Más atención

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Camila tenía 5 años. Betty y Armando estaban teniendo problemas en la empresa, por lo que varias veces se llevaban trabajo a su casa.

Esa noche, mientras Betty preparaba la comida, Camila fue al estudio porque quería jugar con su papá.

-Papi, juguemos!- le dijo entusiasmada mientras le mostraba sus muñecos.

-No puedo ahora, estoy trabajando- estaba estresado, muy estresado.

-Pero yo quiero jugar!- exclamó la pequeña, queriendo atención de su papá.

-No puedo Camila...- se estaba exasperando.

-Papi, papi, papi, papi- repetía sin cesar para llamar su atención mientras tiroteaba de su manga.

-Que no puedo Camila, dejame en paz!- gritó furioso y al instante se arrepintió.

Para Camila era la primera vez que su padre le gritaba, lo que causó que soltase las muñecas, cayendo estas al piso, y con ojos llorosos corrió hacia su habitación, cerrando con llaves por dentro. Se tiró a su cama y empezó a llorar desconsolada.

Armando corrió y trató de abrir la puerta, angustiado.

-Mi niña, abre la puerta por favor...no te quise gritar...perdóname- le dijo al borde del llanto.

Betty sintió sonidos, por lo que dejó de hacer lo que hacía y se dirigió hacia su marido, viendolo golpear la puerta de su hija desesperadamente mientras se angustiaba.

-Qué pasó?- preguntó suavemente.

-Le hice a mí hija lo que me prometí nunca hacerle...le grité Betty- dijo mirandola a los ojos mientras suaves lágrimas se derramaban de sus ojos.

-Ya, mi amor...- le acarició la mejilla- últimamente estamos estresados y sin querer le haz gritado a nuestra hija, pero no fue queriendo- trataba de consolarlo.

-Pero ella no merecía mis gritos! Solo quería mí atención, que jugase con ella, que fuese un padre- dijo sollozando.

-Mira mí amor, hablaremos con ella, si? Dejame intentar que me abra a mí...- no sabía que decirle, porque no era justo para ninguno de los dos.

-Si no la abre, tiro la puerta.

-Cami, mi niña, soy mamá, me podrías abrir?- dijo suavemente.

-No!- exclamó Camila- no quiero ver a papá- y siguió llorando.

Para Armando eso fue una puñalada, su niña, su bebé no lo quería ver, y todo por su maldito genio.

-Mi princesa, por favor perdóname- dijo llorando.

Beatriz al ver que no cedía, fue a su habitación y buscó la llave "maestra" para abrir la puerta de su hija.

-Y eso?- dijo Armando.

-Hice una copia temiendo que en algún momento Camila cerrase la puerta- dijo mientras la usaba.

Al abrir la puerta, ingresaron a la habitación y vieron con tristeza como Camila estaba boca abajo y con la cara en la almohada llorando.

-Hija!- dijo Armando y fue a abrazarla, apapachandola mientras ella seguía acostada. Sintió con angustia que Camila se removía a su tacto- Mi amor, perdóname, no era mi intención gritarte, lamento muchísimo haberlo hecho. Es que el trabajo...- no terminó de decirlo cuando una Camila enojada y triste se aparta y se sienta en su cama.

-Siempre es el trabajo! Nunca soy yo! No tengo con quién jugar porque están cansados o trabajando. No me hacen caso, ni saben que el otro día un niño malo me empujó y me caí. Lina, la niñera, me ayudó. Y cuando están en casa y quiero jugar me gritan por querer a mis papás.- dijo llorando fuertemente.

Betty se acerca a su niña y la alza, y la empieza a mecer para tranquilizarla, ya que estaba muy nerviosa Cami. Ambos están estupefactos, porque saben que tiene razón, pero eso no evita que se entristezcan.

-Mi peque, te prometo que papá y yo cambiaremos, estaremos más contigo, jugaremos más y estaremos más pendientes de tí.- le dijo Betty mientras la miraba a la cara.

Armando se acercó y alzó a su pequeña, para a continuación sentarla en sus piernas en la cama de ella.

-Perdóname princesa por haberte gritado, te prometo que jugaré contigo siempre que me lo pidas y que no te volveré a gritar...me perdonas?- le dijo mientras acariciaba su naricilla enrojecida por el llanto.

-Sí papi, pero eso estuvo muy feo, nunca le grites a mamá porque sino no te perdono.- dijo la pequeña con una madurez increíble.

-Nunca les gritaré a ustedes, porque son lo más preciado que tengo, además, a mamá nunca le he gritado desde que nos hicimos novios, o tú me haz visto gritarle?- dijo Armando con una sonrisa sincera.

-No!! Pero tampoco me habías gritado a mí y bueno...fue muy, muy feo.- apoyó su cabeza en el pecho de Armando.

-Perdón mi chiquita...quiero que sepas que te amo muchísimo...a tu madre y a tí las amo un universo- dijo mientras acariciaba la espalda de la pequeña.

-Cami, te prometemos que estaremos más pendientes de tí, si?- dijo Betty mientras le acariciaba la cabeza.

-Huele raro...- dijo Camila moviendo su naricita.

-La comida!!!- dijo Betty y rápidamente fue a la cocina, viendo que se había quemado todo. Vuelve a la habitación.- Ojojojoj se quemó la comida, así que, qué les parece si pedimos una pizza?

-Mozzarella!- dijeron ambos al mismo tiempo, para después reír.

-Entonces de mozzarella será.-

Betty se retiró y llamó para pedir la pizza. Al volver a la habitación vió como Armando y Camila jugaban con las muñecas. La nena estaba muy feliz, tanto que sin darse cuenta, de un momento a otro, su papá le empezó a hacer cosquillas, causándole carcajadas y sonrisas.

Al otro día decidieron faltar, según las palabras de Armando "es más importante mí hija que mi empleo".

Al final, pudieron organizarse mejor para poder trabajar y no desatender a su hija, porque además, venía uno más en camino.

Camila estaba contentísima...

FIN

𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓐𝓻𝓶𝓮𝓽𝓽𝔂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora