Aquí íbamos de nuevo, lo menos que deseaba era entrar en alguna contienda, por algo que ya estaba más que aclarado.
—La verdad es que no hay nada que hablar sobre ello. — puntualicé.
—¿Porqué lo haces tan complicado April? —cuestionó mirándome fijamente. Abrí la boca para volver a la explicación, pero el continúo. —Sí de todas formas vas a cambiar de auto no entiendo porqué te aferras a esa negativa.
—Porque puedo comprar mi propio auto. —sentencié frotando mis manos y su mirada detallando el frote.
—Sé que puedes comprarte un jodido auto. Tengo claro que eres una mujer autosuficiente. No lo he puesto en duda. —dijo exasperado por el rumbo que había tomado la conversación.
—No quiero discutir por esto. —aclaré yendo hacía el lavaplatos a dejar el vaso y así ganar un poco de tiempo para serenarme.
—Y no tenemos que hacerlo, escucha April ¿Qué te parece si me quedo tu antiguo auto como pago? Siendo así lo habrás comprado tu misma si eso es lo que te preocupa. —propuso tomando asiento ahora en uno de los taburetes de la barra de la cocina.
—¿No vas a dejar de insistir verdad? —inquirí recostada en el refrigerador con mis brazos cruzados. Que irresistible lucía su determinación.
—No, no lo haré. —soltó encogiendose de hombros y sin pizca de remordimiento.
—Dime la verdad ¿Por qué haces esto? —pedí queriendo su absoluta sinceridad, después de todo merecía saberlo.
—Porque puedo y porque quiero. Esa es la verdad. —lo miré concienzuda antes de poner los ojos en blanco y exhalé fuerte.
—De acuerdo, pero lo haremos a mi modo. —le sostuve la mirada y él llevó su mano a su cabello peinándolo en un evidente gesto de frustración por perder el control de la situación. Continúo en silencio y proseguí con mi propuesta. —Voy a aceptarlo, pero con la condición de que no solo recibirás mi auto como forma de pago, eso sólo sería una parte, y no es lo justo, en cambio también estableceremos cuotas de pago para cancelar su costo real ¿Estamos de acuerdo? —Ethan, bufó por lo bajo y sacudió su cabeza, mientras me mantenía firme, esa sería la única manera de aceptar el Audi.
—Increíble, la misma proporción de belleza y testarudez. Está bien sí así lo quieres no me opondré, creo que ya es un avancé que lo hayas aceptado aún con estás absurdas condiciones. —soltó evidentemente exasperado y yo sonreí triunfante.
—Solo es una. Iré por lápiz y papel para que establezcamos las fechas de pago. —dije pasando por su lado en camino al puntero y libreta que tenía en la biblioteca. Él me detuvo tomándome del brazo y el vello se me puso de punta.
—No me presiones April, esa tontería podemos hacerla en cualquier otro momento ¿No crees que ya por hoy ha sido suficiente? —inquirió sumergiéndome en el azul turbio de ese oceano, tensando mi entrepierna y añorando su presencia dentro.
Su cercanía era tan envolvente, su aura tan imponente como erótica, la sed de él quemaba en mi garganta. Mi piel ardió bajo su tacto, mi respiración se volvió dificultosa como si el aire pesara kilogramos enteros, abrí mis labios para decir algo y él se abalanzó sobre mí.
Una de sus manos se posó en mi nuca para reafirmar y profundizar el beso mientras la otra viajó directamente a mi espalda baja atrayéndome más hacía él, entre tanto mis manos recorrieron su espalda hasta instalarse en la espesura de su cabello oscuro. Su aroma embriagaba mis sentidos y las ganas de que me arrancará la ropa y despojarlo de la suya crecían con cada movimiento de su boca apoderándose de la mía, su lengua recorría cada espacio y se batía en duelo con la mía. Mi vagina húmeda vibraba como un órgano palpitante, ansioso y deseoso de ser llenado con su prominente miembro, quién también se había hecho notar bajo las telas que lo cubrían.
Su miembro se enterraba en mi estómago pugnando por libertad, mi vagina estaba hecha un mar y nuestros ritmos cardíacos eran peligrosamente irregulares mientras sus manos se apoderaron de mi cuerpo, tocaba, pellizcaba y acariciaba como todo un experto, él parecía tener mi mapa del placer. Sus labios se posaron en el hueco de mi cuello y mis gemidos comenzaron a brotar desde lo más profundo, le deseaba tanto que causaba dolor.
—April... —dijo en medio de un suspiro. —Estoy cruzando todas las putas líneas contigo... —continúo besando y susurrando. —Aún así no voy a detenerme. —le escuchaba claramente, pero no quería pensar en nada de lo que decía porque hasta la última de mis neuronas estaba dedicada a intentar canalizar el placer tan intenso que este hombre me daba con el mero roce de sus labios.
El eco del sonido de su teléfono se hizo presente entre ambos y me exalté un poco alejándome, pero él ignorándolo deliberadamente volvió a atraerme hacía si.
—Oye puede ser... importante. —enfaticé en medio de un beso.
—No existe nada más importante justo ahora que nosotros. —sentenció y juro que mi excitación se elevó aun más.
Volvió a sonar y me separé sin darle brecha a tomarme de nuevo. Él bufó por lo bajó y lo sacó de su bolsillo echando un vistazo al mismo. Me dedicó una mirada aburrida y acto seguido tomó la llamada.
—Eugene. —soltó tosco sin quitarme la mirada, tomé un poco de agua intentando refrescar mi cuerpo y pensamientos. Su postura cambio. —De acuerdo, me encargaré de ello. —colgó sin más. Se volvió notablemente tenso e incómodo. No le había gustado en lo absoluto lo que había escuchado.
Hurgo dentro de sus bolsillos, sacó las llaves del Audi y el iPhone dejando todo sobre la encimera. Abrí mis labios para decir algo, pero él lo hizo primero.
—Sé que el acuerdo fue sólo por el auto, pero recibirás él iPhone como regalo por la compra. No aceptaré ningún tipo de queja ni negativa. Fue suficiente por un día. —dijo firme y no me atreví a contradecirle porque su mirada se había vuelto tan gélida y oscura que sólo pude desear la calidez de hace unos momentos. —Ya debo irme. —anunció causándome desilusión.
—Bien... te agradezco la visita y todo realmente... —me aclaré la garganta y me moví para ofrecerle su abrigo.
—Deja de agradecer. ¿Sabes? hace mucho que no me sentía tan a gusto durante una cena. —confesó acariciando mi mejilla y volví a las nubes.
—Siempre que desees eres bienvenido. —dije sincera mientras se acercaba despacio a mi para posar una vez más sus labios en los míos, dándome un seductor beso de despedida.
—Entonces volveré mañana. —anunció expandiendo mi corazón. —Descansa April.
—Buenas noches, Ethan.
Fue una noche estupenda, no congraciaba mucho con el tema del auto y el teléfono, pero ya todo eso me daba igual. Seguíamos deseándonos con locura y por poco acabábamos teniendo sexo en la estancia. Luego de que se marchase comprobé que todo estuviese bien con Nate y así era; dormía profundamente.
Decidí darme una ducha relajante con una copa de vino y música para bajar mis altas temperaturas, pero terminé más deseosa de ser poseída por ese semental. Con Gorilla de Bruno Mars llenando mis oídos mi acaloramiento me aturdió y aunque, la noche fue perfecta, me di cuenta que lo que deseé durante toda la cena fue que Ethan me diera un orgasmo, así que no dude ni un segundo dentro de la bañera en auto complacerme y dejarme llevar por mi imaginación e instintos.

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TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)
RomanceSumérgete en esta emocionante historia que te atrapará desde el primer capítulo con su intenso contenido lleno de romance, erotismo, secretos, inseguridades y mucha pasión. Acompaña a Ethan y April en la travesía que les espera para poder estar junt...