Capítulo 13

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Avril

Deslizo la pantalla sin dejar de ver cada una de nuestras fotos. Desde las más íntimas, de nosotros dos acostados en mi cama o en la suya hasta las de nuestros pequeños viajes por Northern Branca.

Este verano me ha demostrado que no tengo coraje. Soy el peligro, y yo nunca podría darle la paz a Giuliano que él necesitaba. Nunca podría entenderlo.

Porque entenderlo es algo que yo no soy capaz de hacer.

Nunca sería suficiente para él. Todos dirían de todo sobre nosotros, pero el mejor amor aún en la intimidad no era lo que Giuliano deseaba. Él solo buscaba que yo esté ahí. Pero no podía. Porque como a él le aterraba algunas cosas, a mí también.

Yo no puedo brindar algo que no tengo, si yo doy algo él también debe darme algo.

Giuliano podía pintar paisajes en un lienzo, y yo aún seguiría en el campo de guerra.

Dos toques en la puerta, un momento y el tercer toque. La contraseña que teníamos con Alejo para saber que el otro estaba tocando la puerta.

—Adelante hermanito de mi corazón.

Entró sonriéndome y yo le devolví la sonrisa. Se sentó en mi cama al lado mío y apoyó su cabeza en mi hombro.

—¿Cómo estás Avril? —me iba a limitar a decirle que bien—. No quiero un bien como respuesta, dime la verdad.

Se podría decir que Alejo siempre ha sido mi terapeuta. Estaba para escucharme y, aunque era más pequeño, darme consejos o hacerme reír para que pueda ser feliz aún en el peor momento.

—Destrozada. Por todo, por mis actitudes, por Giuliano... Desde que llegó a November no hice más que empeorar nuestra relación.

—Avril, no puedes echarte la culpa de todo. Tanto él como tú están en una relación. La palabra relación quiere decir que los dos son responsables de lo que ocurre.

A veces me sorprendía de que Alejo fuera tan inteligente. En el amor, apenas había tenido una novia a los trece años antes de salir del clóset y estar obsesionado por tanto tiempo con Julián.

—Bueno si —a veces me costaba darle la razón—. Pero yo no estoy dando lo mejor de mí, aunque él sabe por qué.

—¿Ves? No es solo tu culpa, él se aprovecha de lo que sabe que te puede debilitar para hacerte sentir peor y que te sientas la responsable de todo.

Intentaba convencerme en que Alejo tenía razón pero mi inconsciente no paraba de pensar en que yo tenía la culpa de todo en la relación.

—Bueno sí, tienes razón.

Como por casualidad, justo Alejo cambió de tema y pude dejar de sentirme medio incómoda.

—A que no sabes lo que pasó la última vez con Julián.

—¿Pasó algo nuevo?

—Pues si, Avril, llegó hace dos días. Te lo había dicho —¿cómo lo había olvidado?—. Bueno no importa, lo que importa es que ayer estábamos todos en la playa y, en un momento, decidimos acostarnos en la arena. Luego de unos cinco minutos en los que hablábamos pero no nos veíamos, noté que Julián tanteaba mi mano.

—¿Y? —okey, esto era demasiado.

—Me agarró de la mano y estuvimos así hasta que Román decidió levantarse. En ese momento, soltó mi mano.

—¿No tenía novia?

—No sé, lo que importa es que lo amo demasiado y no quiero ilusionarme.

Ay dios, era tan chico y nuevo en el amor que no sabía que, probablemente, Julián estaba jugando con él. Un chico que parecía heteronormativo, cumplía todos sus estereotipos y, además, tenía novia era imposible que engañara a su novia con un hombre. Bueno, ese era mi pensamiento. Pero no iba a arruinar sus esperanzas.

—Qué bien entonces. ¿Hablaron luego de eso?

—Pues no, no le mandé ningún mensaje y no tuvimos chance de encontrarnos. Posterior a ese momento, estuvimos un rato más en el agua y nos fuimos. Al irme, me dijo chau Ale y me besó en la mejilla, aunque siempre lo hace.

Cuando Alejo me hablaba de Julián, por un momento podía convencerme de creer en el amor.

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