𝓞𝓷𝓮 𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓐𝓻𝓶𝓮𝓽𝓽𝔂

Amor (+🔥)

-Nos dormimos?

-Sí, nos dormimos!- exclamó Armando para darle la espalda a su mujer.

Lo pensó mejor, él odiaba dormir de espaldas a su mujer, era suya, debía cuidarla, protegerla y celarla, por lo que se dió vuelta a su mujer, le corrió el pelo y puso su cabeza entre la cabella y el hombro de ella, sonriendo satisfecho, mientras la abrazaba.

A la mañana siguiente se despiertan, pero por un simple chispazo hacen el amor apasionada y amorosamente.

Se duchan y parten hacia la empresa. Ahí Betty cambia los planes y pone su nombre en el de él y el suyo en el plan de él.

(Todo transcurre igual que en la novela y llegamos a la parte donde Armando va a la oficina de ella)

-Perdóname mí amor, por favor, perdóname- dijo Betty arrodillada frente a su marido, que estaba sentado en la silla. -No quiero que pienses que era para apropiarme de tú idea... es que ya ves, soy doblemente estúpida...-

Ahí, Armando no aguantó más y lanza su boca hacia la de su mujer callándola.

-No digas eso, no digas eso!- dijo él- No eres estúpida, solo querías protegerme, como lo hubiera hecho yo, no tengo nada que perdonarte, te amo, me escuchas? Te amo muchísimo. Sé que no fue porque querías robarme la idea, si? Lo sé. Y aunque así fuera, te perdonaría mil veces, porque te amo, te amo tanto, que mataría y moriría por tí.- la besó apasionadamente mientras la abrazaba- Hay algo que no te he dicho...

-Qué?- dice su mujer entre lágrimas de emoción por lo que le dijo su marido.

-Que has sido la única que no me ha felicitado- dice entre risas mientras la besa.- Pero doctora, yo la tengo que castigar, como nadie haría, solo yo...- la besó apasionadamente y la levanta.

Ya parados la acorralá en la puerta de presidencia y la besa, sus lenguas se entrelazan y sus suspiros se escapan.

Armando ya no pensaba dónde estaban, por lo que dirige su mano derecha a el cuello de ella y la izquierda a un glúteo.

A Betty se le sale un gemido de placer, por lo que envalentona a Armando, que inmediatamente alza a su mujer, haciendo que ella enganche sus piernas a su cadera, meneandose.

-Armando!- gritó Betty cuando el hombre le chupa el cuello mientras sus manos acariciaban el trasero de la mujer.

-Shhh, mí vida, te amo tanto...- dijo chupando el cuello de ella hacia sus senos.

Al llegar ahí se desata la pasión. La baja y la arrastra hacia el que era el hueco, cierra con llave y la tira hacia un escritorio que había ahí.

Allí le saca la camisa y el sostén, donde sacó su lengua y se la pasó por los senos. Se dedicó largo tiempo mientras escuchaba los gemidos de ella.

Ya no aguantaba más, además, estaban todos los empleados en la empresa esperando para ver cómo terminó todo.

Así que baja su mano, verifica que esté preparada y procede a sacarse el cinturón. Saca su miembro y, protegiéndose, se introduce de una potente embestida en ella.

-Ahhh, Armando! Te amo!- dijo mientras era embestida por su marido- mmmm, que rico mi vida! Sigue así!

-Sí mi amor, esto es rico...muy rico...te amo!!-

Luego de unos largos minutos donde se besaban apasionadamente por distintas partes, llega él primero al orgasmo, donde luego le sigue ella.

Estaban tratando de acompasar sus respiraciones cuando escucharon un golpe en la puerta.

-Si?- dijo tratando de que no se le escuche agitado, seguía dentro de ella.

-Doctores, queríamos saber si está todo bien. Los seguimos esperando.- dijo Aura.

-Ehh, si, sí Aura María, ya vamos a afuera.- dijo para luego besar el cuello de su mujer.

-Está bien.- salió de la oficina con cara pícara, pero sabiendo que no debería de contar nada, porque si por alguna razón uno de los dos se enteraba que había contado ese chisme, se enojarían con ella y hasta la podrían despedir.

Dentro del hueco, ambos se empezaron a cambiar, entre besos pícaros.

-Mi vida, vámonos a casa y repitamos!- dijo a espaldas de ella, mientras le apretaba los senos, masajeandolos.

-Mmmm, si, Armando...-

Se quedaron un poco más en esa situación, disfrutando de las caricias de él, mientras el gozaba por verla feliz a ella.

Se arreglan un poco más y salen. Ahí todos los miran con cara pícara pero no dicen nada, excepto uno...

-Qué? La pasaron rico?- dijo pícaramente Mario.

-Calderón!- gritó Armando.

FIN