su mano y buscar la del rubio ¿Monstruo? ¿Por qué hablaba así de Poseidón?—por eso me siento protectora contigo... con ambos, ¿Acaso no ha sido también un dios que se ha negado a reclamarla cuando es casi perfecta?
En otra situación Rhea sonreiría y agradecería el cumplido pero ¿Ahora? Todo sentimiento de comodidad y seguridad que Medusa le transmitía comenzaba a derribarse al momento que una chispa se prendió en su cerebro cuando Percy dijo que la señora Jackson jamás habló de su padre como Medusa lo hacía.
Debía disculparse con Annabeth.
—¿Donde están ellas ahora? ¿Sus madres? ¿Están a salvo?
—No, no lo están—Respondieron al unísono los menores bajando la mirada y apretando un poco el garre en sus manos tratando de buscar ese apacible confort en el otro.
—¿Y confían en que sus otros amigos los ayuden a traerlas a salvo?
—Si—Respondió segura Rhea con una sonrisa pero se borro al momento que se colocó junto a Percy y vio el dilema en su cara ¿no confiaba en ellos? —¿PJ?
