Capítulo 7

1 0 0
                                    

Vlair

Pensamientos habían estado en mi cabeza ¿debo hacerlo, estoy segura?

Yo recordaba la pelea entre Giuliano y, creo, Avril. No sabía nada de ellos, pero había una mínima posibilidad de que sean novios. Pero, si fueran novios, es probable que él no hiciera eso. No me incentivara a besarlo, y menos a terminar en su casa.

Me desperté hace aproximadamente cinco minutos y no me había movido. Giuliano seguía dormido, veía como su pecho se levantaba y luego bajaba al ritmo de su respiración.

Decidí que ya era momento de levantarme, así que salí despacio de la sábana gris de la cama. Me levanté y empecé a buscar mis cosas, poco a poco fui recogiendo lo que había quedado en el piso de mi ropa.

Salí al pasillo y escuché murmullos del piso de abajo. Me tensé al pensar que había más gente en la casa y tenía muchas dudas sobre si bajar o quedarme hasta que se despertara Giuliano.

Me quedé cerca de las escaleras, donde no me podían ver y escuché a dos personas hablando. Una voz me era similar, la otra la desconocía por completo.

—Pues así como lo ves de relajado a Giuliano, luego de su tiempo con Avril, ayer apareció con una piba —la voz conocida estaba hablando... ¿de mí? Y de Giuliano y Avril. Al parecer todavía eran novios—. Igual no lo juzgo, conozco a esa chica y es irresistible. Casi termino con ella en la fiesta de los Carpenter.

Escuché una risa y pude darme cuenta de quién era la persona. Bowery. Luciano Bowery. Ay dios, dónde me había metido.

—Bueno, dejemos de hablar de esto y vamos a comprar algo porque me moriré de hambre si no —no conocía a la persona que dijo eso, pero en este momento la amaba—.

Escuché algunas pisadas y ruidos y luego una puerta cerrarse. La casa estaba sola. O eso suponía yo.

Cuando bajé fui hacia una sala, que aparentaba ser la sala de estar, que conectaba a su vez con la cocina. En la mesada de la cocina se encontraba una botella de vino y dos copas —aparentemente usadas—.

A pesar de que no era mi casa, agarré un vaso y tomé un poco de agua. Luego busqué entre mis cosas y como pude conseguí un papel y una lapicera. Anoté unas pocas palabras y me di cuenta de que no había pensado en algo muy importante. ¿Cómo iba a salir sin llaves? Me tendría que quedar hasta que Giuliano se levantase.

Como por arte de magia, Giuliano apareció en la cocina con un bañador negro.

—Hola —lo dije de una manera muy seca porque no sabía qué decir.

Me miró con sorpresa y luego... ¿tranquilidad?

—Oh, Vlair. Todavía sigues aquí. Pensé que te habías ido cuando escuché la puerta. ¿Y esto? —dijo apuntando a la botella de vino y las copas.

Antes de que se acercara más y lo leyera, agarré el papel que había escrito y lo arrugué y luego lo tire en el tacho que había en una esquina de la cocina mientras respondía la pregunta —no sé, ya estaban acá cuando bajé. Por lo de tus amigos, escuché que se fueron cuando estaba por bajar.

Como por sorpresa, caminó hacia mí y me dio un beso. Si pensaba que olvidarme de alguien con unos ojos tan azules como él sería fácil luego de lo de anoche, ahora sería peor.

Paró un segundo y me susurró al oído —¿no te apetece desayunar en la playa?— Cuando lo decía así, con el aliento haciendo que mi oído intentase contraerse, sonaba muy atractivo.

—Lo deseo de la misma manera que te deseo a vos —cuando dije eso, se empezó a reír y me dio otro beso. Justo en ese momento la puerta se abrió. Como si fuéramos dos criminales robando, paramos y miramos hacia la puerta lo más rápido que pudimos.

Mi cara de susto fue la misma que tuvo Bowery al verme. ¿Por qué el mundo nos tenía que hacernos encontrar todo el tiempo? Lo que sí, había sido muy tonta. Me había olvidado por completo cuando Giuliano llamó a Luciano en la fiesta.

Nadie hablaba, todos parecían mudos. Hasta que, el colorado que venía con Bowery, decidió romper el silencio.

—Ya parecen Romeo y Julieta.

Noté cómo Bowery le pegaba un codazo despacio y suavemente para que parezca accidental, y Giuliano ahora parecía un poco enojado por ese comentario.

—Justin —su voz era muy firme, a diferencia de cómo estaba hablando hace unos momentos—. No empieces.

Mientras entraban Justin y Bowery, el colorado parecía querer desafíar a Giuliano.

—Hace una semana estabas con Avril ¿no te acuerdas? —por contraparte, Giuliano estaba muy tenso.

Esa relación había terminado, según yo. ¿No era así? No. No quiero arruinar una pareja. Será mejor que no empeore las cosas.

—Yo me tengo que ir —apenas lo dije, estuve casi corriendo hacia la puerta—. Adiós a todos.

Escuché una pequeña voz desvaneciéndose cuando cerré la puerta. Capaz era Giuliano.

No. Me tenía que alejar de él.

woodvaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora