Perdóname

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Desde que había nacido su hermano Armando Roberto, como le habían puesto, se sintió desplazada de la vida de su padre. Armando amaba a su hija, pero cuando supo que su segundo hijo sería un muchacho, se entusiasmó de pensar en las actividades que podía hacer con él, ya que con Cami no las hacía porque era mujer. Si bien los primeros momentos de Roberto seguía todo igual pq era demasiado pequeño para esas actividades, cuando Roberto cumplió 4 años y Cami ya tenía 8 empezó a sentir el desplazo de la vida de su papá. Iban a todos lados juntos su papá y su hermano, jugaban fútbol y cabalgaban en el club. Ella quería ir, pero siempre recibía la misma respuesta.

-Eres una niña mi amor, y estas actividades son para niños, muchachos, pero te prometo que cuando llegue hacemos algo los 2, si?

Pero esas promesas nunca se cumplían, cuando ella quería hacer algo él ya estaba cansado por la actividad hecha con Roberto.

Ella amaba a su hermano, pero ya sentía que le había robado el amor de su padre. Ese día, estaban Betty y Cami en la cocina, mientras los hombres estaban en el club.

-Ma, por qué papá me dejó de amar?- le dijo ya con lágrimas.

Betty se acercó a su hija y la alzó.

-Mi niña, por qué dices eso? Tu papá te ama!- le dijo secando sus lágrimas.

-No es así! Ya no pasa tiempo conmigo, no juega ni con las muñecas, cuando quiero que en la noche me lea un cuento, me dice que esta cansado...- dijo llorando.

Betty le dolia ver así a su hija, sabía de esos sentimientos de su hija, no era la primera vez que lloraba en sus brazos. Y cuando se lo reclamó a su marido, él dijo que eran celos, sin recapacitar...

Esa noche estaban cenando, ambos adultos en la punta de la mesa y cada pequeño en un lateral de la mesa. Cami casi no estaba comiendo.

-Cami, no te gustó?- le pregunta Betty.

-Si mami, pero no tengo hambre.- le dice moviendo la comida en su plato.

-Cami, cómete la comida- le dijo Armando, como si fuese una orden.

-No quiero comer.- le dijo Cami.

Armando, exasperado, por no saber el por qué Camila ya no lo trataba con cariño y encima ahora no comía, le gritó por primera vez en su vida.

-¡Camila te comes la comida!- gritó junto con un puñetazo en la mesa. Rápidamente se dió cuenta de su mal actuar, al ver como Camila ya lloraba.- Hija yo no quise...- fue interrumpido por la voz severa de su esposa.

-Armando Mendoza, que sea la última vez que le gritas a mi hija y que golpeas la mesa, escuchaste?- le dijo dura.

Dejó el plato de comida y alzó a su hija.

-Princesas...- estaba avergonzado.

-Mami, vámonos de casa, por fa...- dijo llorando.

-Está bien mi niña...- fue a la habitación de ella y le puso una camperita.

Armando las siguió con pesar. Al ver que se preparaban para salir, las detuvo.

-A dónde van?- les preguntó con la voz temblorosa.

-No sé, pero Cami no te quiere ver, y yo tampoco. Espero que pienses en cada actitud que has tenido.- le dijo Betty mientras agarraba de la mano a su hija.

Cami, al decidir que muñeco llevarse, en vez de elegir su favorito, regalo de su padre, eligió uno que le regaló en su momento su mamá. Armando al notar como dejó en el piso a "Dito", se le rompió el corazón un poco más.

𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓐𝓻𝓶𝓮𝓽𝓽𝔂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora