𝓒𝓪𝓹 III

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El día siguiente finalmente llegó, me desperté con los rayos de sol que traspasaban la ventana y además porque Jisung estaba despertandome con agua.

-Te tienes que bañar Lix-dijo echandome gotas de agua y golpeandome con la almohada.

-En un futuro si sigues despertandome así te mató, Jisung-advertí en broma.

-Bueno bueno, deja tus amenazas para tu vuelta-tomó mi brazo y me empujó para que me levanté- Tienes que bañarte y luego prepararte para el viaje. Tu padre quiere que salgas hoy.

-Puff, ahora también me obliga con eso-me molestaba el hecho que todo el tiempo estaba encima mío, yo ya estaba demasiado grande para esto-dije camino al baño.

-Después de todo el que quería ir a reunirse con ese Rey eras tu Lix-Ahora no te des vuelta para atrás.

-A decir verdad si estaba nervioso por toda la situación que quería ir rápido a resolver el problema-dije mientras bostezaba para tirar mi pijama al suelo y entrar a la tina.

Jisung siempre se encargaba de bañarme, ponía el agua tibia y enjuagaba mi largo cabello rubio con tónicos naturales.

-mmm, tan sólo es por tu gente o hay algo detrás-Acaso no queras casarte con ese rey eh, no sabía que te gustaban los malos, Felix-bromeó.

-Pero que dicess, estás loco, encima seguramente es un viejo canoso con barba-hice cara de disgusto.

-Tienes razón, Ajaja.

Cuando Jisung termino de bañarme, llegó el momento de organizar mi mochila viajera.

Esta era una mochila de cuero marrón, bastante grande para poner mi ropa, algunos frutos secos y obviamente semillas para Oliver, carne deshidratada y mucha pero mucha agua, además llevaba otras cosas, solo lo necesario para hacer fuego, una olla, cubiertos, etc.

Luego de ordenar todo llegó el momento de alistarme, utilizaría unos pantalones de tela marrones con una camisa azulada, unas botas morrones también y finalmente mi capa confeccionada por mí, esta era marrón también solo que en la capucha tenía una especie de hueco para que entre Oliver, obviamente iba a venir conmigo.

Ya sé que el rey dijo que tendría que ir solo, pero vamos, era un pequeño pájaro, lo llevaría para no sentirme solitario.

Por último me faltaba lo más importante, mi arco con flechas. Por si no sabían, a la realeza mayormente hombres, les obligan a practicar lucha, pero yo fui una excepción ya que se me daba más la arquería que la lucha y no quiero sonar fanfarrón pero esta se me da tan bien, que incluso en todo el reino yo era el mejor.

Al fin había terminado de alistarme, Jisung me esperaba afuera de la habitación para al fin poder ir con mi padre y despedirme.

Mire hacía el horizonte y pude notar cómo ya estaba ocultándose el sol.

-Felix-llamó Sungie-Tu padre, con tus hermanas y el resto del consejo, guardias y el sacerdote están detrás de esa puerta-No puedo pasar allí Lix, por eso te deseo suerte y prométeme que volverás con vida.

-No sé si puedo prometerte eso Sungie, pero haré todo lo posible para hacerlo.

-Me lo prometes por el meñique-dijo tiernamente alzando su mano.

-Por el meñique-finalicé tomando mi dedo con el de él, para luego darnos un gran abrazó.

Mire por última vez a Jisung y salí por esa puerta y como había dicho él, allí estabam todos.

-Llegó el momento, Felix-habló mi padre en cuánto me vio.

-Si, el gran momento llegó.

Me acerqué primeramente al sacerdote para que me de la bendición de protección, luego a mis hermanas pequeñas.

-No queremos que te vayas-dijo Olivia llorando.

-Queremos que te quedes - siguió Rachel.

-Tranquilas, volveré antes de lo esperado-pronuncié mientras las abrazaba.

-Lo prometes-dijeron al mismo tiempo.

-Lo prometo-eran tan solo unas niñas, se que no podía dar muchas vueltas para explicarles la realidad de si volvería o no.

Por último quedaba despedirme de mi padre.

Me acerqué a él para estrecharle la mano pero él en cambio extendío sus brazos dandome a entender que le de un abrazó.
Obviamente lo acepté y me acurruque en su pecho para que él luego me susurrara unas palabras.

-Se que lo lograras, hijo, se que eres valiente, que los dioses te acompañen.

Nos quedamos un minuto abrazados para luego despegarme de él y volver a mi meta.

Retomé mi camino yendo para el bosque de luces encantadas mirandolos por última vez a mi padre y hermanas. Ya no había vuelta atrás, yo mismo me metí a esta misión y la debía de cumplir.

Atravesé todo el reino por primera vez, este estaba totalmente demacrado por la crisis que mando ese rey "malvado", caminé y caminé hasta llegar al final del reino y mirar la dura realidad, había llegado al bosque, ese bosque al cual sólo entraban valientes guerreros para que solo algunos de ellos volvieran, por que el resto de la gente, tanto comerciantes, viajeros o ciudadanos rodeaban el bosque para no entrar.

Pero las indicaciones del rey fueron claras, yo debía adentrarme a este para poder llegar a mi destino.

Aseguré mi arco en la mano y escondí a Oliver un poco más en mi hombro, para al fin y al cabo poner un pie dentro de la enorme arboleda.





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𝓔𝓵 𝓻𝓮𝔂 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓽𝓲𝓷𝓲𝓮𝓫𝓵𝓪𝓼-ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora