𝓔𝓵 𝓻𝓮𝔂 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓽𝓲𝓷𝓲𝓮𝓫𝓵𝓪𝓼-ᴴʸᵘⁿˡⁱˣ

𝓒𝓪𝓹 VII

Toda el agua había ingresado a mis pulmones resistí todo lo que pude pero ya no tenía las suficientes fuerzas.

Estaba seguro que esas cosas me arrastrarian hasta el fondo del estanque, pero gracias a los dioses, Tom estaba ahí para salvarme.

Apenas logró tomarme, me sacó rápidamente a la superficie para empezar a hacer respiración boca a boca, esto ayudaba a poder expulsar el agua en mí interior y vaya que funcionó por que le escupi todo el líquido en la cara.

-Felix, te encuentras bien?-preguntó con sus ojos bien abiertos mirándome.

-Si-dije antes de toser el poco de agua que quedaba-gracias.

-Perdóname por haberte besado, no sabía que más hacer lo siento, lo siento- tragó grueso.

-Tranquilo, no diré nada, tu tan solo me salvaste, agradezco eso-le sonreí y él me devolvío la sonrisa.

-Que eran esas cosas?.

-Según mis conocimientos viajeros, esos son quickets, criaturas de agua dulce traviesas que atrapan todo lo que encuentran.

-Bueno, pues esos quickets casi me matan-suspiré- y ahora mi ropa esta mojada.

Decidí pararme y ir detrás de un gordo pino a cambiarme.

-No mires-le advertí, mirándolo por última vez antes de dar vuelta el pino para cambiarme detrás.

Él hizo caso y se quedo de espaldas al pino.

Una vez cambiado metí la misma ropa mojada a la mochila, pero me percaté de algo, faltaban mis flechas.

-Oye, acaso viste mis...-me quede boquiabierto.

-Rescaté las que pude, pero el restó se perdieron en el fondo de la laguna

Algunas flechas estaban partidas a la mitad y las que estaban a salvo se encontraban mojadas. Que desgracia.

-Bueno, podría haber sido peor.

-Quieres seguir o descansamos un poco.

-Sigamos unos cuántos pasos, luego paramos-le dije.

-De acuerdo- me extendío mi arco y a Oliver para que los agarrara.

Decidieron irse a la derecha como habia indicado el rey Hwang en su carta pero había algo que Felix no sabía.

Los quickets del estanque estaban todos muertos luego de que lo atacarán.

─── ⋆⁀➴⋅🜲⋆───

Retomamos caminó mientras hablábamos. Creó que entre nosotros hablábamos tanto que ya la boca me quedaba seca.

-Tu pájaro es muy inteligente, al momento que te atacaron los quickets él se quedo sobre una roca para que no lo atraparan-expresó mientras acariciaba a Oliver que se encontraba en mi hombro.

-Él es muy sabio, te diría que incluso más que los elfos-reí mientras sonreía.

-Tienes bonita sonrisa-declaró mirándome.

-Gracias podría decir?-pensé- y tu tienes lindo abdomen-dije lo primero que se me vine a la mente. Que vergüenza.

-Guau, si ese es un intento de halago tendrás que buscar uno mejor, pequitas-enunció.

-Como me dijiste- interrogué.

-pequitas, si te molesta puedo dejar de decirlo, lo siento prin...

-No tranquilo, no me molesta, es solo que nunca nadie me había dicho así.

-Siempre es buen momento para una primera vez, cierto?-fórmulo rascándose la nuca.

-Supongo que sí.

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A las horas decidimos parar y armar de vuelta como todas las noches nuestro mini campamento.

Tomamos unas frutas que tenía Tom en su mochila y nos las comimos frente a la pequeña chispeante llama del fuego.

Estaba tan concentrado viendo la llama, que no noté cuando una mano se posó sobre mi muslo derecho, era Tom.

No dije nada, pero al ver que no quitaba su mano estaba dispuesto a quitarla con mía, sin embargo al posarla sobre la suya, me quedé paralisado, esperé un rato a ver si el quitaba la suya, pero en cambio él solo entrelazo nuestras manos.

Ambos estabamos quietos, hasta que decidí mirarlo y él lo imitó.

El bosque estaba en silenció, tan solo nuestro fuego y respiraciones se escuchaban.

Estuvimos segundos, casi siglos mirándonos, ya era tiempo de desviar mi mirada, y cuando intenté hacerlo, él había posado sus labios sobre los míos.

Abrí lo más que pude mis ojos, estaba sin habla. Me quede durísimo en dónde me encontraba pero luego Tom empezó a introducir su lengua en mi boca.

De a poco empezamos a besarnos un poco más, yo habia dejado que entre a mi cavidad bucal, formando así un largo besó, este era mi primer besó.

La cosa empezó a ir más lejos pero al volver a abrir mis ojos no creía lo que estaba viendo.

Un tipo de duende color violeta estaba frente a mí, tomando mis flechas mientras que otros estaban comiéndose las frutas.

-Tom...-susurré lo más bajo posible para no espantar a las criaturas-mira lentamente atrás tuyo.

Y por dicha orden, él hizo todo lo dicho.

-Son escarlingos, criaturas mágicas que tienen la costumbre de robar cosas, lo digo por experiencia-enunció en voz baja.

Me seguía impresionando como sabía toda aquella información, parecía como si hubiera habitado en este bosque sabiendo todos sus secretos.

-Qué haremos.

-Lentamente me acercaré a ellos y les robare las flechas.

Dicho esto Tom con lentos pasos se acercó a los cuatro bichos.

-Oye amiguito, que es eso que sostienes en tu mano-dijo extendiendo su mano hacía el escarlingo.

Estaba logrando que el escarlingo le entregará las flechas, pero desgraciadamente Oliver silbó porqué tenía hambre. Maldita sea.

-Siguelos-gritó Tom cuando inmediatamente los escarlingos corrieron hacia diferentes lados-corre al que tiene las flechas.

Tomé a Oliver en mi mano y corrí lo mas que pude siguiendo a ese ser violeta.
Derepente el ladrón tiro un par de flechas al otro bicho violeta.

Que mania tienen estas criaturas con mis flechas.

-Corre a ese-señalo- yo voy por el otro.

Y como dijo seguí al escarlingo, mis piernas no daban más, miré atrás y ya no se veía el campamento, me estaba alejando demasiado.

Al volver a mirar al frente choqué con árbol y perdí de vista al escarlingo.

Me quede en shock en el húmedo suelo con hojas secas.

Estuve ahí un rato tratando de volver a la realidad, hasta que escuché la voz de Tom hablándome en mi subconsciente, pero yo lo unico que sentía era un inmenso sueño.

-Oye pequitas, te encuentras bien-gritó corriendo para dónde estaba-mierda-fue lo último que escuché salir de su boca.

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