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Día 21

No importo cuanto lo intento Blitzo esa noche, no lograba conciliar el sueño, su cabeza era un desastre. Lo peor de esto es que no podía debatir consigo mismo libremente, su mente se negaba a admitir su situación, pero su corazón luchaba con ella sin piedad.

Sus empleados ahora lo sabían y él sabía exactamente lo que estaban pensando, le molestaba, lo avergonzaba, pero al mismo tiempo le alegraba. Ya lo sabía, ya había caído ante el príncipe, pero no quería aceptar quedarse así.

—¿Por qué todo es tan complicado? —Se dijo a si mismo mientras volvía a hundirse en su almohada teniendo a sus peluches de caballo alrededor de él.

"Porque nosotros complicamos las cosas"

Blitzo siguió cerrando los ojos e intentando tranquilizar su corazón. No podía evitar pensar en donde había dormido la noche anterior, pensaba en él.

"Por favor alguien deme un tiro para quitarme esto de encima"

—¡Aghh! —Se sentó en su cama mientras tiraba a uno de los caballos.

Miraba en silencio como se encontraba en el piso, ¿Cómo pudo llegar a este punto?

"Capaz debería distanciarme de Stolas, pero, ¿cómo?"

¿Cómo alejarte de alguien con quien tienes un trato que te prohíbe eso? Todo era culpa del trato. Él antes estaba bien viéndolo una vez al mes y uno que otro día del mismo, eran cercanos y al mismo tiempo nada cercanos. Perfecto para Blitzo, ¿cómo podría volver otra vez a esa rutina? Imposible. Si decía que ya no quería seguir el trato, estaría obligado a seguir yendo cada Luna llena y con los sentimientos que cargaba encima no era nada recomendable.

Volvió a acostarse abandonando en el suelo a su peluche, intento volver a dormir y para su suerte luego de un tiempo lo logro. Ya se encontraba lo suficientemente cansado.

Al escuchar su propia alarma, le costó mucho apagarla, tenía mucho sueño. Decidió levantarse sin esperar mucho, sabía que aunque lo intentara no volvería a dormir.

Mientras caminaba hacia la puerta se tropezó con el caballo de peluche.

—Que mierda —. Se quejó mientras se levantaba de la caída y agarraba a Gomita.

Si realmente estaba dormido ahora no lo estaría. Parecía que no sería uno de los mejores días. Cuando salió abandono el peluche en el sofá, para luego dirigirse a la cocina, donde se encontraba su hija sentada. Algo extraño.

—¡Buenos días Lonnie! —. Le deseo buenos días fingiendo felicidad. — Veo que te despertaste antes que yo, me pone orgulloso.

—Como sea —Respondió amargada, para luego mirarlo y preguntar. —, ¿Y tú qué?

—¿Yo que?

—En tu cara se nota que tuviste una mala noche ¿te acostumbraste a dormir en camas de la realeza? — Se burló.

—Lonnie no bromes con eso —. Le dijo intentando sonar los más amable.

Después de eso Blitzo fue con un semblante serio a prepararles el desayuno, solo iba a sacar el cereal y la leche. Con el sueño que tenía no pensaba utilizar la cocina.

La loba infernal al notar la reacción del imp se quedó callada y fingió que la situación no sucedió, comenzó a comer mientras veía su celular.

—Recuerda que hoy nos vienen a buscar, ¿vamos a trabajar no?

Solo 30 días - StolitzøDonde viven las historias. Descúbrelo ahora