Oráculo

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Se encontraban en la oficina, Armando le había preguntado de dónde había sacado la información sobre una clasificación de mujeres.

Betty le responde:

-...perdón mi amor, pero no pude evitar haber escuchado esa conversación...y...siendo sincera, me siento mal, me sentí traicionada por tí, sentí como si volviese a ser tu asistente que tenía los contactos de las mujeres, sentí como si no te conformaras conmigo...-

A veces la traición corta más profundo que un cuchillo, dejando marcas en un corazón malherido.

Así se sentía ella, traicionada por su esposo, padre de su hija.

Él se sintió como la peor de las basuras, se había dejado llevar, había vuelto a ser el Armando de antes, se sintió como una mierda. No la merecía.

Se levantó de su asiento y la abrazó, pero, ella no le correspondió el abrazo.

-Perdón, perdóname por favor, me dejé llevar, pero no te traicionaría...perdóname...- dijo mientras lágrimas se derramaban de sus ojos.

-Me sentí traicionada, me sentí mal...imagínate si fuese al revés, por un momento imagínatelo! -exclamó con una mezcla de enfado y tristeza, deshaciendo el abrazo- si yo hubiera estado viendo fotos de hombres y teléfonos, hasta ahora estarías con un ataque de celos...mira Armando, no quiero discutir contigo, pero quiero que sepas que me dañaste, y mucho.-

Armando negaba con la cabeza, lo había vuelto a hacer, la había dañado, es que era un estúpido.

Betty al observar su silencio, tomó su cartera y se dirigió hacia la puerta. Con el picaporte en mano, giró su cabeza y le dijo.

-Me voy a la casa de las tías Pinzón, cuida de Camila que hoy me quedo a dormir ahí.- dijo casi por llorar- Cuídate.

Armando al ver que en verdad se estaba yendo la detiene.

- No, no, no, no, no!!!- exclamaba con rapidez, tratando de detenerla- Mi vida, no te vayas por favor, no me dejes! -dijo abrazándola fuertemente mientras lloraba.

-Me quiero ir, Armando, acaso no lo entiendes?- dijo con voz apagada y a punto de quebrarse- me siento dañada, necesito tiempo, si?

-Pero...pero el tiempo que necesites lo pasarás conmigo, no?- dijo con temor de haber arruinado TODO.

-Armando, compréndelo, tu no me traicionaste sexualmente, pero si mentalmente, eso también se cuenta como infidelidad, me siento mal y me quiero ir.- dijo ya mientras lágrimas salían de sus ojos.

-No, no llores, mi vida- trató de secarle las lágrimas con sus manos, pero Betty dió un paso para atrás.

-Nos vemos mañana, Armando.

Y apurada se fue, mientras Armando se había quedado tildado en presidencia, mientras que lágrimas descendían de sus ojos. Había arruinado todo. Pero no! No la perdería! No a ella!

Cuando se da cuenta, se vió solo y en el escritorio vió algo muy valioso para ellos: su anillo de casados.

Lo toma con sus manos.

-No! -exclamó angustiado, la estaba perdiendo. No lo podía permitir.

Salió corriendo, tratando de alcanzar a su esposa, pero ya se había marchado. Estaba por entrar a su auto, cuando Mario Calderón apareció por la empresa, se había olvidado de su billetera donde tenía la tarjeta para entrar a su departamento.

-Que hace por aquí a estas horas, estimado ex presidente? -viendo su cara- pero qué le pasó? Ah?

-Cállese! Esto es por su maldita culpa!- exclamó enojado-

𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓐𝓻𝓶𝓮𝓽𝓽𝔂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora