Las pesadillas se estaban haciendo más recurrentes y por alguna extraña razón Rhea las sentía tan lejanamente cercanas.
Esta vez la oscura, tetrica y misteriosa voz de una sombra a mitad de un desierto que la llamaba le habló sobre ser un hijo prohibido pero ¿Acaso se refería a su mejor amigo? ¿Era su cerebro diciéndole que se avecinaba algo malo para Percy?
De ser así, estaría preparada, si un hijo prohibido como él atraía muerte, entonces prometía hacer todo lo posible para que no existiera probabilidad alguna de que esa voz tuviese razón.
Nunca.
Debía hablar con Percy sobre ellas cuando pudiesen, de preferencia al llegar al campamento o antes de eso.
Sin embargo ahora, el joven Jackson estaba lo suficientemente incómodo y enojado para hablar con ella cuando inexplicablemente Rhea había aparecido en el vagón donde ellos estaban desayunando con una perfecta rosa roja en sus manos y una sonrisa impregnada en su rostro.
No estaba celoso, se repetía una y otra vez Percy cada vez que veía la planta en el vaso de cristal con agua que reposaba en la mesa, pero ¿Como podía gustarle algo que le había dado una completa extraña por ayudarla? Tenía un punto a su favor, las espinas de la rosa la había lastimado, y Rhea parecía ignorar eso con solo ponerse una bandita rosada escarchada en su dedo indice.
—¡Oh, chicos! ¡Miren eso!—Señaló una emocionada semidiosa a la ventanilla junto a ellos cuando dos caballos como Quirón corrían por el sendero.
—Centauros—Indicó la de trenzas volteando hacia la ventana donde a través de la ventana del tren viendo al un dúo de las criaturas mitológicas
—Nadie sabe que están allí—Sentenció Percy mirando a su alrededor al notar como ellos eran los únicos que lograban ver lo que se presencia afuera
—Había millones de ellos por todas partes—Indicó Grover tratando de esconder su decepción, el mundo no era como antes.
—¿Qué les sucedió?
—Los humanos—Respondió al instante el sátiro y sus dos mejores amigos no pudieron evitar sentirse mal por él al reconocer su triste expresión—Hace unos mikes de años el dios de la naturaleza, Pan, desapareció... y desde entonces, al no estar Pan para proteger la naturaleza, los humanos se han esforzado para destruirlo de a poco.
Percy apretó sus labios y miró de reojo la rosa, quizás si había exagerado con el hecho de querer prenderle fuego al notar como Rhea había sonreiría más en un día con ella que en semanas con él.
—¿Perdido? ¿Por qué no lo buscan?—Preguntó interesada la de ojos azules colocando sus codos en la mesa para acunar su cara en sus manos.
—Lo hicieron—Habló de nuevo Annabeth hacia la otra niña— Los sátiros más valientes se ofrecieron para convertirse en buscadores para encontrar a Pan... ninguno ha regresado.
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𝐃𝐀𝐍𝐃𝐄𝐋𝚰𝐎𝐍𝐒 - pjo
Fanfic"En un mundo donde los dioses griegos aún caminan entre mortales, era imposible que alguno de ellos no se involucrara con los humanos"